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Los suspiros de Haruhi Suzumiya: Prólogo

Haruhi parecería ser el tipo de persona que no tendría ningún tipo preocupación sobre nada. Pero sí que tiene. La única cosa que le preocupa se podría resumir con las siguientes palabras, “el mundo es demasiado aburrido.”
Para ella, las “cosas no-aburridas” son cualquier clase de fenómeno paranormal, lo que significa que a menudo piensa en cosas como “¿cómo es posible que todavía no se haya aparecido ni un miserable espíritu ante mi?”.
Y donde dice “espíritu” podéis intercambiarlo libremente por “alíen”, “viajero del tiempo”, o “persona con poderes paranormales”. Sin embargo, todo el mundo sabe que estas cosas solo aparecen en las novelas de ciencia ficción.
Simplemente no existen en la realidad. Lo que significa que, mientras Haruhi viva en este mundo, seguirá preocupada por este hecho. No obstante, sucesos recientes en mi vida han provocado que me sea difícil seguir teniendo plena confianza en estas afirmaciones. Yo también estoy preocupado. Pero porque he conocido a una alíen, a una viajera del tiempo y a una persona con poderes paranormales.
“Presta atención, tengo que decirte algo muy importante.”
“¿Cómo dices?”
“¿No has deseado siempre que existiesen los aliens o los viajeros del tiempo o la gente con poderes?”
“Sí, claro. ¿Por qué?”
“En otras palabras, el propósito de nuestra Brigada SOS es el de encontrarlos. ¿Verdad?”
“Pero no solo hay que encontrarlos, también quiero divertirme con ellos. Encontrarlos no sería suficiente, quiero participar en la obra, no ser sólo parte del publico.”
“Pues yo prefiero verlo desde la grada... en fin, es igual. ¿Pero no te has planteado nunca que esos aliens, viajeros del tiempo y gente con poderes podrían estar sorprendentemente cerca de ti?”
“¿Ah? ¿A que te refieres? ¡No me digas que te refieres a Yuki, Mikuru-chan o Itsuki! Si fuera uno de ellos, entonces no seria una gran ‘sorpresa’.”
“Um... en verdad lo que quería decirte es que se trata de los tres a la vez.”
“¿Pero tú eres idiota? No puede ser tan fácil.”
“Bueno, bajo circunstancias normales, te daría la razón.”
“Entonces dime, ¿quién es el alíen?”
“Seguro que te encantará oírlo. Yuki Nagato es el alíen. Hmmm, ¿Cómo te lo diría? Creo que era de la Entidad Integrada de algo... o la Entidad de no sé qué Información... algo así. Básicamente, que fue enviada aquí por aliens que le dieron un cuerpo humano.”
“Hmm, ¿entonces que hay de Mikuru-chan?”
“Asahina-san es fácil de explicar: Ella es una viajera del tiempo. Vino del futuro a través del tiempo, así que no puede ser otra cosa que una viajera del tiempo.”
“¿Entonces de que año viene desde el futuro?”
“No lo sé, ella no me lo dijo.”
“Oh, ya veo.”
“¿En serio?”
“¿Entonces eso significa que Koizumi-kun tiene poderes psíquicos? ¿No es lo que ibas a decirme ahora?”
“Exactamente.”
“Ahh.”
Haruhi frunció sus cejas mientras hablaba, luego cogió aire profundamente, y grito:
Para ella, las “cosas no-aburridas” son cualquier clase de fenómeno paranormal, lo que significa que a menudo piensa en cosas como “¿cómo es posible que todavía no se haya aparecido ni un miserable espíritu ante mi?”.
Y donde dice “espíritu” podéis intercambiarlo libremente por “alíen”, “viajero del tiempo”, o “persona con poderes paranormales”. Sin embargo, todo el mundo sabe que estas cosas solo aparecen en las novelas de ciencia ficción.
Simplemente no existen en la realidad. Lo que significa que, mientras Haruhi viva en este mundo, seguirá preocupada por este hecho. No obstante, sucesos recientes en mi vida han provocado que me sea difícil seguir teniendo plena confianza en estas afirmaciones. Yo también estoy preocupado. Pero porque he conocido a una alíen, a una viajera del tiempo y a una persona con poderes paranormales.
“Presta atención, tengo que decirte algo muy importante.”
“¿Cómo dices?”
“¿No has deseado siempre que existiesen los aliens o los viajeros del tiempo o la gente con poderes?”
“Sí, claro. ¿Por qué?”
“En otras palabras, el propósito de nuestra Brigada SOS es el de encontrarlos. ¿Verdad?”
“Pero no solo hay que encontrarlos, también quiero divertirme con ellos. Encontrarlos no sería suficiente, quiero participar en la obra, no ser sólo parte del publico.”
“Pues yo prefiero verlo desde la grada... en fin, es igual. ¿Pero no te has planteado nunca que esos aliens, viajeros del tiempo y gente con poderes podrían estar sorprendentemente cerca de ti?”
“¿Ah? ¿A que te refieres? ¡No me digas que te refieres a Yuki, Mikuru-chan o Itsuki! Si fuera uno de ellos, entonces no seria una gran ‘sorpresa’.”
“Um... en verdad lo que quería decirte es que se trata de los tres a la vez.”
“¿Pero tú eres idiota? No puede ser tan fácil.”
“Bueno, bajo circunstancias normales, te daría la razón.”
“Entonces dime, ¿quién es el alíen?”
“Seguro que te encantará oírlo. Yuki Nagato es el alíen. Hmmm, ¿Cómo te lo diría? Creo que era de la Entidad Integrada de algo... o la Entidad de no sé qué Información... algo así. Básicamente, que fue enviada aquí por aliens que le dieron un cuerpo humano.”
“Hmm, ¿entonces que hay de Mikuru-chan?”
“Asahina-san es fácil de explicar: Ella es una viajera del tiempo. Vino del futuro a través del tiempo, así que no puede ser otra cosa que una viajera del tiempo.”
“¿Entonces de que año viene desde el futuro?”
“No lo sé, ella no me lo dijo.”
“Oh, ya veo.”
“¿En serio?”
“¿Entonces eso significa que Koizumi-kun tiene poderes psíquicos? ¿No es lo que ibas a decirme ahora?”
“Exactamente.”
“Ahh.”
Haruhi frunció sus cejas mientras hablaba, luego cogió aire profundamente, y grito:
“¡NO ME TOMES POR IMBECIL!”
Tal como acabáis de ver, Haruhi descartó completamente todo lo que le dije después de haberme tomado la molestia de contarle la verdad. Supongo que era inevitable. De echo, a mi todavía me cuesta creer que sean realmente una pseudo-alien, una viajera del tiempo y un tío con poderes raros, incluso después de que me mostraran pruebas irrefutables. Hacer que Haruhi se creyese eso sin haber visto lo mismo que yo, era algo bastante improbable.
¿Pero que otra cosa podía decir? Le he contado a ella toda la verdad. Aunque cueste creerlo, tengo por habito decir la verdad cuando no gano nada por mentir.
Pero de hecho no es culpa de Haruhi. Si una persona amable me viniese y me contara “Esta persona que conoces es en realidad algo increíble...”
Seguramente yo también perdería los nervios y empezaría a gritarle. Si algún tipo me dijera esta clase de cosas con la cara toda seria, pensaría que igual a cogido alguna enfermedad mental o que le han aturdido el cerebro con ondas sónicas. Entonces sentiría lastima por él. Y no creo que volviese a hablarle nunca más.
Hmm, precisamente, ¿no soy yo “ese tipo”?
“Kyon, límpiate bien las orejeas y escúchame atentamente.”
Haruhi me miro fijamente con los ojos encendidos.
“No importa si se trata de un alíen, un viajero del tiempo o una persona con poderes paranormales. ¡Ellos no van a aparecer por casualidad justo delante de nuestras narices tan fácilmente! ¡No te imaginas lo preciados que son! ¡Si encontramos alguno, tenemos que agarrarle del pescuezo y atarlo bien para que no se nos escape! ¡No hay ninguna posibilidad de que los miembros de la Brigada SOS que recluté aleatoriamente sean individuos tan especiales!”
Eso en realidad tiene mucho sentido. Pero a diferencia de mi, los otros tres en verdad han sido bendecidos con características sobrenaturales. Yo soy el único humano normal que ha seguido el curso natural de la evolución. Y a propósito, acabas de de admitir que los fuiste reclutando al azar.
Pero, ¿Cómo es que esta atontada sólo tiene sentido común cuando se trata de asuntos extraños? Si simplemente quisiera creerme, todo se volvería mucho más simple. O como mínimo, esta curiosa Brigada SOS podría finalmente disolverse, ya que fue creada con el único propósito de encontrar aliens y otras cosas misteriosas. Y una vez encontrados, no tendría ningún sentido continuar con el club. Entonces ella podría dedicarse a jugar con sus criaturas sobrenaturales como le diera la gana. Y yo solamente vendría a verlos muy de vez en cuando. Me conformaría con representar el rol de asistente del típico concurso de la tele; me quedaría al lado del presentador y me reiría de vez en cuando sin ningún motivo. Ya que justo ahora, me siento más como un animal de circo en un show de animales curiosos.
Por otro lado, si Haruhi tuviera la más mínima idea de lo que está ocurriendo a su alrededor, no me imagino como seria el mundo entonces.
Ah sí. Tendría que haberos dicho desde el principio que sólo dos personas participaron en esta conversación. Sucedió durante el segundo “reconocimiento de la Brigada SOS por la ciudad (nombre temporal)”, cuando me encontré con Haruhi en la cafetería de la estación. No tenia ninguna duda de que Haruhi pagaría la cuenta. Le conté todo esto de forma natural mientras iba sorbiendo de mi café. Pero Haruhi no me tomó en serio, supongo que era de esperar.
Cualquiera que se creyese esta historia tendría que hacérselo mirar.
Y tampoco entré mucho en detalles, solo le di una visión general. Contar demasiados detalles solo provocaría aun más sospechas. Ya que todo esto viene del tío que fue llevado al apartamento de Nagato para sufrir un enrollado e incomprensible relato de proporciones galácticas. Sé de lo que estoy hablando.
“No quiero volver a escuchar nunca una broma tan lamentable como esta.”
Haruhi se trago todo lo que quedaba de su zumo de frutas verdoso-amarillento y dijo:
“¡Vamos ya! ¡Hoy no podemos separarnos en dos grupos, así que vamos a caminar por ahí! Ah sí, se me ha olvidado el monedero en casa. Aquí está la cuenta.”
Mientras miraba la cuenta de ocho-cientos treinta yenes, pensado en como protestar por semejante atrocidad, Haruhi cogió mi café y se lo acabó. Eso me dejo con la impresión de que no iba a aceptar mis protestas. Luego salió del café y se quedó plantada delante de las puertas automáticas con los brazos cruzados.
Eso pasó hace medio año. Ahora que pienso en ello, tengo la sensación de haber experimentado un montón de extraños fenómenos durante estos seis meses. El nombre oficial de la Brigada SOS sigue siendo “Para salvar al mundo con una sobredosis de diversión la brigada de Suzumiya Haruhi”, y sigue dándome escalofríos. No tengo ni idea de donde o cuando esta brigada ha inundado al mundo de diversión. Creo que solo Haruhi sabrá que emociones se supone ha traído. Además, el motivo de la existencia del club sigue siendo un misterio. El objetivo inicial era el de jugar con aliens, secuestrar viajeros del tiempo y luchar contra personas con poderes paranormales. Sin embargo desde la perspectiva de Haruhi, todavía no se han alcanzado estos objetivos.
Eso es porque Haruhi cree que no se ha encontrado todavía con ningún alíen, viajero del tiempo o persona con poderes. Y no puedo hacer nada para que cambie de parecer. Ya le he explicado las verdaderas identidades de los otros tres miembros, pero simplemente no quiere creerme. Así que esto ya no es responsabilidad mía, ¿de acuerdo?
Y como la Brigada SOS todavía no ha alcanzado sus objetivos, en consecuencia, todavía no ha perdido su propósito y por tanto aún no ha sido felizmente disuelta. Por eso, actualmente, esta organización sigue existiendo sin ser reconocida oficialmente por la escuela en un rincón de la vieja chabola.
Por supuesto, los cinco miembros, incluido yo, siguen prefiriendo pasar el rato en el cuarto del club de literatura cada día. El consejo estudiantil, tras diversas reuniones y diferentes niveles de análisis, parece que han optado por ignorarnos. No han aprobado la solicitud para la formación de nuestro club, pero tampoco nos han dicho nada referente a nuestra ocupación ilegal del club de literatura. Posiblemente sea debido a que su único miembro, Yuki Nagato, no se ha quejado de eso en ningún momento. Aunque, yo personalmente creo que el consejo estudiantil simplemente no quiere verse metido en ninguna refriega con Haruhi, así que al final han decidido fingir ignorancia.
Un estudiante normal de instituto que accidentalmente activó una bomba de relojería y que ahora se encuentra corriendo en círculos como un idiota mientras sigue presionando el disparador. Esa seria mi situación actual. Y esa bomba llamada “Haruhi Suzumiya” ni tan solo tiene una cuenta atrás para saber cuanto tiempo falta para que explote. Tampoco sabemos cuantos daños causará cuando explote, que hay en su interior o si es realmente una bomba.
Tal vez sea solo un montón de chatarra que alguien dijo que era una bomba. Tampoco podemos estar seguros de eso.
No veo por ningún lado el contenedor de basura para materiales peligrosos, lo cual significa que este peligroso dispositivo que yo mismo activé y que está esencialmente recubierto de adecivo sigue pegado fuertemente a mi mano.
En serio, ¿como me las arreglo para salir de esta?
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¿Pero que otra cosa podía decir? Le he contado a ella toda la verdad. Aunque cueste creerlo, tengo por habito decir la verdad cuando no gano nada por mentir.
Pero de hecho no es culpa de Haruhi. Si una persona amable me viniese y me contara “Esta persona que conoces es en realidad algo increíble...”
Seguramente yo también perdería los nervios y empezaría a gritarle. Si algún tipo me dijera esta clase de cosas con la cara toda seria, pensaría que igual a cogido alguna enfermedad mental o que le han aturdido el cerebro con ondas sónicas. Entonces sentiría lastima por él. Y no creo que volviese a hablarle nunca más.
Hmm, precisamente, ¿no soy yo “ese tipo”?
“Kyon, límpiate bien las orejeas y escúchame atentamente.”
Haruhi me miro fijamente con los ojos encendidos.
“No importa si se trata de un alíen, un viajero del tiempo o una persona con poderes paranormales. ¡Ellos no van a aparecer por casualidad justo delante de nuestras narices tan fácilmente! ¡No te imaginas lo preciados que son! ¡Si encontramos alguno, tenemos que agarrarle del pescuezo y atarlo bien para que no se nos escape! ¡No hay ninguna posibilidad de que los miembros de la Brigada SOS que recluté aleatoriamente sean individuos tan especiales!”
Eso en realidad tiene mucho sentido. Pero a diferencia de mi, los otros tres en verdad han sido bendecidos con características sobrenaturales. Yo soy el único humano normal que ha seguido el curso natural de la evolución. Y a propósito, acabas de de admitir que los fuiste reclutando al azar.
Pero, ¿Cómo es que esta atontada sólo tiene sentido común cuando se trata de asuntos extraños? Si simplemente quisiera creerme, todo se volvería mucho más simple. O como mínimo, esta curiosa Brigada SOS podría finalmente disolverse, ya que fue creada con el único propósito de encontrar aliens y otras cosas misteriosas. Y una vez encontrados, no tendría ningún sentido continuar con el club. Entonces ella podría dedicarse a jugar con sus criaturas sobrenaturales como le diera la gana. Y yo solamente vendría a verlos muy de vez en cuando. Me conformaría con representar el rol de asistente del típico concurso de la tele; me quedaría al lado del presentador y me reiría de vez en cuando sin ningún motivo. Ya que justo ahora, me siento más como un animal de circo en un show de animales curiosos.
Por otro lado, si Haruhi tuviera la más mínima idea de lo que está ocurriendo a su alrededor, no me imagino como seria el mundo entonces.
Ah sí. Tendría que haberos dicho desde el principio que sólo dos personas participaron en esta conversación. Sucedió durante el segundo “reconocimiento de la Brigada SOS por la ciudad (nombre temporal)”, cuando me encontré con Haruhi en la cafetería de la estación. No tenia ninguna duda de que Haruhi pagaría la cuenta. Le conté todo esto de forma natural mientras iba sorbiendo de mi café. Pero Haruhi no me tomó en serio, supongo que era de esperar.
Cualquiera que se creyese esta historia tendría que hacérselo mirar.
Y tampoco entré mucho en detalles, solo le di una visión general. Contar demasiados detalles solo provocaría aun más sospechas. Ya que todo esto viene del tío que fue llevado al apartamento de Nagato para sufrir un enrollado e incomprensible relato de proporciones galácticas. Sé de lo que estoy hablando.
“No quiero volver a escuchar nunca una broma tan lamentable como esta.”
Haruhi se trago todo lo que quedaba de su zumo de frutas verdoso-amarillento y dijo:
“¡Vamos ya! ¡Hoy no podemos separarnos en dos grupos, así que vamos a caminar por ahí! Ah sí, se me ha olvidado el monedero en casa. Aquí está la cuenta.”
Mientras miraba la cuenta de ocho-cientos treinta yenes, pensado en como protestar por semejante atrocidad, Haruhi cogió mi café y se lo acabó. Eso me dejo con la impresión de que no iba a aceptar mis protestas. Luego salió del café y se quedó plantada delante de las puertas automáticas con los brazos cruzados.
Eso pasó hace medio año. Ahora que pienso en ello, tengo la sensación de haber experimentado un montón de extraños fenómenos durante estos seis meses. El nombre oficial de la Brigada SOS sigue siendo “Para salvar al mundo con una sobredosis de diversión la brigada de Suzumiya Haruhi”, y sigue dándome escalofríos. No tengo ni idea de donde o cuando esta brigada ha inundado al mundo de diversión. Creo que solo Haruhi sabrá que emociones se supone ha traído. Además, el motivo de la existencia del club sigue siendo un misterio. El objetivo inicial era el de jugar con aliens, secuestrar viajeros del tiempo y luchar contra personas con poderes paranormales. Sin embargo desde la perspectiva de Haruhi, todavía no se han alcanzado estos objetivos.
Eso es porque Haruhi cree que no se ha encontrado todavía con ningún alíen, viajero del tiempo o persona con poderes. Y no puedo hacer nada para que cambie de parecer. Ya le he explicado las verdaderas identidades de los otros tres miembros, pero simplemente no quiere creerme. Así que esto ya no es responsabilidad mía, ¿de acuerdo?
Y como la Brigada SOS todavía no ha alcanzado sus objetivos, en consecuencia, todavía no ha perdido su propósito y por tanto aún no ha sido felizmente disuelta. Por eso, actualmente, esta organización sigue existiendo sin ser reconocida oficialmente por la escuela en un rincón de la vieja chabola.
Por supuesto, los cinco miembros, incluido yo, siguen prefiriendo pasar el rato en el cuarto del club de literatura cada día. El consejo estudiantil, tras diversas reuniones y diferentes niveles de análisis, parece que han optado por ignorarnos. No han aprobado la solicitud para la formación de nuestro club, pero tampoco nos han dicho nada referente a nuestra ocupación ilegal del club de literatura. Posiblemente sea debido a que su único miembro, Yuki Nagato, no se ha quejado de eso en ningún momento. Aunque, yo personalmente creo que el consejo estudiantil simplemente no quiere verse metido en ninguna refriega con Haruhi, así que al final han decidido fingir ignorancia.
Un estudiante normal de instituto que accidentalmente activó una bomba de relojería y que ahora se encuentra corriendo en círculos como un idiota mientras sigue presionando el disparador. Esa seria mi situación actual. Y esa bomba llamada “Haruhi Suzumiya” ni tan solo tiene una cuenta atrás para saber cuanto tiempo falta para que explote. Tampoco sabemos cuantos daños causará cuando explote, que hay en su interior o si es realmente una bomba.
Tal vez sea solo un montón de chatarra que alguien dijo que era una bomba. Tampoco podemos estar seguros de eso.
No veo por ningún lado el contenedor de basura para materiales peligrosos, lo cual significa que este peligroso dispositivo que yo mismo activé y que está esencialmente recubierto de adecivo sigue pegado fuertemente a mi mano.
En serio, ¿como me las arreglo para salir de esta?
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Los suspiros de Haruhi Suzumiya
El aburrimiento de Haruhi Suzumiya: Prólogo
Por mucho que me gustaría decir que el club fue creado a partir de la melancolía de Haruhi Suzumiya, creo que mi propia melancolía sería una descripción mucho más acertada. La Brigada SOS fue establecida a principios de primavera mientras que todo el asunto de la película sucedió en otoño. El proyecto provocó que yo no dejara de suspirar sin descanso, pero a penas si desconcertó en algo a Haruhi.
Medio año ha transcurrido entre los dos eventos. Por supuesto, en ese periodo, que incluía el verano, Haruhi no podía (y así fue) dejar el tiempo pasar sin hacer nada. No fue ninguna sorpresa que nos encontráramos con tantos ilógicos y absurdos incidentes. Ni siquiera sé si algunos de esos fueron realmente incidentes o simples accidentes. Dejémoslo en que nos metíamos en todos los problemas en contra de nuestros deseos.
No importa lo que digas, las estaciones vienen y van. Mientras la temperatura media subía, no paraban de surgir inconcebibles ideas de la mente de Haruhi, igual que todos esos montones de insectos que aparecían de la nada. No supondría ningún problema si mantuviera todas esas ideas dentro de su cabeza, pero no, todas esas ideas acababan dando lugar a una variedad de escalofriantes situaciones en donde todo el grupo se encuentra forzado a resolverla apropiadamente. ¿A donde llevará todo esto?
No sé en que estarán pensando Itsuki, Yuki y Mikuru, pero eso era lo que me decía mi propio diagnostico. Mi mente y mi cuerpo estaban sanos, pero cada vez que algo pasaba, me sentía como una clase de pequeño y rechoncho animal que se movía con dificultades por haber comido demasiado. Y siempre se sucedía el mismo final, que consistía en mí rodando cuesta abajo por una ladera.
Entonces puede que ahora ya esté empezado a rodar de nuevo.
Haruhi tiene un hábito de lo más molesto: siempre que su mente no esta ocupada con pensamientos felices, empieza a pensar en cosas que te hacen querer reír y llorar al mismo tiempo. De todos modos, ella no es capaz de estarse sentada sin hacer nada. Simplemente es esta clase de persona.
Siempre que esté sin hacer nada se dedicará a encontrar algo que hacer. Ese algo usualmente resulta ser algo absurdo. Desde mi experiencia personal, siempre que Haruhi dice algo, el resto de nosotros seremos incapaz de disfrutar de nuestros pacíficos días. Puede que los antiguos buenos tiempos nunca regresen. Qué persona más problemática.
No importa si el resultado acaba siendo bueno o malo siempre que su vida no sea aburrida. Esa es nuestra Haruhi Suzumiya.
Como esta es una rara ocasión, déjame que comparta contigo cómo nuestra Brigada SOS combatió el ‘aburrimiento’ durante este medio año en donde nuestra melancolía se convirtió en frustración. Y sobre lo de por qué digo que esta en una ‘rara ocasión’, en verdad no lo sé. Simplemente pienso en que no hará ningún daño el que comparta estas historias. Y en todo caso, en realidad pienso que así al menos alguna otra persona podrá ‘compartir’ mis indescriptibles sensaciones.
Sí... Vamos a empezar con ese absurdo torneo de béisbol.
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Medio año ha transcurrido entre los dos eventos. Por supuesto, en ese periodo, que incluía el verano, Haruhi no podía (y así fue) dejar el tiempo pasar sin hacer nada. No fue ninguna sorpresa que nos encontráramos con tantos ilógicos y absurdos incidentes. Ni siquiera sé si algunos de esos fueron realmente incidentes o simples accidentes. Dejémoslo en que nos metíamos en todos los problemas en contra de nuestros deseos.
No importa lo que digas, las estaciones vienen y van. Mientras la temperatura media subía, no paraban de surgir inconcebibles ideas de la mente de Haruhi, igual que todos esos montones de insectos que aparecían de la nada. No supondría ningún problema si mantuviera todas esas ideas dentro de su cabeza, pero no, todas esas ideas acababan dando lugar a una variedad de escalofriantes situaciones en donde todo el grupo se encuentra forzado a resolverla apropiadamente. ¿A donde llevará todo esto?
No sé en que estarán pensando Itsuki, Yuki y Mikuru, pero eso era lo que me decía mi propio diagnostico. Mi mente y mi cuerpo estaban sanos, pero cada vez que algo pasaba, me sentía como una clase de pequeño y rechoncho animal que se movía con dificultades por haber comido demasiado. Y siempre se sucedía el mismo final, que consistía en mí rodando cuesta abajo por una ladera.
Entonces puede que ahora ya esté empezado a rodar de nuevo.
Haruhi tiene un hábito de lo más molesto: siempre que su mente no esta ocupada con pensamientos felices, empieza a pensar en cosas que te hacen querer reír y llorar al mismo tiempo. De todos modos, ella no es capaz de estarse sentada sin hacer nada. Simplemente es esta clase de persona.
Siempre que esté sin hacer nada se dedicará a encontrar algo que hacer. Ese algo usualmente resulta ser algo absurdo. Desde mi experiencia personal, siempre que Haruhi dice algo, el resto de nosotros seremos incapaz de disfrutar de nuestros pacíficos días. Puede que los antiguos buenos tiempos nunca regresen. Qué persona más problemática.
No importa si el resultado acaba siendo bueno o malo siempre que su vida no sea aburrida. Esa es nuestra Haruhi Suzumiya.
Como esta es una rara ocasión, déjame que comparta contigo cómo nuestra Brigada SOS combatió el ‘aburrimiento’ durante este medio año en donde nuestra melancolía se convirtió en frustración. Y sobre lo de por qué digo que esta en una ‘rara ocasión’, en verdad no lo sé. Simplemente pienso en que no hará ningún daño el que comparta estas historias. Y en todo caso, en realidad pienso que así al menos alguna otra persona podrá ‘compartir’ mis indescriptibles sensaciones.
Sí... Vamos a empezar con ese absurdo torneo de béisbol.
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El aburrimiento de Haruhi Suzumiya
Prólogo

¿Cuándo dejé de creer en Santa Claus? A decir verdad, preguntas tontas como ésa no tienen sentido para mí. Sin embargo, si me preguntan cuándo dejé de creer que el abuelo disfrazado con el traje rojo era Santa, entonces podría decir con seguridad que nunca, jamás creí en él.
Yo sabía que el Santa Claus que se aparecía en la fiesta de Navidad de mi jardín infantil era un fraude y, ahora que lo pienso, todos mis compañeros tenían la misma mirada incrédula mientras observaban al profesor haciendo de Santa.
Aunque nunca vi a mi madre besar a Santa Claus, era lo suficientemente despierto como para sospechar de la existencia de un anciano que sólo trabajaba la víspera de Navidad. De hecho, me llevó más tiempo darme cuenta de que los aliens, los fantasmas, los monstruos y los seres con poderes paranormales de los dibujos animados tipo "los buenos contra la organización malvada", llenos de efectos especiales, no existían en la vida real.
No. Lo cierto es que, probablemente, ya me había dado cuenta, pero no quería admitirlo; en el fondo de mi corazón, realmente deseaba que, de pronto, aparecieran todos esos aliens, fantasmas, monstruos, seres con poderes paranormales y organizaciones malvadas. En comparación a mi vida normal y aburrida, el mundo que aparecía en esos programas de segunda era mucho más deseable. ¡Yo quería vivir en ese lugar!
Yo quería ser el tipo que salva a la chica secuestrada por los aliens y encerrada en una prisión con forma de taza. Quería ser el tipo que, con su valentía, inteligencia y confiable pistola láser peleaba contra villanos del futuro que trataban de cambiar la historia para su propio beneficio. ¡Quería ser alguien que pudiese hacer desaparecer a demonios y monstruos con sólo un hechizo, luchar contra mutantes o psíquicos pertenecientes a organizaciones malvadas, y verme envuelto en peleas telepáticas!
Momento, vamos con calma. Si de verdad fuese atacado por aliens o algo así, ¿cómo podría pelear contra ellos? ¡Ni siquiera tengo algún poder especial!
Uhm, qué tal esto: un día, un misterioso nuevo alumno es transferido a mi curso. En realidad es un alien o viene del futuro, y tiene habilidades telepáticas. Cuando se mete en alguna pelea contra los tipos malos, todo lo que tengo que hacer es encontrar un modo de involucrarme en su causa. Él se ocupará de pelear y yo sólo sería su servil y obediente compañero. ¡Vaya, eso está muy bien! ¡Soy genial!
Bueno, si eso no funciona, qué tal esto otro: un día, un misterioso poder surge en mi interior, algo así como una habilidad psíquica o telekinética. Luego descubro que muchas otras personas en este mundo tienen poderes similares, y entonces algún tipo de agencia paranormal me recluta. Me hago parte de su organización y protejo el mundo contra los mutantes malvados.
Lamentablemente, es sorprendente lo cruel que puede llegar a ser la realidad...
Nadie ha sido transferido a mi curso. Jamás he visto un ovni. Cuando voy a lugares supuestamente encantados, no pasa nada. Después de mirar fijamente mi lápiz por dos horas, no se ha movido ni un milímetro; y cuando apunto mi mirada a la cabeza de algún compañero de clase tampoco veo sus pensamientos.
Comencé resignarme ante la normalidad de las leyes de la física. Dejé de buscar platillos voladores y de prestarle atención a los programas de televisión sobre fenómenos, porque me convencí a mí mismo de que todo eso era imposible. Llegué hasta un punto en que sólo sentía una leve nostalgia por esas cosas.
Después de la secundaria, me separé totalmente de ese mundo de fantasía y planté los pies bien firmes en la realidad. Nada pasó en 1999 (a pesar de mis leves esperanzas). El hombre no ha vuelto a la luna ni ha ido más allá. Supongo que, así como van las cosas, voy a estar bien muerto para cuando se puedan reservar pasajes para un viaje de ida y vuelta hasta Alfa Centauro.
Con ese tipo de pensamientos poco imaginativos en la cabeza, me convertí en un alumno de preparatoria normal y despreocupado.
Hasta que conocí a Haruhi Suzumiya, claro.
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Yo sabía que el Santa Claus que se aparecía en la fiesta de Navidad de mi jardín infantil era un fraude y, ahora que lo pienso, todos mis compañeros tenían la misma mirada incrédula mientras observaban al profesor haciendo de Santa.
Aunque nunca vi a mi madre besar a Santa Claus, era lo suficientemente despierto como para sospechar de la existencia de un anciano que sólo trabajaba la víspera de Navidad. De hecho, me llevó más tiempo darme cuenta de que los aliens, los fantasmas, los monstruos y los seres con poderes paranormales de los dibujos animados tipo "los buenos contra la organización malvada", llenos de efectos especiales, no existían en la vida real.
No. Lo cierto es que, probablemente, ya me había dado cuenta, pero no quería admitirlo; en el fondo de mi corazón, realmente deseaba que, de pronto, aparecieran todos esos aliens, fantasmas, monstruos, seres con poderes paranormales y organizaciones malvadas. En comparación a mi vida normal y aburrida, el mundo que aparecía en esos programas de segunda era mucho más deseable. ¡Yo quería vivir en ese lugar!
Yo quería ser el tipo que salva a la chica secuestrada por los aliens y encerrada en una prisión con forma de taza. Quería ser el tipo que, con su valentía, inteligencia y confiable pistola láser peleaba contra villanos del futuro que trataban de cambiar la historia para su propio beneficio. ¡Quería ser alguien que pudiese hacer desaparecer a demonios y monstruos con sólo un hechizo, luchar contra mutantes o psíquicos pertenecientes a organizaciones malvadas, y verme envuelto en peleas telepáticas!
Momento, vamos con calma. Si de verdad fuese atacado por aliens o algo así, ¿cómo podría pelear contra ellos? ¡Ni siquiera tengo algún poder especial!
Uhm, qué tal esto: un día, un misterioso nuevo alumno es transferido a mi curso. En realidad es un alien o viene del futuro, y tiene habilidades telepáticas. Cuando se mete en alguna pelea contra los tipos malos, todo lo que tengo que hacer es encontrar un modo de involucrarme en su causa. Él se ocupará de pelear y yo sólo sería su servil y obediente compañero. ¡Vaya, eso está muy bien! ¡Soy genial!
Bueno, si eso no funciona, qué tal esto otro: un día, un misterioso poder surge en mi interior, algo así como una habilidad psíquica o telekinética. Luego descubro que muchas otras personas en este mundo tienen poderes similares, y entonces algún tipo de agencia paranormal me recluta. Me hago parte de su organización y protejo el mundo contra los mutantes malvados.
Lamentablemente, es sorprendente lo cruel que puede llegar a ser la realidad...
Nadie ha sido transferido a mi curso. Jamás he visto un ovni. Cuando voy a lugares supuestamente encantados, no pasa nada. Después de mirar fijamente mi lápiz por dos horas, no se ha movido ni un milímetro; y cuando apunto mi mirada a la cabeza de algún compañero de clase tampoco veo sus pensamientos.
Comencé resignarme ante la normalidad de las leyes de la física. Dejé de buscar platillos voladores y de prestarle atención a los programas de televisión sobre fenómenos, porque me convencí a mí mismo de que todo eso era imposible. Llegué hasta un punto en que sólo sentía una leve nostalgia por esas cosas.
Después de la secundaria, me separé totalmente de ese mundo de fantasía y planté los pies bien firmes en la realidad. Nada pasó en 1999 (a pesar de mis leves esperanzas). El hombre no ha vuelto a la luna ni ha ido más allá. Supongo que, así como van las cosas, voy a estar bien muerto para cuando se puedan reservar pasajes para un viaje de ida y vuelta hasta Alfa Centauro.
Con ese tipo de pensamientos poco imaginativos en la cabeza, me convertí en un alumno de preparatoria normal y despreocupado.
Hasta que conocí a Haruhi Suzumiya, claro.
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La melancolía de Haruhi Suzumiya
Capítulo 1
Antes de darme cuenta, mis días de vago se acabaron y entré a la preparatoria de mi distrito. Al principio me arrepentí de haberlo hecho, pues mi colegio estaba en la cima de una colina bastante alta. Ni siquiera en primavera se podía uno librar del calor y el sudor, por subir un camino tan empinado; estaba claro que mi plan de "ir al colegio en forma placentera" no iba a funcionar. Cada vez que me acordaba de la subidita, y de que tendría que repetirla todos los días por los próximos tres años, me sentía cansado y deprimido. Hoy me quedé dormido, quizás por eso es que caminé mucho más rápido y me cansé tanto. Me podría haber levantado diez minutos antes, pero, como todo el mundo sabe, el mejor sueño llega justo antes de la hora de levantarse. No quise malgastar esos preciosos diez minutos, así que decidí no levantarme. Supongo que voy a tener que repetir este ejercicio matutino por los próximos tres años. Pensar en ello es aún más deprimente.
Esa fue la razón para que mi cara fuese la única seria en la ceremonia de ingreso, que sólo es una pérdida de tiempo. Todo el mundo tenía cara de "comenzamos una nueva aventura", esa mirada "esperanzada, pero llena de dudas" que todo estudiante tiene cuando llega a un nuevo colegio. No era mi caso; varios compañeros de mi antiguo colegio estaban también en éste. Incluso había algunos amigos. Por eso es que no me veía tan preocupado (o emocionado) como los demás.
Los chicos vestían chaquetas, y las chicas el uniforme marinero. Vaya combinación más rara. Quizá el director, que parecía invitarnos a dormir con su discurso inaugural, tenía algún fetiche con los uniformes marineros. Mientras pensaba en estas tonterías, la estúpida ceremonia por fin terminó. Junto a mis nuevos compañeros que, quiéralo o no, tendría que ver por el resto del año, entramos a la sala de clase 1-5.
Nuestro profesor jefe, llamado Okabe, con una sonrisa que seguramente practicó durante una hora frente al espejo, se plantó frente a la clase y se presentó. Primero dijo que era profesor de educación física, y que estaba encargado del equipo de fútbol. Luego empezó a hablar acerca de cuando todavía estaba en la universidad y jugaba en el equipo de handball, e incluso ganó el campeonato, y de cómo este colegio carecía de jugadores de handball, por lo que cualquiera que entraba se haría titular enseguida. Después se largó a hablar acerca de que el handball era el deporte más interesante del mundo y tal. De repente, justo cuando pensaba que nunca se iba a detener, dijo:
"¡Y ahora vamos a presentarnos!"
Algo bastante común, así que no me sorprendí.
Uno a uno, desde la izquierda, comenzamos a presentarnos. Primero alguien levantaba la mano y luego decía su nombre, el nombre de su colegio anterior y algún otro dato, como un hobby o una comida preferida. Algunos lo hicieron farfullando, y hubo unos pocos cuyas presentaciones fueron bastante interesantes, mientras otros intentaron algún chiste malo para disminuir en algún grado la tensión al interior de la sala. A medida que las presentaciones continuaban, se acercaba mi turno. ¡Me estoy poniendo nervioso! Todo el mundo debería entender como me siento, ¿no?
Cuando pude terminar mi presentación - muy bien pensada y de una duración mínima - sin mayores problemas, me senté con ese alivio del que ha acabado algo incómodo pero necesario. La persona ubicada detrás de mí se puso de pie y - ah, seguro que voy a recordar esto por el resto de mi vida - pronunció las palabras que serían tema de conversación durante mucho tiempo.
"Haruhi Suzumiya. Vengo de la secundaria Este."
Hasta aquí su presentación todavía era normal, así que ni siquiera me molesté en girar para mirarla. Me quedé mirando hacia el frente y escuchando su voz tajante.
"Los humanos comunes no me interesan. Si alguien aquí es un alien, un viajero temporal, o tiene poderes paranormales, ¡acérquense! Eso es todo."

Luego de oír esto, no pude sino darme la vuelta.
Tenía el cabello negro, largo y fino. Mientras el resto de la clase la miraba, su hermoso rostro se llenaba de osadía y desafío. A través de los ojos centelleantes y las largas cejas brillaban su seriedad y su determinación. Tenía los labios pequeños y muy apretados.
Todavía recuerdo cómo brillaba su cuello blanco... sí, resultó ser bastante bonita.
Haruhi, con su mirada provocadora, examinó lentamente al resto de la clase, se detuvo para contemplarme (yo tenía la boca completamente abierta), y luego se sentó sin siquiera sonreír.
¿Qué clase de melodrama era éste?
En ese momento, creo, en las cabezas de todos había un signo de interrogación, y todo el mundo parecía confundido, sin saber cómo reaccionar. "¿Debería reírme?". Nadie sabía.
Bueno, viéndolo ahora, está claro que no estaba tratando de ser melodramática o divertida; Haruhi nunca está bromeando.
Ella siempre va en serio.
Lo aprendí de la manera difícil, así que no hay duda posible.
Luego de que las hadas del silencio bailaran por la sala de clase durante unos 30 segundo, el profesor Okabe, vacilando un poco, señaló al que debía presentarse a continuación, y la tensión desapareció.
Así es como nos conocimos.
Inolvidable. Realmente quisiera creer que fue una coincidencia.
Después de haber logrado la atención de todos el primer día, Haruhi se comportó como una inocente colegiala.
Ahora entiendo lo que dicen acerca de la calma antes de la tormenta.
La cosa es que todos los que llegan a este colegio - gente con notas medianamente buenas - vienen de alguna de las cuatro escuelas básicas de la ciudad, incluyendo la secundaria Este; lo que significa que en la clase debería haber gente que fue compañera de Haruhi allí, y que supiera qué significaba su aparente tranquilidad. Lo malo es que yo no los conocía, así que nadie iba a sacarme de mi ignorancia. No me quedó más opción, unos días después de su inolvidable presentación, que hablar con ella - o al menos intentarlo - antes de clase.
Mi desdicha era como una hilera de fichas de dominó, que ya empezaban a caer. Y yo fui el que empujó la primera ficha.
Es que cuando Haruhi Suzumiya está tranquilamente sentada, cualquiera que la mire sólo verá a una estudiante bonita. Y como me siento justo delante de ella, pensé que podría iniciar una conversación. Ingenuo, sí. Que alguien me devuelva el sentido común a golpes, por favor.
"Oye."
Giré mi cabeza con naturalidad, mientras ensayaba una sonrisa igual de natural.
"Lo que dijiste al presentarte, ¿iba en serio?"
Haruhi Suzumiya tenía los brazos cruzados y cara de pocos amigos. Sin moverse, me miró directamente a los ojos.
"¿Qué cosa 'que dije al presentarme'?"
"Bueno, lo de los aliens y demás, claro."
"¿Acaso eres un alien?"
Esto lo preguntó con la cara muy seria.
"...no, pero..."
"¿Pero qué?"
"...no, nada."
"Entonces no me hables. Me haces perder el tiempo."
Me miró tan fríamente que, antes de darme cuenta, ya estaba pidiéndole disculpas. Haruhi Suzumiya, con algo de desdén, dejó de mirarme para enfocarse en la pizarra.
Traté de encontrar algo que decir, pero no se me ocurrió nada. Sólo me salvé porque el profesor Okabe entró a la sala en ese momento.
Volví mi cabeza hacia el frente y me di cuenta de que algunos compañeros me miraban con curiosidad, lo que, por supuesto, no era muy agradable. Sin embargo, cuando yo los miraba a ellos, me sonreían como si supieran algo, e incluso algunos movían la cabeza, como si me estuviesen dando su apoyo.
Como ya dije, esto me molestó bastante. Sólo tiempo después sabría que todos ellos habían estado en la secundaria Este.
Decidí mantener cierta distancia de Haruhi; teniendo en cuenta lo desastroso de nuestra primera conversación, me preguntaba si no sería mejor no tener nada que ver con ella. Así pasó una semana.
Pero claro, había otras personas que querían acercarse a ella, a pesar de su permanente ceño fruncido y su boca cerrada y seria.
La mayoría eran chicas ruidosas, de esas que ven a alguna compañera sola e inmediatamente intentan ser amables y ayudarla. Lo que no es malo, si se fijaran en quién están tratando de ayudar.
"Hola, ¿viste el programa de TV de anoche? El que comienza a las nueve."
"No."
"¿No? ¿Por qué?"
"Qué se yo."
"Deberías verlo. Aunque si lo pillas desde la mitad quizá no lo entiendas todo. Ya sé, ¿por qué no te cuento lo que ha pasado hasta ahora?"
"Cállate. ¡Déjame en paz!"
Y así terminaba.
Una cosa sería que te dijera "no" sin mayor interés; pero Haruhi te daba a entender, con su voz y la expresión de su cara, que estabas molestando. Entonces quien le había hablado creía que había hecho algo malo, y terminaba diciendo "Ah, bueno... entonces...", antes de escabullirse, pensando si había dicho algo inadecuado o raro.
Tranquilos. No lo hicieron. Lo único raro aquí es la cabeza de Haruhi Suzumiya.
En realidad no tengo ningún problema con comer solo, pero hacerlo mientras en todas las mesas hay gente charlando podría provocar algún rumor. No es que sea ésa la razón, pero a la hora de comer, acercaba mi escritorio al de Kunikida, con quien éramos más o menos amigos en la secundaria, y Taniguchi, un alumno de la secundaria Este que se sentaba cerca mío.
Entonces Haruhi Suzumiya se convirtió en el tema de la conversación.
"Oye, tú hablaste con Suzumiya el otro día, ¿no?"
El que preguntó de repente fue Taniguchi. Bueno, habrá que asentir.
"Probablemente te fulminó con alguna incoherencia."
Tú lo has dicho.
Mientras se echaba un huevo duro a la boca y lo masticaba, dijo
"Si estás interesado en ella, lo diré sin rodeos. Olvídalo. Ya deberías saber que Suzumiya es una freak."
A modo de presentación, dijo que habían sido compañeros de clase por tres años en la secundaria, así que hablaba con conocimiento de causa.
"Es rara como nada que hayas visto. Pensé que se iba a calmar ahora que es alumna de preparatoria, pero no ha cambiado en lo más mínimo. Oíste su presentación, ¿no?"
"¿Lo de los aliens y tal?"
Ese era Kunikida, cortando su pescado al horno y sacándole con cuidado las espinas.
"Ajá. En la secundaria también dijo e hizo bastantes cosas raras. La más famosa vendría siendo el incidente del grafiti en los terrenos del colegio."
"¿Y eso qué es?
"Está este aparato para dibujar líneas con cal, ¿no? ¿Cómo se llamaba? No importa. La cosa es que alguien usó el aparato para hacer un dibujo gigante y extraño en los terrenos del colegio. Y quienquiera que lo haya hecho, se coló en el colegio por la noche para poder hacerlo."
Taniguchi comenzó a reírse mientras me contaba el incidente, probablemente porque él mismo lo estaba recordando.
"Cualquiera se sorprendería, ¿no? Llegas al colegio en la mañana y encuentras círculos y triángulos gigantes por todo el suelo. A esa distancia no podía distinguir lo que supuestamente eran, así que subí hasta el cuarto piso; pero desde allí tampoco pude."
"Ah, me acuerdo de haber visto eso. ¿No salió en la sección local del periódico? Una foto aérea, parecía un intento fallido de hacer algo como las Líneas de Nazca."
Ése fue Kunikida. Yo no había oído nada de eso.
"Sí, eso fue. El titular era "Misterioso grafiti en terrenos de una secundaria." Bueno, y luego llegó la hora de buscar al culpable..."
"¿Ella lo hizo?"
"Lo dijo ella misma, así que tiene que haber sido. Obviamente querían saber por qué lo había hecho. Hasta la llevaron a la oficina del director. Al parecer todos los profesores se reunieron para interrogarla."
"¿Y por qué lo hizo?"
"Ni idea."
Luego de esa brusca respuesta, Taniguchi empezó a comerse su arroz blanco.
"Parece que no les dijo nada. Trata de sacarle algo a Suzumiya cuando se niega a decir nada y encima te manda esa mirada asesina suya. No se puede hacer nada. Alguien dijo por ahí que el dibujo era para atraer ovnis. Otro dijo que era un círculo de invocación para demonios. También se dijo que era una portal hacia otro mundo. Hubo muchos rumores, pero como ella nunca dio una explicación, nadie sabe la verdad. Todavía es un misterio."
Me imaginé a Haruhi Suzumiya dibujando líneas blancas en la total oscuridad del colegio por la noche, con una expresión seria en su cara. Probablemente había sacado, con anterioridad, el ruidoso marcador que arrastraba por todos lados y el montón de bolsas de cal de la bodega del gimnasio. Podría haber llevado una linterna, por lo menos. No pude evitar el pensar que, bajo la luz parpadeante, el rostro de Haruhi Suzumiya parecía lleno de un abrumador sentido de heroísmo trágico. Sólo era mi imaginación, claro.
Probablemente era cierto que trataba de atraer ovnis o invocar demonios o abrir un portal hacia otro mundo. Puede que se haya pasado la noche entera trabajando duro en los terrenos de su colegio. Y al final, cuando ya estaba claro que no iba a pasar nada, debe haberse sentido realmente desmoralizada. Bueno, en realidad sólo estoy especulando sin fundamento alguno.
"Además hizo muchas otras cosas."
A Taniguchi ya sólo le quedaban los últimos bocados de su almuerzo.
"Una mañana, llegamos a la sala de clase y encontramos todos los escritorios en el pasillo. Dibujó estrellas en la terraza con pintura. Una vez, incluso, agarró un montón de talismanes extraños, de esos que pones en la cabeza de los muertos para reanimarlos, y los pegó por todo el colegio. De verdad que no la entiendo.
Haruhi Suzumiya, a todo esto, no esta en la sala en este momento. De otro modo no podríamos tener esta conversación; aunque en realidad creo que no le importaría en lo más mínimo, aunque estuviese aquí. Hablando de Suzumiya, acostumbra salir de la sala apenas termina la cuarta hora y no vuelve hasta justo antes de que empiece la quinta. Jamás la he visto traer comida, así que probablemente coma en la cafetería. Pero no puede tardarse una hora en comer. Ahora que lo pienso, podría decir con seguridad que nunca está en la sala entre clases. Me pregunto a dónde irá.
"Aún así, es bastante popular con los hombres."
Taniguchi seguía hablando.
"Pero eso es por ser bonita. Y además es buena en deportes y se saca mejores notas que la mayoría. No te das cuenta de que es una freak cuando solo está ahí sentada."
"¿Hay algúna historia acerca de eso?"
"Hubo un tiempo en que anduvo con varios. Hasta donde sé, el que más le duró fue una semana, y el que menos, cinco minutos luego de que accediera a salir con él. Siempre fue Suzumiya la que los dejaba, sin excepción. Siempre con la misma frase. '¡No tengo tiempo para humanos comunes!' Uf, entonces no deberías aceptar cuando te invitan a salir, para empezar."
Probablemente Taniguchi hablaba por experiencia propia. Creo que se dio cuenta de que lo que yo pensaba, porque siguió hablando sin detenerse.
"Es sólo una historia que escuché. En serio. No sé por qué, pero nunca se negaba a salir con alguien. Para cuando estábamos en tercero, ya todos sabían como funcionaba la cosa, así que nadie la volvió a invitar. Pero creo que la historia se va a repetir ahora. Por eso te estoy avisando antes de que se te ocurra alguna locura. Olvídalo. Considéralo como un consejo amistoso de un compañero."
No hay nada que olvidar. Ni siquiera estoy interesado.
Taniguchi metió su caja de almuerzo vacía en s mochila y sonrió con satisfacción.
"Si me preguntas, la mejor de esta clase es ella. Ryoko Asakura."
Taniguchi hizo un gesto con su mentón, apuntando hacia un grupo de chicas, que hablaban con sus escritorios pegados. En el centro del grupo, con una alegre sonrisa, estaba Ryoko Asakura.
"En lo que a mi concierne, va a estar entre las tres mejores de nuestro año."
¿Ya conoces a todas las chicas de primero o qué?
"¡Claro que sí! Las clasifiqué de la A a la D, y me aprendí los nombres completos de todas las A. La preparatoria se vive sólo una vez, así que yo por lo menos pienso divertirme."
"¿Y Asakura-san es una A?" preguntó Kunikida.
"Una AA+, eso seguro. Cuando llegas a mi nivel, te das cuenta con sólo mirarles la cara. Además, estoy seguro de que es una persona agradable."
Bueno, incluso si asumimos que de entre todas las obstinadas divagaciones de Taniguchi la mitad eran pura basura, era cierto que Ryoko Asakura y Haruhi Suzumiya se destacaban de formas diferentes.
Para empezar, Asakura era preciosa; además, esa sensación de estar siempre sonriendo que te dejaba era bastante agradable. Segundo, Taniguchi probablemente tenía razón al decir que era una buena persona. A día de hoy, ya no quedaba nadie que tratase de hablar con Haruhi Suzumiya; el único ser humano al que las respuestas groseras no desanimaban y seguía tratando era Ryoko Asakura. Tiene el temperamento de una presidente de la clase. Tercero, a juzgar por sus respuestas en clase, parece ser bastante lista. Cualquier pregunta que le hagan la responde correctamente. La alumna que todo profesor quiere tener. Cuarto, es popular entre las demás chicas. Sólo ha pasado una semana desde que empezaron las clases, y ya es la figura central entre las chicas de la clase. Definitivamente tiene el carisma para atraer a las masas.
Si la comparamos con Haruhi Suzumiya, con su ceño siempre fruncido y sus patrones de pensamiento incomprensibles, cualquiera elige a Ryoko. Hasta yo, supongo. De todas formas, Taniguchi no tiene oportunidad con ninguna de las dos.
Abril aún no terminaba; Haruhi Suzumiya seguía tranquila, lo que para mí significó un mes de relajación. Pasaría casi un mes más antes de que sus locuras comenzaran.
Debo decir, en todo caso, que ya me había dado cuenta de algunos comportamientos excéntricos de Haruhi en este tiempo.
Comencemos. Rareza número uno.
Se cambia de peinado todos los días. Descubrí algo así como un patrón luego de observarla un tiempo, que básicamente iba así: los lunes, Haruhi llegaba se soltaba el pelo, que era largo y liso. Al día siguiente, usaba una cola de caballo perfecta desde donde se la mirase; le quedaba tan bien que casi no podía soportarlo. Pero luego, los miércoles, venía al colegio con dos coletas. Y el jueves con tres. Los viernes, finalmente, tenía cuatro mechones hechos al azar, atados con cintas, lo que se veía bastante raro.
Lunes = 0, martes = 1, miércoles = 2...
A medida que pasaban los días, el número de moños crecía. Después de volver a cero los lunes, crecía nuevamente, a razón de uno por día, hasta el viernes. Ni idea de qué significaba. Basándome en el patrón, deduzco que terminaría la semana con seis mechones atados; me pregunto cómo se vería su cabeza los domingos. Sin duda me gustaría verlo.
Rareza número dos.
La clase se separa por sexo para gimnasia, así que las clases 5 y 6 se combinan. Las mujeres se cambian en las salas impares y los hombres en las pares. Cuando la clase antes de gimnasia termina, los chicos agarramos nuestros uniformes deportivos y comenzamos a movernos hacia la sala 6.
Mientras eso pasaba, Haruhi Suzumiya ignoraba totalmente nuestra presencia en la sala y comenzaba a sacarse el uniforme.
Luego lo dejaba en el suelo y se ponía el uniforme deportivo, con rostro indiferente, como si los chicos que la mirábamos fuéramos lo mismo que tomates o zanahorias.
Era en ese momento en que los todos los chicos con la boca abierta y cara de imbécil - me incluyo - eran echados de la sala por Ryoko Asakura.
Al parecer, luego de eso las chicas, guiadas por Asakura, le dieron un sermón a Haruhi, pero obviamente no lograron nada; ella siguió cambiándose de ropa sin que le importase un pimiento el público masculino. Razón por la cual los hombres eran obligados - órdenes de Ryoko Asakura - a salir corriendo de la sala apenas sonase la campana de recreo antes de gimnasia.
Pero qué buena estaba... eh, digo, sigamos.
Rareza número tres.
Básicamente, Haruhi nunca estaba en la sala durante los recreos. Y cuando las clases se acababan, tomaba su bolso y salía inmediatamente. Al principio, pensé que se iba directo a casa, pero no. Para mi asombro, se unió temporalmente a una gran variedad de clubes del colegio. Se la podía ver dribleando en el club de basketball, sólo para encontrarla, al día siguiente, cosiendo una funda de almohada en el club de manualidades, o agitando un palo de lacrosse. Incluso probó en el de béisbol. Todos los clubes deportivos, sin excepción, querían que fuese miembro. Ella se negaba a sus peticiones y cada día ingresaba a un club diferente, elegido al azar. Al final, no se quedó en ninguno.
¿Qué era lo que realmente estaba tratando de lograr?
Como consecuencia, el rumor acerca de la "extraña chica de primer año" se extendió como un incendio por el colegio. Un mes después no había nadie en el colegio que no supiese de ella. Sin exagerar, a comienzo de mayo había gente que aún no sabía el nombre del director, pero sí el de Haruhi Suzumiya.
En medio de todo este escándalo - bueno, en realidad Haruhi era la única envuelta en él - llegamos al mes de mayo.
A decir verdad, considero más probable el hallazgo de un Plesiosaurio en el lago Biwa que la existencia del destino. Pero si existe, y afecta a las vidas de las personas desde algún lugar desconocido, supongo que fue en este momento en que mi rueda del destino comenzó a girar. Estoy seguro de que alguien allá arriba se puso a reescribir mi destino, sin pedirme permiso, claro.
[Nota: La Semana Dorada es un feriado largo, que reúne cuatro feriados nacionales]
Acaba de terminar la Semana Dorada, y no sé muy bien qué día es. Subo la colina cubierto de sudor, calcinándome debido a un mes de mayo con clima muy raro... ¿qué demonios le pasa al mundo? ¿Tiene fiebre o qué?
"Eh, Kyon."
Alguien me da una palmada en la espalda. Taniguchi.
Con la chaqueta al hombro, pose despreocupada, el nudo de la corbata suelto y una sonrisa en la cara.
"¿Fuiste a alguna parte por la Semana Dorada?"
"Fui con mi hermana a ver a mi abuela."
"Qué aburrido."
"¿Y tú?"
"Trabajé todos los días."
"¿Y eso es mejor?"
"Kyon, un estudiante de preparatoria no debería estar cuidando a su hermanita en un viajecito para ver a los abuelitos. Tienes que comportarte de acuerdo a tu edad."
Da la casualidad de que, al decir Kyon, se está refiriendo a mí. Por lo que recuerdo, fue una tía la primera que me llamó así, hace unos años, luego de un tiempo sin haberla visto. Cuando nos encontramos, dijo "Oh, cómo has crecido, Kyon-kun", un variación de mi nombre a la que no le encuentro la más mínima gracia. Mi hermana lo escuchó y pensó que era divertido, así que empezó a llamarme "Kyon-kun". Luego algunos amigos fueron a mi casa y la oyeron llamarme así, y desde entonces mi apodo es Kyon. Ah, mi hermanita... antes me llamaba "Onii-chan". Vaya mierda.
"Es una costumbre familiar que los primos se reúnan para la Semana Dorada."
Y luego de esa respuesta indiferente, seguí subiendo la colina. La sensación de las gotas de sudor cayendo desde mi pelo era realmente desagradable.
Taniguchi siguió hablando, feliz, acerca de una chica que había conocido en el trabajo, y de que había estado ahorrando dinero así que ahora podía gastárselo saliendo con ella. O sea, una de las cosas más banales que puedes contarle a la gente, junto a tus sueños o las travesuras de tu mascota.
Cuando llegamos a la puerta del colegio, Taniguchi ya me había explicado tres diferentes opciones de cita con su compañera inexistente.
Para cuando entré a la sala, Haruhi Suzumiya ya estaba sentada detrás de mí, mirando hacia la ventana sin rastro alguno de alegría. Su peinado consistía en dos coletas que sobresalían como las manillas de una puerta; "ah, si son dos es que hoy es miércoles", pensé mientras me sentaba. Y entonces, fui poseído por el demonio. No se me ocurre otra cosa. Antes de darme cuenta, estaba hablando con Haruhi Suzumiya.
"¿Te cambias de peinado por los aliens?"
Haruhi giró su cabeza hacia mí como un robot y me miró con una cara tan seria que me dio algo de miedo.
"¿Cuándo te diste cuenta?"
Me hablaba como si yo fuera una piedra tirada en la calle.
Ahora que lo pienso... ¿cuándo me di cuenta?
"Eh... hace poco."
"Ah."
Haruhi apoyó la barbilla en una mano, dando la impresión de que ya estaba harta.
"Me parece que cada día de la semana se puede relacionar con una imagen diferente."
Esta vendría siendo la primera vez que tenemos una conversación.
[Nota: Los días de la semana y los elementos entre paréntesis se escriben igual]
"Por colores, el lunes (Luna) sería amarillo; el martes (fuego), rojo; el miércoles (agua) sería azul; el jueves (madera) verde; el viernes (oro) sería dorado, el sábado (Tierra) marrón claro y el domingo (Sol) blanco."
Me parece que entiendo a dónde quiere llegar.
"Entonces, por números, el lunes sería cero y el domingo seis, ¿no?"
"Sí.,"
"Pero a mí me parece que los lunes deberían ser uno."
"¿Y quién está pidiendo tu opinión?"
"...ah, claro."
Haruhi siguió mirándome, como si mi silencio la molestase, hasta que comencé a sentirme incómodo.
"¿Nos habíamos visto antes? ¿Hace mucho tiempo?", preguntó.
"No lo creo", contesté, y la conversación se acabó, pues en ese momento entró el profesor Okabe.
Ahí fue cuando empezó todo. Nada muy especial, pero ahí empezó. Además, como Haruhi sólo está en la sala durante las clases, el único momento que tengo para hablar con ella es antes de la primera hora. Y es innegable que estar sentado justo delante de ella era una ubicación natural para empezar una conversación con ella.
De todas maneras, que Haruhi me respondiese en serio fue una sorpresa. "¡Cállate! ¡Imbécil! ¡Silencio! ¡¿A quién le importa!?" eran las respuestas que esperaba. El hecho de que aún hablase con ella significaba, probablemente, que yo estaba igual de chiflado.
Por eso mismo me sentí bastante perturbado cuando, al día siguiente, Haruhi no apareció con los tres mechones correspondientes, porque había cortado su hermoso pelo largo y negro. Y encima, ¿cortárselo justo el día después de que le toco el tema? ¿No es un poco apresurado?
"En realidad no", respondió Haruhi cuando le pregunté.
Como siempre, su voz sonaba irritada sin que pudiera saber lo que realmente estaba pensando. No tenía la más mínima intención de decirme por qué se había cortado el pelo.
Bueno, no esperaba otra cosa.
"¿En serio probaste todos los clubes?"
Luego de su corte de pelo, las conversaciones con Haruhi en los minutos antes de que empezaran las clases se hicieron una rutina. Como siempre tengo que ser yo el que empieza a hablar, y lo que viste anoche en la TV o el clima de hoy no son temas aceptables ("demasiado aburrido", diría Haruhi), debo pensar muy bien lo que digo.
"Si encuentras alguno interesante, avísame. Quizás entre yo también."
"No hay ninguno interesante."
Respuesta inmediata.
"Ni uno solo."
Después de responder dos veces, Haruhi exhaló el aire en sus pulmones, que sonó como el batir de alas de mariposa. ¿Acaso eso era un suspiro?
"Esperaba algo mejor en la preparatoria, pero es lo mismo que antes. A lo mejor elegí el colegio equivocado."

¿Y cuál es tu método para escoger un colegio?
"Los clubes deportivos y artísticos son tan normales que aburren. Con tantos clubes en el colegio, uno pensaría que hay al menos uno raro."
¿Y, exactamente, cómo concluyes que un club es normal o raro?
"Si me gusta, es raro. Los demás son normales. Es obvio, ¿no?"
Claro. Obvio. Tan obvio que nunca lo había escuchado.
"Bah."
Se puso a mirar hacia otro lado y hasta ahí llegó la conversación.
Otro día:
"Escuché un rumor."
"Probablemente una estupidez, ¿no?"
"¿Es verdad que terminas dejando a todos los chicos con los que sales?"
"¿Quién te da el derecho a preguntarme eso?"
Haruhi echó hacia atrás el pelo que tenía sobre el hombro y me apuntó con sus ojos negros. Uf, las únicas veces en que su cara no es inexpresiva es cuando está enojada.
"¿Quién te lo contó, Taniguchi? No puedo creer que estemos en la preparatoria y siga en la misma clase que él. A lo mejor es un acosador."
"Lo dudo." Creo.
"No sé qué te contaron, pero no importa. Probablemente sea todo cierto."
"¿Nunca hubo un tipo que te interesara de verdad?"
"Ninguno valía la pena."
"Ninguno" es una palabra que Haruhi repite bastante.
"Todos eran ridículamente normales. Siempre lo mismo, encontrarnos el domingo en la estación y hacer cosas comunes como ver una película, ir al parque de atracciones o ver algún partido de algo. Luego comida rápida, un paseo y algo de beber. Adiós, hasta mañana. ¿¡Y eso es todo!?"
Me estaba preguntando qué era lo que no le gustaba de las citas, pero preferí callarme. Si Haruhi cree que algo está mal, entonces algo está mal y se acabó.
"¿Y a quién diablos se le ocurre invitarme por teléfono? ¡Las cosas importantes como ésa deben decirse en persona!"
Traté de ponerme en el lugar de aquellos tipos, para los que probablemente era muy difícil hacer algo tan importante - al menos para ellos - como confesar sus sentimientos mientras eran observados como insectos. Mientras tanto, decidí seguirle el juego.
"¿Ah, sí? ¿Eso crees? Pues yo la llevaría a algún lugar y se lo diría en persona."
"¡Eso no importa!"
Bueno, decídete, ¿es o no es importante?
"El problema es que en este planeta no hay un solo hombre que valga la pena. Te juro que la mayoría del tiempo que pasé en la secundaria estuve enojada."
Pues parece que todavía lo estás.
"Y entonces, ¿qué tipo de hombre te gustaría? ¿Un alien, quizás?"
"Un alien. O algo así. En realidad, mientras no sea un humano común, ni siquiera importa si es hombre o mujer."
¿Qué tanto tiene de especial no ser humano? Cuando le pregunté, Haruhi me miró como si fuese idiota.
"¿¡Acaso no es más divertido así!?"
Supongo... que tiene razón.
No voy a discutir con ella. No me importaría si la hermosa y misteriosa chica de intercambio fuese, en realidad, mitad alien, mitad humana. Y si el idiota de Taniguchi, que se sienta cerca para espiarnos a Haruhi y a mí, fuese en realidad un detective del futuro, sería bastante interesante. Y si Ryoko Asakura, que por alguna razón me está sonriendo, tuviese poderes paranormales, entonces la vida en este colegio sería un poco más divertida.
Pero nada de eso es posible. Aliens, viajeros en el tiempo, tipos con poderes paranormales: esas cosas no existen. Y si existiesen, no aparecerían así como así frente a nosotros. Además, no hay forma de que alguien se me acerque y se presente diciendo "hola, la verdad es que soy un alien" sin razón alguna.
"¡Por eso!"
Haruhi se puso de pie mientras gritaba, tirando al suelo su silla. Toda la clase se volvió para mirarla.
"¡Por eso es que me estoy esforzando tanto!"
"¡Perdón por el retraso!"
El profesor Okabe, que se veía resplandeciente, alegre y sin aliento, entró corriendo, echó un vistazo a Haruhi, que seguía de pie con un puño en el aire, mirando al cielo, y al resto de la clase pendiente de ella, y se quedó mudo de asombro.
"Eh... va a empezar la clase."
Haruhi volvió a sentarse y se quedó mirando atentamente una esquina de su escritorio. Menos mal.
Giré mi cabeza hacia delante, lo mismo que el resto de la clase, y el profesor Okabe subió hasta su podio y se aclaró la garganta.
"Perdón por el retraso... eh... va a empezar la clase."
Y luego de repetir las mismas frases, volvimos a nuestra rutina mundana, que probablemente es lo que Haruhi más odia.
Pero así es la vida, ¿no?
Sin embargo, no puedo ignorar el hecho, algo ilógico, de que envidio un poco la forma que tiene Haruhi de ver la vida.
Nunca abandona la esperanza de que pase algo extraordinario frente a ella; esperanza que yo no tengo desde hace tiempo. Y no sólo está esperándolo, sino que lo busca activamente. Eso no se puede negar.
Es que ese tipo de cosas, por más que uno espere, no cae del cielo. Así que hay que salir a buscarlas. Por eso las rayas en el suelo, la pintura en la terraza, los talismanes en las paredes del colegio.
Cielo santo (¿todavía se dice eso?).
No sé cuando habrá empezado Haruhi a hacer cosas que la hagan parecer chiflada, pero supongo que si ya se ha pasado un buen tiempo esperando, lo suficiente como para que se le agote la paciencia y comience a probar con extraños rituales que no dan ningún resultado, se hace bastante comprensible el que ande todo el tiempo con cara de odiar al mundo, ¿no? ¿...no?
"Oye, Kyon."
En el recreo, Taniguchi se me acercó con una cara sensible y mística. Te ves como un idiota, Taniguchi.
"Jódete. En fin. Lo que te quería preguntar es desde cuándo eres mago."
"¿Mago?" respondí, mientras recordaba haber oído que la tecnología altamente avanzada no se diferencia de la magia. Taniguchi apuntaba con el dedo hacia el escritorio de Haruhi que, como de costumbre, estaba vacío desde el final de la clase.
"Nunca había visto a Suzumiya hablando tanto. ¿Qué le dijiste?"
Qué se yo. ¿Qué le dije? Supongo que lo primero que se me vino a la cabeza.
"Es el fin del mundo."
La cara de asombro de Taniguchi era demasiado exagerada. Kunikida apareció detrás de él.
"A Kyon siempre le han gustado las locas."
No digas cosas que se puedan malinterpretar...
"Me importa bastante poco si a Kyon le gustan locas o no. Lo que me interesa es entender cómo Haruhi pudo entablar una conversación con él. Me niego a aceptarlo."
"Si es por adivinar, diría que es porque Kyon podría considerase una persona rara."
"Bueno, sí. Una persona cuyo apodo es Kyon no puede ser muy normal. Pero incluso así..."
¡Basta de Kyon! Basta del apodo estúpido y a ver si alguien me llama por mi nombre. Por lo menos que mi hermana me diga "onii-chan".
"A mi también me gustaría saberlo."
Una voz femenina apareció de pronto entre nosotros. Voz de soprano. Al echar un vistazo me encontré con Ryoko Asakura con una sonrisa imposible de fingir.
"Suzumiya-san nunca me responde, no importa lo mucho que trate de hablar con ella. ¿Cómo lograste que te hablase? ¿Hay algún truco?"
Lo pensé un poco. O, mejor dicho, puse cara de pensarlo un poco, antes de asentir con la cabeza. A fin de cuentas, la respuesta era obvia.
"Ni idea."
Asakura se rió.
"Ah... pero de todos modos ahora estoy más tranquila. Me preocupaba que Suzumiya-san se aislara del resto de la clase. Es bueno que tenga un amigo."
Si alguno se pregunta por qué Ryoko Asakura se comporta como si fuese la presidenta de la clase, es porque, precisamente, es la presidenta de la clase. Se decidió en la clase anterior.
"Amigo, ¿eh...?"
Incliné la cabeza. ¿Amigo? Me da la impresión de que pasar el tiempo mirando la cara malhumorada de Haruhi no es precisamente lo que denominaríamos amistad.
"Sea lo que sea, sigue haciéndolo para que Suzumiya-san participe del curso. Tuvimos la suerte de estar todos en esta clase, así que deberíamos ser amigos, ¿no? Cuento contigo."
Así que cuentas conmigo. Fácil decirlo.
"Desde ahora, si necesito decirle algo, podré hacerlo a través de ti."
Eh, espera un poco. No soy relacionador público ni vocero.
"Por favor..."
Hasta juntó las manos, como rogando. Lo único que pude hacer fue soltar monosílabos como "ah" y "uh" que Asakura se los tomó como un "está bien". Luego, con una sonrisa como una flor, volvió hacia donde estaban las demás chicas. Que, por cierto, estaban todas mirando hacia acá, lo que me hizo que se me encogiese un poco más el corazón.
"Kyon, somos amigos, ¿no...?"
Taniguchi hablaba con un brillo sospechoso en los ojos. ¿Pero de qué estás hablando? Hasta Kunikida estaba parado, con los ojos cerrados y los brazos cruzados, asintiendo con la cabeza por algún razón.
Imbéciles.
Por lo visto, en algún momento se decidió que cada mes se cambiaría el orden en que nos sentamos. Ryoko Asakura, presidenta de la clase, se paseó con una caja de galletas de latón, llena de papeles doblados en cuatro, para hacer el sorteo. Me tocó un lugar bastante bueno, junto a la ventana que da al patio, segundo desde la última fila. ¿Y quién se sentó detrás de mí, se preguntarán? Pues nada menos que Haruhi Suzumiya, con cara de dolor de muelas.
"Quizá los alumnos empiecen a desaparecer, uno por uno. O aparecerá el cadáver de algún profesor en una sala cerrada por dentro."
"Eso suena un poco peligroso."
"Hay una Sociedad para la Investigación de Misterios."
"¿Y qué tal?"
"Un chiste. Jamás se han topado con algo raro. Los miembros se la pasan leyendo libros de misterio. Y ninguno tiene pinta de detective."
"¿Acaso esperabas algo más?"
"Pues esperaba más de la Sociedad para la Investigación de los Fenómenos Supernaturales."
"¿En serio?"
"Pero sólo eran un montón de freaks ocultistas. ¿Qué te parece?"
"Pues no mucho."
"¡Argh! ¡Qué aburrido! ¿Cómo no va a haber un club decente en este colegio?"
"Pues si no existe, no puedes hacer nada."
"Yo esperaba que una preparatoria tuviese clubes más radicales. Me siento tan tonta como alguien que quiere llegar al campeonato nacional y descubre que el colegio no tiene equipo de béisbol."
Haruhi miró hacia el cielo con ojos de cocodrilo, como los de una hechicera lista para empezar un ritual de cien oraciones, y suspiró como el viento del norte.
¿Acaso tengo que compadecerme?
Haruhi debía dejar en claro, entre otras cosas, qué tipo de club era el que estaba buscando. Si es que lo sabía; lo único que dice es "quiero hacer algo divertido." ¿Y qué vendría siendo "algo divertido? ¿Resolver un asesinato? ¿Buscar aliens? ¿Hacer un exorcismo? Me parece que ni ella misma se ha decidido.
"Si no existe, no puedes hacer nada."
Yo me limito a ofrecer mi opinión.
"A fin de cuentas, los seres humanos deben conformarse con lo que hay. Si lo piensas, los inconformistas fueron los que hicieron los grandes descubrimientos o inventos que hicieron avanzar a la civilización. La gente quería volar, se inventaron los aviones. La gente quería transportarse más rápido y más fácil, aparecen los automóviles y los trenes. Pero todo eso lo hizo un número limitado de personas, que tenían planes y conceptos innovadores. En otras palabras, son los genios los que lo hacen posible. La gente común, como tú y yo, mejor se dedica a disfrutar de una vida normal..."
"Cállate."
Haruhi me cortó justo cuando ya me estaba inspirando, y miró hacia otro lado. Me da la impresión de que está de un pésimo humor, pero eso no sería nada nuevo.
Creo que no le importa lo que sea, mientras vaya en contra de la rutina que es la realidad. Pero cosas así no aparecen tan fácilmente. De hecho, no aparecen y punto.
¡Vivan las leyes de la física, que nos dejan vivir en paz y tranquilidad! Qué pena por Haruhi.
Por lo menos es lo que creo.
Una respuesta normal, ¿no?
¿Cuál habrá sido la causa?
Quizá fue esta conversación.
Nunca lo vi venir.
Los brillantes rayos del Sol me adormecían, mientras mi cabeza se balanceaba peligrosamente de aquí para allá, cuando sentí que algo me agarraba del cuello y me tiraba con una fuerza brutal. A punto de desmayarme, la parte posterior de mi cráneo golpeó violentamente el borde del escritorio detrás de mí. De inmediato se me asomaron las lágrimas.
"¿¡Qué estás haciendo!?"
Cuando me di la vuelta, lleno de rabia, me encontré a Haruhi de pie y aún agarrándome el cuello de la camisa, con - primera vez que la veo - una sonrisa brillante como el Sol de Ecuador. Si las sonrisas se midiesen por temperatura, la suya igualaría a un bosque tropical.
"¡Lo tengo!"
No me escupas, por favor.
"¿Cómo no se me ocurrió antes?"
Haruhi me miraba con ojos que brillaban tanto como Deneb, la estrella más brillante de la constelación del cisne. No me quedo otra que preguntar.
"¿Cómo no se te ocurrió el qué?"
"¡Si no existe, entonces tengo que hacerlo yo misma!"
"¿Hacer qué?"
"¡Un club!"
Al parecer el golpe con el escritorio no iba a ser lo único que me hiciera doler la cabeza.
"Ah. Genial. Ahora podrías soltarme."
"¿Eso es todo lo que vas a decir? Deberías estar más feliz con este descubrimiento."
"Después me hablas de tu descubrimiento. Hasta puede que me ponga tan feliz como tú. Pero por ahora deberías calmarte."
"¿De qué hablas?"
"Estamos en clase."
Finalmente, Haruhi me soltó. Cuando miré hacia la parte de delante de la sala, pude ver a mis compañeros con las bocas medio abiertas a la profesora, recién egresada, a punto de llorar, con la tiza en la mano.
Hice un gesto hacia Haruhi para que se sentase rápido. Luego levanté la mano y la dirigí a la pobre profesora de inglés.
Por favor, siga con la clase.
Mientras la murmuraba algo, Haruhi se sentó y la profe siguió escribiendo algo en la pizarra.
¿Hacer un nuevo club?
Vaya...
No me estará contando como miembro, ¿no?
El dolor en mi cabeza presagiaba las desventuras que vendrían.
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Esa fue la razón para que mi cara fuese la única seria en la ceremonia de ingreso, que sólo es una pérdida de tiempo. Todo el mundo tenía cara de "comenzamos una nueva aventura", esa mirada "esperanzada, pero llena de dudas" que todo estudiante tiene cuando llega a un nuevo colegio. No era mi caso; varios compañeros de mi antiguo colegio estaban también en éste. Incluso había algunos amigos. Por eso es que no me veía tan preocupado (o emocionado) como los demás.
Los chicos vestían chaquetas, y las chicas el uniforme marinero. Vaya combinación más rara. Quizá el director, que parecía invitarnos a dormir con su discurso inaugural, tenía algún fetiche con los uniformes marineros. Mientras pensaba en estas tonterías, la estúpida ceremonia por fin terminó. Junto a mis nuevos compañeros que, quiéralo o no, tendría que ver por el resto del año, entramos a la sala de clase 1-5.
Nuestro profesor jefe, llamado Okabe, con una sonrisa que seguramente practicó durante una hora frente al espejo, se plantó frente a la clase y se presentó. Primero dijo que era profesor de educación física, y que estaba encargado del equipo de fútbol. Luego empezó a hablar acerca de cuando todavía estaba en la universidad y jugaba en el equipo de handball, e incluso ganó el campeonato, y de cómo este colegio carecía de jugadores de handball, por lo que cualquiera que entraba se haría titular enseguida. Después se largó a hablar acerca de que el handball era el deporte más interesante del mundo y tal. De repente, justo cuando pensaba que nunca se iba a detener, dijo:
"¡Y ahora vamos a presentarnos!"
Algo bastante común, así que no me sorprendí.
Uno a uno, desde la izquierda, comenzamos a presentarnos. Primero alguien levantaba la mano y luego decía su nombre, el nombre de su colegio anterior y algún otro dato, como un hobby o una comida preferida. Algunos lo hicieron farfullando, y hubo unos pocos cuyas presentaciones fueron bastante interesantes, mientras otros intentaron algún chiste malo para disminuir en algún grado la tensión al interior de la sala. A medida que las presentaciones continuaban, se acercaba mi turno. ¡Me estoy poniendo nervioso! Todo el mundo debería entender como me siento, ¿no?
Cuando pude terminar mi presentación - muy bien pensada y de una duración mínima - sin mayores problemas, me senté con ese alivio del que ha acabado algo incómodo pero necesario. La persona ubicada detrás de mí se puso de pie y - ah, seguro que voy a recordar esto por el resto de mi vida - pronunció las palabras que serían tema de conversación durante mucho tiempo.
"Haruhi Suzumiya. Vengo de la secundaria Este."
Hasta aquí su presentación todavía era normal, así que ni siquiera me molesté en girar para mirarla. Me quedé mirando hacia el frente y escuchando su voz tajante.
"Los humanos comunes no me interesan. Si alguien aquí es un alien, un viajero temporal, o tiene poderes paranormales, ¡acérquense! Eso es todo."

Luego de oír esto, no pude sino darme la vuelta.
Tenía el cabello negro, largo y fino. Mientras el resto de la clase la miraba, su hermoso rostro se llenaba de osadía y desafío. A través de los ojos centelleantes y las largas cejas brillaban su seriedad y su determinación. Tenía los labios pequeños y muy apretados.
Todavía recuerdo cómo brillaba su cuello blanco... sí, resultó ser bastante bonita.
Haruhi, con su mirada provocadora, examinó lentamente al resto de la clase, se detuvo para contemplarme (yo tenía la boca completamente abierta), y luego se sentó sin siquiera sonreír.
¿Qué clase de melodrama era éste?
En ese momento, creo, en las cabezas de todos había un signo de interrogación, y todo el mundo parecía confundido, sin saber cómo reaccionar. "¿Debería reírme?". Nadie sabía.
Bueno, viéndolo ahora, está claro que no estaba tratando de ser melodramática o divertida; Haruhi nunca está bromeando.
Ella siempre va en serio.
Lo aprendí de la manera difícil, así que no hay duda posible.
Luego de que las hadas del silencio bailaran por la sala de clase durante unos 30 segundo, el profesor Okabe, vacilando un poco, señaló al que debía presentarse a continuación, y la tensión desapareció.
Así es como nos conocimos.
Inolvidable. Realmente quisiera creer que fue una coincidencia.
Después de haber logrado la atención de todos el primer día, Haruhi se comportó como una inocente colegiala.
Ahora entiendo lo que dicen acerca de la calma antes de la tormenta.
La cosa es que todos los que llegan a este colegio - gente con notas medianamente buenas - vienen de alguna de las cuatro escuelas básicas de la ciudad, incluyendo la secundaria Este; lo que significa que en la clase debería haber gente que fue compañera de Haruhi allí, y que supiera qué significaba su aparente tranquilidad. Lo malo es que yo no los conocía, así que nadie iba a sacarme de mi ignorancia. No me quedó más opción, unos días después de su inolvidable presentación, que hablar con ella - o al menos intentarlo - antes de clase.
Mi desdicha era como una hilera de fichas de dominó, que ya empezaban a caer. Y yo fui el que empujó la primera ficha.
Es que cuando Haruhi Suzumiya está tranquilamente sentada, cualquiera que la mire sólo verá a una estudiante bonita. Y como me siento justo delante de ella, pensé que podría iniciar una conversación. Ingenuo, sí. Que alguien me devuelva el sentido común a golpes, por favor.
"Oye."
Giré mi cabeza con naturalidad, mientras ensayaba una sonrisa igual de natural.
"Lo que dijiste al presentarte, ¿iba en serio?"
Haruhi Suzumiya tenía los brazos cruzados y cara de pocos amigos. Sin moverse, me miró directamente a los ojos.
"¿Qué cosa 'que dije al presentarme'?"
"Bueno, lo de los aliens y demás, claro."
"¿Acaso eres un alien?"
Esto lo preguntó con la cara muy seria.
"...no, pero..."
"¿Pero qué?"
"...no, nada."
"Entonces no me hables. Me haces perder el tiempo."
Me miró tan fríamente que, antes de darme cuenta, ya estaba pidiéndole disculpas. Haruhi Suzumiya, con algo de desdén, dejó de mirarme para enfocarse en la pizarra.
Traté de encontrar algo que decir, pero no se me ocurrió nada. Sólo me salvé porque el profesor Okabe entró a la sala en ese momento.
Volví mi cabeza hacia el frente y me di cuenta de que algunos compañeros me miraban con curiosidad, lo que, por supuesto, no era muy agradable. Sin embargo, cuando yo los miraba a ellos, me sonreían como si supieran algo, e incluso algunos movían la cabeza, como si me estuviesen dando su apoyo.
Como ya dije, esto me molestó bastante. Sólo tiempo después sabría que todos ellos habían estado en la secundaria Este.
Decidí mantener cierta distancia de Haruhi; teniendo en cuenta lo desastroso de nuestra primera conversación, me preguntaba si no sería mejor no tener nada que ver con ella. Así pasó una semana.
Pero claro, había otras personas que querían acercarse a ella, a pesar de su permanente ceño fruncido y su boca cerrada y seria.
La mayoría eran chicas ruidosas, de esas que ven a alguna compañera sola e inmediatamente intentan ser amables y ayudarla. Lo que no es malo, si se fijaran en quién están tratando de ayudar.
"Hola, ¿viste el programa de TV de anoche? El que comienza a las nueve."
"No."
"¿No? ¿Por qué?"
"Qué se yo."
"Deberías verlo. Aunque si lo pillas desde la mitad quizá no lo entiendas todo. Ya sé, ¿por qué no te cuento lo que ha pasado hasta ahora?"
"Cállate. ¡Déjame en paz!"
Y así terminaba.
Una cosa sería que te dijera "no" sin mayor interés; pero Haruhi te daba a entender, con su voz y la expresión de su cara, que estabas molestando. Entonces quien le había hablado creía que había hecho algo malo, y terminaba diciendo "Ah, bueno... entonces...", antes de escabullirse, pensando si había dicho algo inadecuado o raro.
Tranquilos. No lo hicieron. Lo único raro aquí es la cabeza de Haruhi Suzumiya.
En realidad no tengo ningún problema con comer solo, pero hacerlo mientras en todas las mesas hay gente charlando podría provocar algún rumor. No es que sea ésa la razón, pero a la hora de comer, acercaba mi escritorio al de Kunikida, con quien éramos más o menos amigos en la secundaria, y Taniguchi, un alumno de la secundaria Este que se sentaba cerca mío.
Entonces Haruhi Suzumiya se convirtió en el tema de la conversación.
"Oye, tú hablaste con Suzumiya el otro día, ¿no?"
El que preguntó de repente fue Taniguchi. Bueno, habrá que asentir.
"Probablemente te fulminó con alguna incoherencia."
Tú lo has dicho.
Mientras se echaba un huevo duro a la boca y lo masticaba, dijo
"Si estás interesado en ella, lo diré sin rodeos. Olvídalo. Ya deberías saber que Suzumiya es una freak."
A modo de presentación, dijo que habían sido compañeros de clase por tres años en la secundaria, así que hablaba con conocimiento de causa.
"Es rara como nada que hayas visto. Pensé que se iba a calmar ahora que es alumna de preparatoria, pero no ha cambiado en lo más mínimo. Oíste su presentación, ¿no?"
"¿Lo de los aliens y tal?"
Ese era Kunikida, cortando su pescado al horno y sacándole con cuidado las espinas.
"Ajá. En la secundaria también dijo e hizo bastantes cosas raras. La más famosa vendría siendo el incidente del grafiti en los terrenos del colegio."
"¿Y eso qué es?
"Está este aparato para dibujar líneas con cal, ¿no? ¿Cómo se llamaba? No importa. La cosa es que alguien usó el aparato para hacer un dibujo gigante y extraño en los terrenos del colegio. Y quienquiera que lo haya hecho, se coló en el colegio por la noche para poder hacerlo."
Taniguchi comenzó a reírse mientras me contaba el incidente, probablemente porque él mismo lo estaba recordando.
"Cualquiera se sorprendería, ¿no? Llegas al colegio en la mañana y encuentras círculos y triángulos gigantes por todo el suelo. A esa distancia no podía distinguir lo que supuestamente eran, así que subí hasta el cuarto piso; pero desde allí tampoco pude."
"Ah, me acuerdo de haber visto eso. ¿No salió en la sección local del periódico? Una foto aérea, parecía un intento fallido de hacer algo como las Líneas de Nazca."
Ése fue Kunikida. Yo no había oído nada de eso.
"Sí, eso fue. El titular era "Misterioso grafiti en terrenos de una secundaria." Bueno, y luego llegó la hora de buscar al culpable..."
"¿Ella lo hizo?"
"Lo dijo ella misma, así que tiene que haber sido. Obviamente querían saber por qué lo había hecho. Hasta la llevaron a la oficina del director. Al parecer todos los profesores se reunieron para interrogarla."
"¿Y por qué lo hizo?"
"Ni idea."
Luego de esa brusca respuesta, Taniguchi empezó a comerse su arroz blanco.
"Parece que no les dijo nada. Trata de sacarle algo a Suzumiya cuando se niega a decir nada y encima te manda esa mirada asesina suya. No se puede hacer nada. Alguien dijo por ahí que el dibujo era para atraer ovnis. Otro dijo que era un círculo de invocación para demonios. También se dijo que era una portal hacia otro mundo. Hubo muchos rumores, pero como ella nunca dio una explicación, nadie sabe la verdad. Todavía es un misterio."
Me imaginé a Haruhi Suzumiya dibujando líneas blancas en la total oscuridad del colegio por la noche, con una expresión seria en su cara. Probablemente había sacado, con anterioridad, el ruidoso marcador que arrastraba por todos lados y el montón de bolsas de cal de la bodega del gimnasio. Podría haber llevado una linterna, por lo menos. No pude evitar el pensar que, bajo la luz parpadeante, el rostro de Haruhi Suzumiya parecía lleno de un abrumador sentido de heroísmo trágico. Sólo era mi imaginación, claro.
Probablemente era cierto que trataba de atraer ovnis o invocar demonios o abrir un portal hacia otro mundo. Puede que se haya pasado la noche entera trabajando duro en los terrenos de su colegio. Y al final, cuando ya estaba claro que no iba a pasar nada, debe haberse sentido realmente desmoralizada. Bueno, en realidad sólo estoy especulando sin fundamento alguno.
"Además hizo muchas otras cosas."
A Taniguchi ya sólo le quedaban los últimos bocados de su almuerzo.
"Una mañana, llegamos a la sala de clase y encontramos todos los escritorios en el pasillo. Dibujó estrellas en la terraza con pintura. Una vez, incluso, agarró un montón de talismanes extraños, de esos que pones en la cabeza de los muertos para reanimarlos, y los pegó por todo el colegio. De verdad que no la entiendo.
Haruhi Suzumiya, a todo esto, no esta en la sala en este momento. De otro modo no podríamos tener esta conversación; aunque en realidad creo que no le importaría en lo más mínimo, aunque estuviese aquí. Hablando de Suzumiya, acostumbra salir de la sala apenas termina la cuarta hora y no vuelve hasta justo antes de que empiece la quinta. Jamás la he visto traer comida, así que probablemente coma en la cafetería. Pero no puede tardarse una hora en comer. Ahora que lo pienso, podría decir con seguridad que nunca está en la sala entre clases. Me pregunto a dónde irá.
"Aún así, es bastante popular con los hombres."
Taniguchi seguía hablando.
"Pero eso es por ser bonita. Y además es buena en deportes y se saca mejores notas que la mayoría. No te das cuenta de que es una freak cuando solo está ahí sentada."
"¿Hay algúna historia acerca de eso?"
"Hubo un tiempo en que anduvo con varios. Hasta donde sé, el que más le duró fue una semana, y el que menos, cinco minutos luego de que accediera a salir con él. Siempre fue Suzumiya la que los dejaba, sin excepción. Siempre con la misma frase. '¡No tengo tiempo para humanos comunes!' Uf, entonces no deberías aceptar cuando te invitan a salir, para empezar."
Probablemente Taniguchi hablaba por experiencia propia. Creo que se dio cuenta de que lo que yo pensaba, porque siguió hablando sin detenerse.
"Es sólo una historia que escuché. En serio. No sé por qué, pero nunca se negaba a salir con alguien. Para cuando estábamos en tercero, ya todos sabían como funcionaba la cosa, así que nadie la volvió a invitar. Pero creo que la historia se va a repetir ahora. Por eso te estoy avisando antes de que se te ocurra alguna locura. Olvídalo. Considéralo como un consejo amistoso de un compañero."
No hay nada que olvidar. Ni siquiera estoy interesado.
Taniguchi metió su caja de almuerzo vacía en s mochila y sonrió con satisfacción.
"Si me preguntas, la mejor de esta clase es ella. Ryoko Asakura."
Taniguchi hizo un gesto con su mentón, apuntando hacia un grupo de chicas, que hablaban con sus escritorios pegados. En el centro del grupo, con una alegre sonrisa, estaba Ryoko Asakura.
"En lo que a mi concierne, va a estar entre las tres mejores de nuestro año."
¿Ya conoces a todas las chicas de primero o qué?
"¡Claro que sí! Las clasifiqué de la A a la D, y me aprendí los nombres completos de todas las A. La preparatoria se vive sólo una vez, así que yo por lo menos pienso divertirme."
"¿Y Asakura-san es una A?" preguntó Kunikida.
"Una AA+, eso seguro. Cuando llegas a mi nivel, te das cuenta con sólo mirarles la cara. Además, estoy seguro de que es una persona agradable."
Bueno, incluso si asumimos que de entre todas las obstinadas divagaciones de Taniguchi la mitad eran pura basura, era cierto que Ryoko Asakura y Haruhi Suzumiya se destacaban de formas diferentes.
Para empezar, Asakura era preciosa; además, esa sensación de estar siempre sonriendo que te dejaba era bastante agradable. Segundo, Taniguchi probablemente tenía razón al decir que era una buena persona. A día de hoy, ya no quedaba nadie que tratase de hablar con Haruhi Suzumiya; el único ser humano al que las respuestas groseras no desanimaban y seguía tratando era Ryoko Asakura. Tiene el temperamento de una presidente de la clase. Tercero, a juzgar por sus respuestas en clase, parece ser bastante lista. Cualquier pregunta que le hagan la responde correctamente. La alumna que todo profesor quiere tener. Cuarto, es popular entre las demás chicas. Sólo ha pasado una semana desde que empezaron las clases, y ya es la figura central entre las chicas de la clase. Definitivamente tiene el carisma para atraer a las masas.
Si la comparamos con Haruhi Suzumiya, con su ceño siempre fruncido y sus patrones de pensamiento incomprensibles, cualquiera elige a Ryoko. Hasta yo, supongo. De todas formas, Taniguchi no tiene oportunidad con ninguna de las dos.
Abril aún no terminaba; Haruhi Suzumiya seguía tranquila, lo que para mí significó un mes de relajación. Pasaría casi un mes más antes de que sus locuras comenzaran.
Debo decir, en todo caso, que ya me había dado cuenta de algunos comportamientos excéntricos de Haruhi en este tiempo.
Comencemos. Rareza número uno.
Se cambia de peinado todos los días. Descubrí algo así como un patrón luego de observarla un tiempo, que básicamente iba así: los lunes, Haruhi llegaba se soltaba el pelo, que era largo y liso. Al día siguiente, usaba una cola de caballo perfecta desde donde se la mirase; le quedaba tan bien que casi no podía soportarlo. Pero luego, los miércoles, venía al colegio con dos coletas. Y el jueves con tres. Los viernes, finalmente, tenía cuatro mechones hechos al azar, atados con cintas, lo que se veía bastante raro.
Lunes = 0, martes = 1, miércoles = 2...
A medida que pasaban los días, el número de moños crecía. Después de volver a cero los lunes, crecía nuevamente, a razón de uno por día, hasta el viernes. Ni idea de qué significaba. Basándome en el patrón, deduzco que terminaría la semana con seis mechones atados; me pregunto cómo se vería su cabeza los domingos. Sin duda me gustaría verlo.
Rareza número dos.
La clase se separa por sexo para gimnasia, así que las clases 5 y 6 se combinan. Las mujeres se cambian en las salas impares y los hombres en las pares. Cuando la clase antes de gimnasia termina, los chicos agarramos nuestros uniformes deportivos y comenzamos a movernos hacia la sala 6.
Mientras eso pasaba, Haruhi Suzumiya ignoraba totalmente nuestra presencia en la sala y comenzaba a sacarse el uniforme.
Luego lo dejaba en el suelo y se ponía el uniforme deportivo, con rostro indiferente, como si los chicos que la mirábamos fuéramos lo mismo que tomates o zanahorias.
Era en ese momento en que los todos los chicos con la boca abierta y cara de imbécil - me incluyo - eran echados de la sala por Ryoko Asakura.
Al parecer, luego de eso las chicas, guiadas por Asakura, le dieron un sermón a Haruhi, pero obviamente no lograron nada; ella siguió cambiándose de ropa sin que le importase un pimiento el público masculino. Razón por la cual los hombres eran obligados - órdenes de Ryoko Asakura - a salir corriendo de la sala apenas sonase la campana de recreo antes de gimnasia.
Pero qué buena estaba... eh, digo, sigamos.
Rareza número tres.
Básicamente, Haruhi nunca estaba en la sala durante los recreos. Y cuando las clases se acababan, tomaba su bolso y salía inmediatamente. Al principio, pensé que se iba directo a casa, pero no. Para mi asombro, se unió temporalmente a una gran variedad de clubes del colegio. Se la podía ver dribleando en el club de basketball, sólo para encontrarla, al día siguiente, cosiendo una funda de almohada en el club de manualidades, o agitando un palo de lacrosse. Incluso probó en el de béisbol. Todos los clubes deportivos, sin excepción, querían que fuese miembro. Ella se negaba a sus peticiones y cada día ingresaba a un club diferente, elegido al azar. Al final, no se quedó en ninguno.
¿Qué era lo que realmente estaba tratando de lograr?
Como consecuencia, el rumor acerca de la "extraña chica de primer año" se extendió como un incendio por el colegio. Un mes después no había nadie en el colegio que no supiese de ella. Sin exagerar, a comienzo de mayo había gente que aún no sabía el nombre del director, pero sí el de Haruhi Suzumiya.
En medio de todo este escándalo - bueno, en realidad Haruhi era la única envuelta en él - llegamos al mes de mayo.
A decir verdad, considero más probable el hallazgo de un Plesiosaurio en el lago Biwa que la existencia del destino. Pero si existe, y afecta a las vidas de las personas desde algún lugar desconocido, supongo que fue en este momento en que mi rueda del destino comenzó a girar. Estoy seguro de que alguien allá arriba se puso a reescribir mi destino, sin pedirme permiso, claro.
[Nota: La Semana Dorada es un feriado largo, que reúne cuatro feriados nacionales]
Acaba de terminar la Semana Dorada, y no sé muy bien qué día es. Subo la colina cubierto de sudor, calcinándome debido a un mes de mayo con clima muy raro... ¿qué demonios le pasa al mundo? ¿Tiene fiebre o qué?
"Eh, Kyon."
Alguien me da una palmada en la espalda. Taniguchi.
Con la chaqueta al hombro, pose despreocupada, el nudo de la corbata suelto y una sonrisa en la cara.
"¿Fuiste a alguna parte por la Semana Dorada?"
"Fui con mi hermana a ver a mi abuela."
"Qué aburrido."
"¿Y tú?"
"Trabajé todos los días."
"¿Y eso es mejor?"
"Kyon, un estudiante de preparatoria no debería estar cuidando a su hermanita en un viajecito para ver a los abuelitos. Tienes que comportarte de acuerdo a tu edad."
Da la casualidad de que, al decir Kyon, se está refiriendo a mí. Por lo que recuerdo, fue una tía la primera que me llamó así, hace unos años, luego de un tiempo sin haberla visto. Cuando nos encontramos, dijo "Oh, cómo has crecido, Kyon-kun", un variación de mi nombre a la que no le encuentro la más mínima gracia. Mi hermana lo escuchó y pensó que era divertido, así que empezó a llamarme "Kyon-kun". Luego algunos amigos fueron a mi casa y la oyeron llamarme así, y desde entonces mi apodo es Kyon. Ah, mi hermanita... antes me llamaba "Onii-chan". Vaya mierda.
"Es una costumbre familiar que los primos se reúnan para la Semana Dorada."
Y luego de esa respuesta indiferente, seguí subiendo la colina. La sensación de las gotas de sudor cayendo desde mi pelo era realmente desagradable.
Taniguchi siguió hablando, feliz, acerca de una chica que había conocido en el trabajo, y de que había estado ahorrando dinero así que ahora podía gastárselo saliendo con ella. O sea, una de las cosas más banales que puedes contarle a la gente, junto a tus sueños o las travesuras de tu mascota.
Cuando llegamos a la puerta del colegio, Taniguchi ya me había explicado tres diferentes opciones de cita con su compañera inexistente.
Para cuando entré a la sala, Haruhi Suzumiya ya estaba sentada detrás de mí, mirando hacia la ventana sin rastro alguno de alegría. Su peinado consistía en dos coletas que sobresalían como las manillas de una puerta; "ah, si son dos es que hoy es miércoles", pensé mientras me sentaba. Y entonces, fui poseído por el demonio. No se me ocurre otra cosa. Antes de darme cuenta, estaba hablando con Haruhi Suzumiya.
"¿Te cambias de peinado por los aliens?"
Haruhi giró su cabeza hacia mí como un robot y me miró con una cara tan seria que me dio algo de miedo.
"¿Cuándo te diste cuenta?"
Me hablaba como si yo fuera una piedra tirada en la calle.
Ahora que lo pienso... ¿cuándo me di cuenta?
"Eh... hace poco."
"Ah."
Haruhi apoyó la barbilla en una mano, dando la impresión de que ya estaba harta.
"Me parece que cada día de la semana se puede relacionar con una imagen diferente."
Esta vendría siendo la primera vez que tenemos una conversación.
[Nota: Los días de la semana y los elementos entre paréntesis se escriben igual]
"Por colores, el lunes (Luna) sería amarillo; el martes (fuego), rojo; el miércoles (agua) sería azul; el jueves (madera) verde; el viernes (oro) sería dorado, el sábado (Tierra) marrón claro y el domingo (Sol) blanco."
Me parece que entiendo a dónde quiere llegar.
"Entonces, por números, el lunes sería cero y el domingo seis, ¿no?"
"Sí.,"
"Pero a mí me parece que los lunes deberían ser uno."
"¿Y quién está pidiendo tu opinión?"
"...ah, claro."
Haruhi siguió mirándome, como si mi silencio la molestase, hasta que comencé a sentirme incómodo.
"¿Nos habíamos visto antes? ¿Hace mucho tiempo?", preguntó.
"No lo creo", contesté, y la conversación se acabó, pues en ese momento entró el profesor Okabe.
Ahí fue cuando empezó todo. Nada muy especial, pero ahí empezó. Además, como Haruhi sólo está en la sala durante las clases, el único momento que tengo para hablar con ella es antes de la primera hora. Y es innegable que estar sentado justo delante de ella era una ubicación natural para empezar una conversación con ella.
De todas maneras, que Haruhi me respondiese en serio fue una sorpresa. "¡Cállate! ¡Imbécil! ¡Silencio! ¡¿A quién le importa!?" eran las respuestas que esperaba. El hecho de que aún hablase con ella significaba, probablemente, que yo estaba igual de chiflado.
Por eso mismo me sentí bastante perturbado cuando, al día siguiente, Haruhi no apareció con los tres mechones correspondientes, porque había cortado su hermoso pelo largo y negro. Y encima, ¿cortárselo justo el día después de que le toco el tema? ¿No es un poco apresurado?
"En realidad no", respondió Haruhi cuando le pregunté.
Como siempre, su voz sonaba irritada sin que pudiera saber lo que realmente estaba pensando. No tenía la más mínima intención de decirme por qué se había cortado el pelo.
Bueno, no esperaba otra cosa.
"¿En serio probaste todos los clubes?"
Luego de su corte de pelo, las conversaciones con Haruhi en los minutos antes de que empezaran las clases se hicieron una rutina. Como siempre tengo que ser yo el que empieza a hablar, y lo que viste anoche en la TV o el clima de hoy no son temas aceptables ("demasiado aburrido", diría Haruhi), debo pensar muy bien lo que digo.
"Si encuentras alguno interesante, avísame. Quizás entre yo también."
"No hay ninguno interesante."
Respuesta inmediata.
"Ni uno solo."
Después de responder dos veces, Haruhi exhaló el aire en sus pulmones, que sonó como el batir de alas de mariposa. ¿Acaso eso era un suspiro?
"Esperaba algo mejor en la preparatoria, pero es lo mismo que antes. A lo mejor elegí el colegio equivocado."

¿Y cuál es tu método para escoger un colegio?
"Los clubes deportivos y artísticos son tan normales que aburren. Con tantos clubes en el colegio, uno pensaría que hay al menos uno raro."
¿Y, exactamente, cómo concluyes que un club es normal o raro?
"Si me gusta, es raro. Los demás son normales. Es obvio, ¿no?"
Claro. Obvio. Tan obvio que nunca lo había escuchado.
"Bah."
Se puso a mirar hacia otro lado y hasta ahí llegó la conversación.
Otro día:
"Escuché un rumor."
"Probablemente una estupidez, ¿no?"
"¿Es verdad que terminas dejando a todos los chicos con los que sales?"
"¿Quién te da el derecho a preguntarme eso?"
Haruhi echó hacia atrás el pelo que tenía sobre el hombro y me apuntó con sus ojos negros. Uf, las únicas veces en que su cara no es inexpresiva es cuando está enojada.
"¿Quién te lo contó, Taniguchi? No puedo creer que estemos en la preparatoria y siga en la misma clase que él. A lo mejor es un acosador."
"Lo dudo." Creo.
"No sé qué te contaron, pero no importa. Probablemente sea todo cierto."
"¿Nunca hubo un tipo que te interesara de verdad?"
"Ninguno valía la pena."
"Ninguno" es una palabra que Haruhi repite bastante.
"Todos eran ridículamente normales. Siempre lo mismo, encontrarnos el domingo en la estación y hacer cosas comunes como ver una película, ir al parque de atracciones o ver algún partido de algo. Luego comida rápida, un paseo y algo de beber. Adiós, hasta mañana. ¿¡Y eso es todo!?"
Me estaba preguntando qué era lo que no le gustaba de las citas, pero preferí callarme. Si Haruhi cree que algo está mal, entonces algo está mal y se acabó.
"¿Y a quién diablos se le ocurre invitarme por teléfono? ¡Las cosas importantes como ésa deben decirse en persona!"
Traté de ponerme en el lugar de aquellos tipos, para los que probablemente era muy difícil hacer algo tan importante - al menos para ellos - como confesar sus sentimientos mientras eran observados como insectos. Mientras tanto, decidí seguirle el juego.
"¿Ah, sí? ¿Eso crees? Pues yo la llevaría a algún lugar y se lo diría en persona."
"¡Eso no importa!"
Bueno, decídete, ¿es o no es importante?
"El problema es que en este planeta no hay un solo hombre que valga la pena. Te juro que la mayoría del tiempo que pasé en la secundaria estuve enojada."
Pues parece que todavía lo estás.
"Y entonces, ¿qué tipo de hombre te gustaría? ¿Un alien, quizás?"
"Un alien. O algo así. En realidad, mientras no sea un humano común, ni siquiera importa si es hombre o mujer."
¿Qué tanto tiene de especial no ser humano? Cuando le pregunté, Haruhi me miró como si fuese idiota.
"¿¡Acaso no es más divertido así!?"
Supongo... que tiene razón.
No voy a discutir con ella. No me importaría si la hermosa y misteriosa chica de intercambio fuese, en realidad, mitad alien, mitad humana. Y si el idiota de Taniguchi, que se sienta cerca para espiarnos a Haruhi y a mí, fuese en realidad un detective del futuro, sería bastante interesante. Y si Ryoko Asakura, que por alguna razón me está sonriendo, tuviese poderes paranormales, entonces la vida en este colegio sería un poco más divertida.
Pero nada de eso es posible. Aliens, viajeros en el tiempo, tipos con poderes paranormales: esas cosas no existen. Y si existiesen, no aparecerían así como así frente a nosotros. Además, no hay forma de que alguien se me acerque y se presente diciendo "hola, la verdad es que soy un alien" sin razón alguna.
"¡Por eso!"
Haruhi se puso de pie mientras gritaba, tirando al suelo su silla. Toda la clase se volvió para mirarla.
"¡Por eso es que me estoy esforzando tanto!"
"¡Perdón por el retraso!"
El profesor Okabe, que se veía resplandeciente, alegre y sin aliento, entró corriendo, echó un vistazo a Haruhi, que seguía de pie con un puño en el aire, mirando al cielo, y al resto de la clase pendiente de ella, y se quedó mudo de asombro.
"Eh... va a empezar la clase."
Haruhi volvió a sentarse y se quedó mirando atentamente una esquina de su escritorio. Menos mal.
Giré mi cabeza hacia delante, lo mismo que el resto de la clase, y el profesor Okabe subió hasta su podio y se aclaró la garganta.
"Perdón por el retraso... eh... va a empezar la clase."
Y luego de repetir las mismas frases, volvimos a nuestra rutina mundana, que probablemente es lo que Haruhi más odia.
Pero así es la vida, ¿no?
Sin embargo, no puedo ignorar el hecho, algo ilógico, de que envidio un poco la forma que tiene Haruhi de ver la vida.
Nunca abandona la esperanza de que pase algo extraordinario frente a ella; esperanza que yo no tengo desde hace tiempo. Y no sólo está esperándolo, sino que lo busca activamente. Eso no se puede negar.
Es que ese tipo de cosas, por más que uno espere, no cae del cielo. Así que hay que salir a buscarlas. Por eso las rayas en el suelo, la pintura en la terraza, los talismanes en las paredes del colegio.
Cielo santo (¿todavía se dice eso?).
No sé cuando habrá empezado Haruhi a hacer cosas que la hagan parecer chiflada, pero supongo que si ya se ha pasado un buen tiempo esperando, lo suficiente como para que se le agote la paciencia y comience a probar con extraños rituales que no dan ningún resultado, se hace bastante comprensible el que ande todo el tiempo con cara de odiar al mundo, ¿no? ¿...no?
"Oye, Kyon."
En el recreo, Taniguchi se me acercó con una cara sensible y mística. Te ves como un idiota, Taniguchi.
"Jódete. En fin. Lo que te quería preguntar es desde cuándo eres mago."
"¿Mago?" respondí, mientras recordaba haber oído que la tecnología altamente avanzada no se diferencia de la magia. Taniguchi apuntaba con el dedo hacia el escritorio de Haruhi que, como de costumbre, estaba vacío desde el final de la clase.
"Nunca había visto a Suzumiya hablando tanto. ¿Qué le dijiste?"
Qué se yo. ¿Qué le dije? Supongo que lo primero que se me vino a la cabeza.
"Es el fin del mundo."
La cara de asombro de Taniguchi era demasiado exagerada. Kunikida apareció detrás de él.
"A Kyon siempre le han gustado las locas."
No digas cosas que se puedan malinterpretar...
"Me importa bastante poco si a Kyon le gustan locas o no. Lo que me interesa es entender cómo Haruhi pudo entablar una conversación con él. Me niego a aceptarlo."
"Si es por adivinar, diría que es porque Kyon podría considerase una persona rara."
"Bueno, sí. Una persona cuyo apodo es Kyon no puede ser muy normal. Pero incluso así..."
¡Basta de Kyon! Basta del apodo estúpido y a ver si alguien me llama por mi nombre. Por lo menos que mi hermana me diga "onii-chan".
"A mi también me gustaría saberlo."
Una voz femenina apareció de pronto entre nosotros. Voz de soprano. Al echar un vistazo me encontré con Ryoko Asakura con una sonrisa imposible de fingir.
"Suzumiya-san nunca me responde, no importa lo mucho que trate de hablar con ella. ¿Cómo lograste que te hablase? ¿Hay algún truco?"
Lo pensé un poco. O, mejor dicho, puse cara de pensarlo un poco, antes de asentir con la cabeza. A fin de cuentas, la respuesta era obvia.
"Ni idea."
Asakura se rió.
"Ah... pero de todos modos ahora estoy más tranquila. Me preocupaba que Suzumiya-san se aislara del resto de la clase. Es bueno que tenga un amigo."
Si alguno se pregunta por qué Ryoko Asakura se comporta como si fuese la presidenta de la clase, es porque, precisamente, es la presidenta de la clase. Se decidió en la clase anterior.
"Amigo, ¿eh...?"
Incliné la cabeza. ¿Amigo? Me da la impresión de que pasar el tiempo mirando la cara malhumorada de Haruhi no es precisamente lo que denominaríamos amistad.
"Sea lo que sea, sigue haciéndolo para que Suzumiya-san participe del curso. Tuvimos la suerte de estar todos en esta clase, así que deberíamos ser amigos, ¿no? Cuento contigo."
Así que cuentas conmigo. Fácil decirlo.
"Desde ahora, si necesito decirle algo, podré hacerlo a través de ti."
Eh, espera un poco. No soy relacionador público ni vocero.
"Por favor..."
Hasta juntó las manos, como rogando. Lo único que pude hacer fue soltar monosílabos como "ah" y "uh" que Asakura se los tomó como un "está bien". Luego, con una sonrisa como una flor, volvió hacia donde estaban las demás chicas. Que, por cierto, estaban todas mirando hacia acá, lo que me hizo que se me encogiese un poco más el corazón.
"Kyon, somos amigos, ¿no...?"
Taniguchi hablaba con un brillo sospechoso en los ojos. ¿Pero de qué estás hablando? Hasta Kunikida estaba parado, con los ojos cerrados y los brazos cruzados, asintiendo con la cabeza por algún razón.
Imbéciles.
Por lo visto, en algún momento se decidió que cada mes se cambiaría el orden en que nos sentamos. Ryoko Asakura, presidenta de la clase, se paseó con una caja de galletas de latón, llena de papeles doblados en cuatro, para hacer el sorteo. Me tocó un lugar bastante bueno, junto a la ventana que da al patio, segundo desde la última fila. ¿Y quién se sentó detrás de mí, se preguntarán? Pues nada menos que Haruhi Suzumiya, con cara de dolor de muelas.
"Quizá los alumnos empiecen a desaparecer, uno por uno. O aparecerá el cadáver de algún profesor en una sala cerrada por dentro."
"Eso suena un poco peligroso."
"Hay una Sociedad para la Investigación de Misterios."
"¿Y qué tal?"
"Un chiste. Jamás se han topado con algo raro. Los miembros se la pasan leyendo libros de misterio. Y ninguno tiene pinta de detective."
"¿Acaso esperabas algo más?"
"Pues esperaba más de la Sociedad para la Investigación de los Fenómenos Supernaturales."
"¿En serio?"
"Pero sólo eran un montón de freaks ocultistas. ¿Qué te parece?"
"Pues no mucho."
"¡Argh! ¡Qué aburrido! ¿Cómo no va a haber un club decente en este colegio?"
"Pues si no existe, no puedes hacer nada."
"Yo esperaba que una preparatoria tuviese clubes más radicales. Me siento tan tonta como alguien que quiere llegar al campeonato nacional y descubre que el colegio no tiene equipo de béisbol."
Haruhi miró hacia el cielo con ojos de cocodrilo, como los de una hechicera lista para empezar un ritual de cien oraciones, y suspiró como el viento del norte.
¿Acaso tengo que compadecerme?
Haruhi debía dejar en claro, entre otras cosas, qué tipo de club era el que estaba buscando. Si es que lo sabía; lo único que dice es "quiero hacer algo divertido." ¿Y qué vendría siendo "algo divertido? ¿Resolver un asesinato? ¿Buscar aliens? ¿Hacer un exorcismo? Me parece que ni ella misma se ha decidido.
"Si no existe, no puedes hacer nada."
Yo me limito a ofrecer mi opinión.
"A fin de cuentas, los seres humanos deben conformarse con lo que hay. Si lo piensas, los inconformistas fueron los que hicieron los grandes descubrimientos o inventos que hicieron avanzar a la civilización. La gente quería volar, se inventaron los aviones. La gente quería transportarse más rápido y más fácil, aparecen los automóviles y los trenes. Pero todo eso lo hizo un número limitado de personas, que tenían planes y conceptos innovadores. En otras palabras, son los genios los que lo hacen posible. La gente común, como tú y yo, mejor se dedica a disfrutar de una vida normal..."
"Cállate."
Haruhi me cortó justo cuando ya me estaba inspirando, y miró hacia otro lado. Me da la impresión de que está de un pésimo humor, pero eso no sería nada nuevo.
Creo que no le importa lo que sea, mientras vaya en contra de la rutina que es la realidad. Pero cosas así no aparecen tan fácilmente. De hecho, no aparecen y punto.
¡Vivan las leyes de la física, que nos dejan vivir en paz y tranquilidad! Qué pena por Haruhi.
Por lo menos es lo que creo.
Una respuesta normal, ¿no?
¿Cuál habrá sido la causa?
Quizá fue esta conversación.
Nunca lo vi venir.
Los brillantes rayos del Sol me adormecían, mientras mi cabeza se balanceaba peligrosamente de aquí para allá, cuando sentí que algo me agarraba del cuello y me tiraba con una fuerza brutal. A punto de desmayarme, la parte posterior de mi cráneo golpeó violentamente el borde del escritorio detrás de mí. De inmediato se me asomaron las lágrimas.
"¿¡Qué estás haciendo!?"
Cuando me di la vuelta, lleno de rabia, me encontré a Haruhi de pie y aún agarrándome el cuello de la camisa, con - primera vez que la veo - una sonrisa brillante como el Sol de Ecuador. Si las sonrisas se midiesen por temperatura, la suya igualaría a un bosque tropical.
"¡Lo tengo!"
No me escupas, por favor.
"¿Cómo no se me ocurrió antes?"
Haruhi me miraba con ojos que brillaban tanto como Deneb, la estrella más brillante de la constelación del cisne. No me quedo otra que preguntar.
"¿Cómo no se te ocurrió el qué?"
"¡Si no existe, entonces tengo que hacerlo yo misma!"
"¿Hacer qué?"
"¡Un club!"
Al parecer el golpe con el escritorio no iba a ser lo único que me hiciera doler la cabeza.
"Ah. Genial. Ahora podrías soltarme."
"¿Eso es todo lo que vas a decir? Deberías estar más feliz con este descubrimiento."
"Después me hablas de tu descubrimiento. Hasta puede que me ponga tan feliz como tú. Pero por ahora deberías calmarte."
"¿De qué hablas?"
"Estamos en clase."
Finalmente, Haruhi me soltó. Cuando miré hacia la parte de delante de la sala, pude ver a mis compañeros con las bocas medio abiertas a la profesora, recién egresada, a punto de llorar, con la tiza en la mano.
Hice un gesto hacia Haruhi para que se sentase rápido. Luego levanté la mano y la dirigí a la pobre profesora de inglés.
Por favor, siga con la clase.
Mientras la murmuraba algo, Haruhi se sentó y la profe siguió escribiendo algo en la pizarra.
¿Hacer un nuevo club?
Vaya...
No me estará contando como miembro, ¿no?
El dolor en mi cabeza presagiaba las desventuras que vendrían.
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La melancolía de Haruhi Suzumiya
Capítulo 2
Viendolo en retrospactiva, así es como fueron exactamente las cosas.
En el siguiente descanso, Haruhi no abandonó la clase ella sola como de costumbre. En lugar de eso, salió arrastrándome a mí por el brazo. Después de salir de clase, empezó a correr por el pasillo y subió unas cuantas escaleras antes de detenerse delante de la puerta que da al patio del tejado.
La puerta del tejado acostumbra a estar siempre cerrada, así que las escaleras que suben desde el cuarto piso suelen utilizarse de trastero. Probablemente por el club de Arte. Cosas como enormes lienzos, pinceles rotos, y bustos de Marte sin nariz estaban apilados por ahí dando la impresión de estar en un trastero. Pensándolo bien, era un trastero. Y tampoco estaba muy bien iluminado.
¿Por qué me habrá traído a un sitio así?
“Échame una mano.”
Dijo Haruhi. Haruhi estaba en estos momentos cogiéndome de la corbata, al tiempo que me clavaba su mirada. Parecía como una extorsión.
“¿Qué te eche una mano en qué?”
Ya sabía la respuesta, pero pregunté igualmente.
“A crear mi nuevo club.”
“¿Por qué tengo que ayudarte con tu idea? Primero dímelo.”
“Yo tengo que ir a buscar una aula y más miembros, así que tú te encargaras
del papeleo.”
No me está escuchando.
Me libré de las garras de Haruhi.
“¿Qué tipo de club planeas hacer?”
“¿Acaso eso importa algo? ¡Lo primero es crear el club!”
Tengo serias dudas de que la escuela acepte este club que intentas crear en donde se desarrollarán unas actividades desconocidas.
“¿Entiendes? Entérate de cómo hacerlo antes de que acaben las clases. Yo también encontraré un cuarto antes de que terminen. ¿Te ha quedado claro?”
No. Solo que tengo la impresión de que si digo lo que pienso realmente, seré apalizado hasta la muerte. Mientras me encontraba en el proceso de formular una respuesta. Haruhi ya había bajado por las escaleras con un par de extraños saltitos, dejando a tras a un chico confundido junto a un montón de trastos.
“…todavía no he dicho ni que sí ni que no….”
No tenía sentido hablarle a un busto de yeso. Empecé a bajar, pensando en que les contaría a mis curiosos compañeros en cuando entrara en clase.
Requerimientos para crear una “asociación de estudiantes”:
Cinco o más miembros. Asignar a un profesor encargado, nombre, responsable de la asociación, y las actividades del club. Esto tiene que ser aprobado luego por el comité administrativo del consejo estudiantil. Las actividades del club tienen que adherirse a la política de conducir a una más productiva y activa vida escolar. Basándose en las futuras actividades y funcionamiento, el comité administrativo podrá presentar una moción para subir el estatus de la asociación al de “sociedad de investigación”. Además, mientras el club siga como asociación de estudiantes, no se asignará ninguna subvención.
No hizo falta ir a investigar nada. Estaba todo escrito en la parte de atrás de la
guía del estudiante.
El requerimiento de los miembros puede ser fácilmente superado pidiéndole a cualquiera que me deje usar su nombre. Un profesor encargado puede ser más difícil de encontrar, pero siempre se puede hacer alguna triquiñuela. El nombre basta con que sea algo inofensivo. Y el responsable del club por supuesto será Haruhi.
Pero estoy casi convencido de que sus actividades no van a “adherirse a la política de conducir a una más productiva y activa vida escolar.“
Al menos eso es lo que yo le dije. Pero Haruhi Suzumiya es la clase de persona que solo oye lo que quiere oír.
Agarrándome de la manga de mi chaqueta como unas tenazadas, en el momento en que sonó la campana, Haruhi me arrastró fuera de la clase, casi como si me estuvieran secuestrando, y salimos pitando. A penas si me dio tiempo para coger mi cartera para no dejármela en clase.
“¿A dónde vamos?”
Algo que cualquiera que se encontrara en mi misma situación preguntaría,
“¡A la habitación del club!”
Haruhi me contesto concisamente mientras seguía avanzando con el vigor suficiente para ir apartando uno tras otro los estudiantes que se encontraba por el medio. Al menos deja de agarrarme el brazo.
Cruzamos la pasarela que hay entre dos edificios y bajamos hasta el primer piso, luego entramos en otro edificio y volvimos a subir hasta que Haruhi se detuvo en medio de un pasillo poco iluminado, forzándome a frenar en seco.
Una puerta se encontraba delante de nosotros.
Club de literatura.
Eso es lo que ponía en el rotulo de la puerta.
“Aquí.”
Haruhi abrió la puerta sin siquiera llamar antes y entró a saco sin la más mínima muestra de sigilo. Yo la seguí, naturalmente.
Era una habitación más grande de lo que parecía. Tal vez porque solo tenia una mesa alargada, sillas metálicas, y unas estanterías. Las dos o tres grietas que había por el techo y las paredes daban buena muestra del lamentable estado en que se encontraba la estructura del edificio.
Y sentada en una de las sillas metálicas, como si de un mueble más se tratara, se encontraba una chica leyendo un grueso libro de tapa dura.
“¡Esta aula es ahora la habitación de nuestro club!”
Haruhi alzó los brazos arriba y hizo está proclamación con un tono solemne. En su cara se dibujó una sonrisa divina. Decidí no contarle mi opinión de que seria estupendo que mostrara esa sonrisa cada día en clase.
“Espera un momento, ¿donde estamos?”
“En el edificio del departamento de arte. El club de arte y el de instrumentos de viento tienen una sala de arte y una sala de música, ¿verdad? Los clubs y sociedades que no tienen esa clase de salas tienen cuartos en este edificio. También conocido como la vieja chabola. Este es el cuarto del club de literatura.”
“Entonces esto pertenece al club de literatura, ¿no?”
“Sí, pero los de tercero se graduaron todos el año pasado, así que ya no quedaba ningún miembro. Era el único club que hubiese sido borrado si nadie se hubiera apuntado. Y fue esta chica de primero la que se apunto.”
“Entonces el club no se borró, ¿verdad?”
“No, pero casi. Solo tiene un miembro.”
Increíblemente terrible. Planea apoderarse de la habitación. Dirigí mi mirada hacia la chica que parecía ser el miembro del club de literatura de primer año, auto-complaciéndose leyendo en una silla plegable.
Una chica con el pelo corto que llevaba gafas.
Ni siquiera ha levantado la mirada desde que Haruhi hiciera esa proclamación. Sus únicos movimientos eran el de sus dedos pasando la página de vez en cuando. El resto de su cuerpo no se ha movido lo más mínimo. Estaba ignorando completamente nuestra presencia. Realmente era una chica extraña.
Baje la voz y le susurré a Haruhi.
“¿Y qué pasa con ella?”
“Dijo que no había ningún problema con esto”
“¿En serio?”
“Hablé con ella durante la hora de la comida. Cuando le pedí que me dejara este cuarto me dijo que adelante. A ella no le importa mientras le dejemos leer. Creo que es una chica bastante rarita.”
Mira quien fue a hablar.
Di otro vistazo a la extraña miembro del club de literatura. Piel blanca y una cara desprovista de emociones. Dedos con movimientos robóticos. Su pelo apenas le llegaba a los hombros, aun así era suficientemente largo como para cubrir su fisonomita. Tenía curiosidad por ver como quedaría sin gafas. Su comportamiento, igual al de una muñeca, hacia que costara percibir su presencia. Si tuviera que clasificarla, la manera más fácil sería decir que es del tipo misteriosa.
No sé que pensaría de mi descarara mirada fijada sobre ella. La chica de repente se ajustó las gafas empujándolas por el puente con un dedo.
Unos ojos negros me observaron desde detrás de los cristales. Ni los ojos ni los labios reflejaban emoción alguna. Cara de póquer al máximo nivel. A diferencia de Haruhi, su configuración por defecto parece ser la de un rostro completamente inexpresivo.
“Yuki Nagato.”
Dijo. Parece que es su nombre. Lo dijo con una voz tan suave que podrías olvidarlo en tres segundo.
Yuki Nagato me estuvo mirando el tiempo suficiente para que parpadeara un par de veces. Luego al parecer perdió el interés y volvió a su lectura.
“Entonces Nagato-san,” Dije. “Ella planea quedarse esta habitación para su
club de no-tengo-ni-idea-de-que-va. ¿Te parece bien eso?”
“Sí.”
Yuki Nagato contestó sin apartar su mirada del libro.
“Bien, pero, seguramente seremos una gran molestia.”
“No creo.”
“Pero incluso podrían expulsarte”
“Pues adelante.”
Las respuestas rápidas están bien, pero sus respuestas estaban vacías de emoción. Realmente da la sensación de que no le importa lo más mínimo.
“Bien. Pues ya está.”
Haruhi intervino. Su voz siempre está llena de vida. Por algún motivo tenia un mal presentimiento sobre esto.
“A partir de ahora procura venir siempre aquí después de clases. ¡Más te vale venir! Sino rodarán cabezas.”
Dijo esto mientras sonreía como un cerezo en plena flor. De mala gana asentí con la cabeza.
Me gusta donde tengo la cabeza ahora.
Así que, de alguna manera conseguimos un cuarto para el club, que está bien, pero no ha habido ningún progreso con el papeleo. Primero de todo, el nombre y las actividades del club todavía no han sido decididos. Yo le dije que pensara en eso primero, pero parece que Haruhi tiene otras ideas.
“Ya habrá tiempo para eso después.”
Haruhi orgullosamente proclamó.
“Primero están los miembros. Necesitamos al menos dos más.”
¿Qué significa eso? ¿Estás contando también al miembro del club de literatura? ¿Es que consideras a Yuki Nagato como parte del mobiliario que venia con la habitación?
“Estate tranquilo. Los encontraré enseguida. Ya conozco a alguien que está hecha para este club.”
¿Como voy a estar tranquilo? Mis dudas no hacen más que reafirmarse. Al día siguiente, tuve que declinar la invitación de Taniguchi y Kunikida de volver a casa juntos. No tenía otro remedio, moví mis pies hacia el cuarto del club.
Haruhi me grito, “¡Tú ve pasando!” antes de salir corriendo del la clase con una aceleración record que explicaría porque el club de atletismo insistió tanto en que no se fuera. Eran tan rápida que te daba la impresión que tenia cohetes pegados a los pies. Seguramente haya ido a buscar a un nuevo miembro para el club. ¿Habrá ido a buscar a un alíen?
Me colgué la cartera al hombro y sin demasiado entusiasmo me dirigí hacia el club de literatura.
Yuki Nagato ya se encontraba en la habitación. Estaba leyendo en exactamente la misma posición que ayer, dándome una sensación de déjà vu. Justo igual que ayer, ni siquiera se giró cuando entré en la habitación. No lo sé muy bien, ¿pero es que solo se leen libros en el club de literatura?
Silencio.
“¿…Qué estás leyendo?”
Pregunté, al no poder aguantar más ese silencio. En lugar de responderme, Yuki Nagato levantó levemente el libro para mostrarme la tapa. El titulo, que parecía extranjero, escrito con letras góticas, ya hacia que me entrara sueño.
Parece una novela de ciencia ficción o algo así.
“¿Es interesante?
Yuki Nagato se ajusto las gafas empujando con un dedo el punte y con una expresión indiferente dijo en un tono indiferente.
“Único.”
Me daba la impresión de que se dedicaba a dar una respuesta aleatoria a mis preguntas.
“¿Qué parte de él?”
“Todo.”
“Te gustan los libros, ¿verdad?”
“Eso parece.”
“Ya veo…”
“…”
Silencio.
¿Puedo irme ya? Dejé la mochila sobre la mesa y estaba apunto de sentarme en una de las sillas cuando la puerta se abrió. Más bien como si la hubiera abierto de una patada.
“¡Hey! ¡Siento la espera! ¡Me ha costado un poco encontrarla!”
Haruhi hizo su entrada saludando con una mano levantada por encima de su cabeza. Su otra mano quedaba por detrás de ella, agarrando la mano de alguien. Haruhi entró arrastrando a otra persona, obviamente la traía en contra de su voluntad, y luego cerró la puerta con el pestillo. Clic. Tras oír ese ruido, la pequeña estudiante empezó a temblar de ansiedad. Era otra chica. Una extremadamente guapa.
¿De donde sacas exactamente que esta persona “está hecha para este club”?
“¿Qué es esto?”
Dijo la hermosa chica. La pobre estaba casi apunto de llorar.

"¿Donde estamos? ¿Por qué me has traído aquí? ¿¡Por que has cerrado la puerta!? ¿Qué vas a…?”
“Cállate.”
La chica se quedó petrificada al oír la voz
imperativa de Haruhi.
“Déjame presentarla… Está es Mikuru Asahina-san.”
Y tras esto, Haruhi no dijo nada más. ¿Eso es la presentación?
Un incomodo silencio se hizo en la habitación.
Haruhi estaba ahí de pie con cara de haber acabado ya con su trabajo. Yuki Nagato seguía leyendo como si nada hubiera pasado. La misteriosa chica llamada Mikuru Asahina estaba encogida al borde de las lágrimas. No creo que ninguna de ellas diga nada por el momento, así que no me tocó más remedio que abrir la boca.
“¿De donde la has raptado?”
“No la he raptado. Se ha dejado secuestrar voluntariamente.”
Es lo mismo.
“Me la encontré embobada en una clase de segundo año. Me he recorrido todo los rincones de la escuela durante los descansos, así que ya la recordaba de haberla visto un par de veces.”
Me preguntaba a que se dedicaba durante los descansos. Así que era eso lo que hacia. No, más importante aún…
“Entonces, ¿va un año por delante nuestro?”
“¿Qué pasa con eso?”
Tenía una expresión de desconcierto en su cara. Al parecer, esta tía nunca piensa en las cosas.
“Olvídalo… Uh, ¿Asahina-san, verdad? ¿Por qué ella?”
“Bueno, míratela bien.”
Haruhi apunto con su dedo a la nariz de Mikuru Asahina-san quien se hecho para atrás asustada.
“Es súper mona, ¿a que sí?”
Hablaba como un peligroso secuestrador. O esa es la impresión que me daba, pero entonces…
“Creo que su atractivo es un factor esencial.”
“…perdona. ¿De qué estás hablando?”
“Atractivo, Atractivo. Es lo que atrae a la gente. ¡Fundamentalmente, en cualquier historia en que pase algo raro, siempre hay una encantadora chica con aspecto de lolita!”
Sin darme cuenta me gire hacia Mikuru Asahina-san. Un pequeño cuerpo. Una carita de niña. Ya veo. Una persona descuidada podría fácilmente confundirla por una estudiante de secundaria. Su levemente rizado pelo castaño le caía delicadamente por la espalda. Sus vidriosos ojos de cachorrito parecían decir “Por favor, protégeme”. Sus blanquísimos dientes de esmalte, que se podían ver a través de su boca entreabierta, daban una maravillosa sensación de armonía a toda su preciosa carita. Si estuviera sosteniendo una varita con una bolita brillante en la punta, esperaría que se trasformara en una magical girl en cualquier momento. Espera, ¿en que demonios estoy pensando?
“¡Y eso no es todo!”
Haruhi rodeó por detrás a Mikuru Asahina-san, su senpai, con una sonrisa de confianza y la agarró por detrás.
“¡Wahyaa--!”
Asahina-san gritó. Pero Haruhi, impasible, seguía agarrándole los pechos a través del uniforme.
“¡Dohee-!”
“Es muy pequeña, pero mira. Sus tetas son más grandes que las mías. Una cara de lolita con peras enormes. ¡Es un elemento muy importante para atraer a la gente!”
Pues vaya novedad.
“Ah- , Son realmente enormes-“
Diciendo esto, metió las manos por debajo del uniforme y empezó a manosearlas. ¡O—oye!
“Me está empezando a mosquear y todo. ¡Una cara tan bonita y encima las tiene más grandes que yo!”
La cara de Asahina-san estaba toda roja mientras se resistía y pataleaba, pero no podía hacer nada contra esa diferencia de fuerza. Haruhi, al no tener ninguna oposición, empezó a bajar las manos por debajo de la falda y fue entonces cuando arranque a la pervertida esta de la espalda de Asahina-san.
“¿Pero tú estas tonta?”
“¡Es que son enormes! En serio. ¿Por qué no las pruebas?”
Asahina soltó un pequeño gemido, Hiii- , después de oír eso.
“Creo que paso.”
¿Qué otra cosa podría haber dicho?
Lo que es realmente sorprendente es que durante todo este rato, Yuki Nagato no levantó la vista de su libro ni una sola vez. Algo raro le pasa a esta chica, también.
Entonces es cuando lo entendí…
“¿Entonces qué? ¿Ósea, que simplemente por el echo de que Asahina-san sea mona, pequeña y tenga grandes tetas es por lo que la has traído aquí?”
“Exactamente.”
Esta tía debe de ser tonta de nacimiento.
“He pensado que necesitaríamos a un personaje tipo mascota como ella.”
No. Piensa en cualquier otra cosa.
Asahina-san delicadamente se arreglo el uniforme y levanto la cabeza para mirarme. Es bastante incomodo que me mires con esa expresión.
“Mikuru-chan, ¿estás en algún otro club?”
“Um… en el club de caligrafía…”
“Entonces déjalo. Interferirá con las actividades de nuestro club”
Haruhi estaba siendo más egocéntrica que nunca. Asahina-san parecía como un condenado a muerte al que le habían dicho que escogiera entre cianuro potásico o estricnina. Alzó la vista de nuevo para mirarme como buscando la salvación. Luego se dio cuenta de la presencia de Yuki Nagato por primera vez, y sus ojos se abrieron llenos de sorpresa. Sus ojos luego inspeccionaron la habitación antes de que al final susurrada, “Ya veo…” casi como un suspiro.
“Lo entiendo,” Dijo después.
¿Qué has entendido?
“Dejaré el club de caligrafía y me uniré a este…”
La tristeza de su voz hacia que me sintiera realmente mal por ella.
“Pero no estoy segura de lo que se hace en el club de literatura…”
“No somos el club de literatura.”
Dijo Haruhi como si fuera la cosa más obvia del mundo.
Yo se lo expliqué a la sorprendida Asahina-san en lugar de Haruhi.
“Estamos temporalmente instalados en este cuarto. El club al cual te has visto forzada a entrar es una asociación de estudiantes sin nombre que todavía ha de crear Suzumiya y que participará en unas actividades desconocidas por ahora.”
“… Qué…”
“Eso si, la que está sentada ahí leyendo sí que es miembro del club de
literatura.”
“Ah…”
Asahina-san, con sus adorables labios abiertos, se quedó sin palabras. No la puedo culpar.
“¡No te preocupes!”
Haruhi, con una brillante sonrisa libre de cualquier muestra de responsabilidad, firmemente apoyó su mano sobre la pequeña espalda de Asahina-san.
“¡Acabo de pensar en un nombre!”
“…Permítenos oírlo.”
Mi voz, sin llevar ningún tipo de expectación, resonó por la habitación. Si es posible, preferiría no oírlo. Y a Haruhi Suzumiya obviamente no podría importarle menos mi opinión, así que triunfalmente dijo con voz clara el nombre del club.
Atención todos. El nombre de este espeluznante club ya está decidido. No ha habido ninguna alteración. Es puramente producto de la mente de Haruhi.
¡Brigada SOS!
Sekai wo
Oini moriagerutame no
Suzumiya Haruhi no Dan
Para salvar al mundo con una sobredosis de diversión la brigada de Suzumiya Haruhi. O Brigada SOS para abreviar.
Podéis reíros si queréis. Antes de que yo pudiera hacerlo, me quedé atontado. Quizás os estéis preguntando por qué una brigada. Originalmente, tendría que haber sido ‘para salvar al mundo con una sobredosis de diversión la asociación de Suzumiya Haruhi’, pero la asociación todavía no había sido aprobada, y nadie tiene ni idea de lo que se supone que hace este club. “Entonces lo dejamos en Brigada”. Las incomprensibles palabras de Haruhi cerraron el asunto.
Asahina-san se quedo con la boca cerrada con una expresión de resignación en su cara. Yuki Nagato era un extra. Y yo fui incapaz de decir nada. Como consecuencia, el nombre “Brigada SOS” se aprobó con un voto a favor y tres abstenciones. ¡Aleluya!
Has lo que quieras.
Después de que Haruhi nos ordenara venir aquí cada día al acabar las clases, la reunión acabó. Los suspiros de Asahina-san mientras se iba despacio por el pasillo con los hombros caídos eran tan tristes que…
“Asahina-san.”
“¿Qué pasa?
Asahina-san, que para nada parecía que fuera mayor que yo, inclino su inocente cara, una imagen de pureza, hacia mí.
“No tienes porque unirte a un club tan raro. No te preocupes por ella. Ya hablaré con ella luego.”
“No.”
Se paró, y sus ojos se cerraron levemente.
“Está bien. Voy a unirme.”
“Pero dudo realmente que esto acabe bien.”
“Estaré bien. Además, tu también estas aquí, ¿verdad?”
Cierto. ¿Por qué estoy aquí?
“Probablemente sea inevitable que esto ocurra en este plano temporal…”
Sus ojos, en su hermosa y redonda cara, se quedaron fijos perdidos en el infinito.
“¿huh?”
“Y tengo curiosidad sobre por qué Nagato-san está aquí…”
“¿Curiosidad?”
“Ah. No, no es nada.”
Asahina-san meneó la cabeza como si se hubiera puesto nerviosa. Sus delicados mechones de pelo se agitaron suavemente.
Luego Asahina-san, sonrió como avergonzada, e hizo una amplia reverencia.
“Puede que sea algo inexperta, pero espero llevarme bien con todos.”
“Bueno, si tu lo dices…”
“Ah, y si lo prefieres, puedes llamarme Mikuru-chan.”
Sonrió con dulzura. Díos. Es tan guapa que podría desmayarme y todo.
Estaba hablando con Haruhi un día.
“¿Qué crees que necesitamos ahora?”
“Me rindo.”
“Estaba pensando en conseguir a un misterioso estudiante transferido.”
“Me gustaría que primero definieras lo de ‘misterioso’.”
“Ya han pasado dos meses desde que empezó el curso. Cualquiera que sea transferido a estas alturas tiene que ser calificado como misterioso, ¿no crees?”
“Puede que su padre haya sido trasladado de repente.”
“No, eso no seria normal.”
“¿Pero qué consideras normal tú? Me gustaría saberlo.”
“Ojala que apareciera algún misterioso estudiante trasferido.”
En otras palabras, que pasas de lo que diga, ¿verdad?
Parece ser que empezó a difundirse el rumor de que Haruhi y yo planeábamos algo.
“Habla. ¿Qué estáis tramado Suzumiya y tú?”
El que me preguntó esto fue evidentemente Taniguchi.
“No me digas que estáis saliendo juntos.”
Absolutamente no. Soy yo el que quisiera saber que demonios estamos haciendo.
“No hagas nada exagerado. Ya no estamos en secundaria. Si dejáis el patio hecho un asco, puede que hasta te expulsen.”
Si Haruhi llegará a hacerlo, no me importaría ir borrando sus pintadas tras sus pasos. Pero como mínimo, tengo que prevenir a Yuki Nagato y a Mikuru Asahina de que les pase nada malo. Estoy bastante orgulloso de lo considerado que soy. Aunque dudo de que pueda hacer algo para detener a Haruhi si se pone en modo hiperactivo.
“Un ordenador también nos vendría bien.”
Después de que la Brigada SOS se fundara, la habitación del club de literatura, que previamente solo contaba con una mesa larga, sillas metálicas y estanterías, empezó a acumular una serie de trastos.
No tengo ni idea de donde sacó todo esto, pero ahora había un perchero con ruedas en un rincón de la habitación. Un hornillo eléctrico, una tetera, y tazas para que todos tengamos una a mano. Un equipo stereo pero sin una mini cadena y una pequeña nevera. Un fogón de camping, tazones, una sartén y varios utensilios de cocina. ¿Para que son tantos trastos? ¿Es que piensa vivir aquí?
Haruhi en estos momentos se encontraba sentada con las piernas y brazos cruzados sobre un escritorio que pilló de alguna clase. Sobre el escritorio había una pirámide negra con las palabras “comandante” pintadas con retulador blanco.
“Vivimos en la era de la información y ni siquiera tenemos un ordenador. Es imperdonable.”
¿A quien no puedes perdonar?
Los miembros estábamos básicamente apalancados. Yuki Nagato estaba en su posición habitual ocupada leyendo un libro de tapa gruesa que hablaba de la caída de una de las lunas de Saturno o algo así a juzgar por el titulo. Asahinasan, que no hacia falta que viniera pero que obedientemente vino de todos modos, estaba sentada en una silla sin nada que hacer.
[Nota: El Libro en cuestión es The Fall of Hyperion(La caída de Hyperion) de Dan Simmons, parece que Kyon no lo conoce y por eso interpreta el titulo literalmente (Hyperion es una de las lunas menores de Saturno)]
Haruhi bajó del escritorio y sonrió hacia donde estaba yo, dándome muy malas sensaciones.
“Vamos a conseguir uno.”
Dijo Haruhi, como un cazador que se dirige a buscar su presa.
“¿Conseguir un ordenador? ¿De donde? ¿Piensas saquear una tienda de electrónica?”
“Claro que no. Hay un sitio mucho más cerca.”
Tras ordenarnos que la siguiésemos, Haruhi nos condujo a Asahina-san y a mí hacia nuestro objetivo, la sociedad para el estudio de la informática, dos puertas más abajo.
Ya veo...
“Aguanta esto.”
Dijo al tiempo que me entregaba una cámara de fotos.
“¿Lo pillas? Voy a explicarte el plan, así que más te vale seguirlo al pie de la letra. Y no la cagues con la sincronización.”
Haruhi me agarro y me susurró el “plan” al oído.
“¿Hah? Eso es ridículo.”
“Seguro que funciona.”
Para ti puede que funcione. Mire a Asahina-san, que nos observaba con curiosidad, e intente hacerle señas.
Seria una buena idea salir corriendo ahora.
Cuando la mire intensamente y le guiñé un ojo, Asahina-san me miro dubitativa,
luego, tras aplicar no se que tipo de extraña lógica, se puso colorada. Que no. No está pillando el mensaje.
Mientras tanto, Haruhi ya había abierto tranquilamente la puerta sin tan siquiera llamar.
“¡Buenas--! ¡Hemos venido a coger un ordenador y algunos periféricos--!” La Habitación era bastante similar, solo que esta era un poco más estrecha. Había varios monitores y torres sobre las mesas uniformemente distribuidas. El leve zumbido de los ventiladores resonaba por el cuarto.
Los cuatro chicos que habían dejaron de teclear centraron su atención en Haruhi, de pie en frente de la puerta llevando a cabo su misión.
“¿Quién manda aquí?”
Haruhi dijo bastante arrogantemente con una sonrisa en la cara. Uno de ellos se levantó como respuesta.
“Ese soy yo. ¿Necesitas algo?”
“Ya te he dicho lo que quiero. Con uno es suficiente. Así que dame un ordenador.”
EL presidente de la asociación para el estudio de la informática, un desconocido senpai, tenia una expresión de “¿de que me estas hablando?” al tiempo que ladeaba la cabeza.
“Ni hablar. La subvención del instituto no es suficiente para cubrir todos los costes, así que hemos tenido que ser nosotros mismo quienes reunimos el dinero para comprar estos hace poco. No vamos sobrados de equipamiento para ir regalándoselo al primero que lo pida.”
“Por uno no pasa nada. Tenéis muchos aquí.”
“Oye tú… espera. ¿Quiénes sois vosotros?”
“Yo soy la comandante de la Brigada SOS, Haruhi Suzumiya. Estos son mis
subordinados numero uno y numero dos.”
Tampoco hace falta llamarnos subordinados.
“Yo te lo ordeno en nombre de la Brigada SOS. Deja de quejarte y danos uno.”
“No sé quien diantre sois, pero no significa no. Id y compraros uno.”
“En ese caso, tengo mis propios planes al respecto.”
Los ojos de Haruhi brillaron de audacia. No era buena señal. Trajo a Asahina-san, que se había quedado cerca de mí, y la dejó justo frente a ella, luego acercó al presidente. Y justo cuando me di cuenta de que había cogido el brazo del presidente, Haruhi estrujó la mano del presidente contra el pecho de Asahina a la velocidad de la luz.
“¡Fugya--!”
“¡Uwah--!”
Clic.
Con los dos gritos de fondo, presioné el botón de la camera.
Mientras agarraba a Asahina que intentaba escapar, Haruhi utilizaba su mano derecha para colocar la mano del presidente firmemente agarrada al pecho de la pequeña Asahina.
“Kyon. Saca otra foto.”
Sin pensarlo presioné el botón. Perdonarme, Asahina-san y presidente desconocido. El presidente finalmente se liberó de la garra de Haruhi y retrocedió un par de pasos justo cuando Haruhi estaba apunto de introducirle su mano por debajo de la falda de Asahina.
“¿¡Qué estás haciendo!?”
Haruhi meneó gracilmente su dedo índice delante de la sonrojada cara del presidente.
“Tsk. Tsk. Tsk. Tengo fotos de tu acoso sexual ahora. Si no quieres que difunda estas imágenes por todo el instituto, danos un ordenador.”
“¡Eso es ridículo!”
Esa fue la furiosa objeción del presidente. Lo siento por ti.
“¡Tu me has forzado a hacerlo! ¡Soy inocente!”
“¿Y cuanta gente crees que se tragará esa historia?”
Miré hacia Asahina-san y me la encontré inmóvil tirada en el suelo. Más que sorprendida parecía estar gravemente traumatizada.
Mientras, el presidente seguía protestando.
“¡Todos los miembros del club son testigos! ¡Fue en contra de mi voluntad!”
Los tres miembros restantes que se habían quedad petrificados con la boca abierta, aparentemente recobraron la compostura y asintieron.
“¡Es verdad!”
“¡No ha sido culpa del presidente!”
Ese débil recital conjunto no funcionaria contra Haruhi.
“¡Entonces diré que todo el club la violó!”
Todo el mundo en la habitación, incluidos Asahina-san y yo, se quedó pálido.
Eso es ir demasiado lejos.
“¡Su-Su-Su-Suzumiya-san…!”
Asahina-san se agarró a la pierna de Haruhi, pero esta se deshizo de ella sacudiendo el pie, luego cogió aire y dijo orgullosamente.
“¿Qué vais a hacer? ¿Vais a darme un ordenador o no?”
La cara del presidente, que había pasado del rojo al blanco, ahora estaba gris. Estaba completamente derrotado.
“Coge el que quieras…”
El presidente se derrumbo sobre la silla. Los otros miembros se abalanzaron sobre él.
“¡Presidente!”
“¡Aguanta!”
“¡Intenta sobreponerte!”
Su cabeza estaba agachada como la de una marioneta a la que le han cortado los hilos. Puede que sea cómplice de toda esta parodia, pero no pude evitar sentir lastima por él.
“¿Cuál es el más moderno?”
Tiene el corazón de hielo esta chica.
“¿¡Por que tengo que decírtelo!?”
Haruhi respondió a los gritos de furia de los miembros de la sociedad señalando a la cámara en mi mano.
“¡Maldita seas! ¡Ese de ahí!”
Haruhi se fijó en la marca y el modelo de la torre del ordenador y sacó un panfleto del bolsillo de la falda.
“Me pasé por una tiende de informática ayer y un empleado me enseño todos los últimos modelos. Este no es ninguno de ellos.”
Su atención por los detalles me asustó.
Haruhi se paseó entre las mesas comprobando todos los ordenadores antes de señalar a uno.
“Dadme este.”
“¡Espera! ¡Este justo lo compramos el mes pasado…!”
“Foto, Foto.”
“¡…Cógelo! ¡Ladrona!”
Éramos en efecto ladrones. No puedo negarlo.
Pero este no fue el fin de las demandas de Haruhi. Después de desconectar todos los cables, exigió que la pantalla y los otros periféricos fueran trasladados al club de literatura y reconectados. También hizo que nos instalaran un cable LAN entre las dos habitaciones para poder conectarnos a internet con la conexión del instituto. Todo lo hicieron los miembros de la asociación de informática. Es lo que se puede llamar una extorsión en toda regla.
“Asahina-san.”
Habiendo permanecido desamparada todo el rato, me acerque a la pequeña chica acurrucada en posición fetal con las manos cubriéndose el rostro.
“Venga, volvamos ya.”
“Uuuuu…”
Ayude a la sollozante Asahina-san a levantarse. Haruhi ya podría haber utilizado sus propias tetas para que las manosearan. Si no le importa lo más mínimo cambiarse delante de los chicos, seguramente no tendría problemas con esto tampoco. Mientras trataba de consolar a Asahina-san, que seguía llorando, me preguntaba para que iba a utilizar el ordenador.
Bueno, supongo que me enteraré pronto.
El lanzamiento de la web de la Brigada SOS. Parece ser que esto es lo perseguía Haruhi. ¿Y ahora qué? ¿Quién se va a encargar de hacerla? Esta pagina web o lo que sea.
“Tú.”
Eso es lo que dijo Haruhi.
“Tú tienes tiempo libre, ¿verdad? Hazla tú. Yo tengo que encontrar más miembros.”
El ordenador estaba sobre la mesa con la pirámide de “Comandante”. Haruhi estaba manejando el ratón navegando por Internet.
“Tiene que estar acabada en un día o dos. No podemos realizar ninguna actividad hasta que no tengamos web.”
Yuki Nagato, leyendo su libro, y Mikuru Asahina, desplomada sobre la mesa con los hombros temblorosos, actuaban como si esto no les afectara para nada.
Parece ser que yo era el único que escuchaba a Haruhi. Y como era el único que escuchaba sus demandas, tenía que hacerle caso. Al menos estoy convencido de que eso es lo que debe pensar Haruhi.
“Para ti es fácil decirlo.”
Eso es lo que dije, aunque tan poco era para tanto. No. No es que me haya acostumbrado a seguir las órdenes de Haruhi. Es por lo de hacer una pagina web. No he hecho ninguna antes, pero parece entretenido, ¿no crees?
Y así es como fue. Mañana será el primer capitulo de la historia sobre mis batallas para hacer una pagina web.
Tras pensar en lo que dije, resulta que no fue ninguna batalla difícil después de todo. La asociación para el estudio de la informática, haciendo honor a su nombre, ya había instalado la mayoría de los programas necesarios. Lo único que tenia que hacer era abrir una pagina por defecto y luego un poco de copiar pegar.
El problema era sobre lo que había que poner en la web.
Después de todo, sigo sin tener ni idea de a que se dedica la Brigada SOS. No puedo escribir sobre las actividades del club porque no existen aun, así que tras colocar una imagen que decía “¡Bienvenido a la página de la Brigada SOS!” arriba del todo de la página, me quedé sin nada que hacer. Las palabras de Haruhi de que me diera prisa resonaban incesantemente por mis orejas. Es por eso que estaba sentado aquí con el ratón en la mano mientras comía.
“Nagato, ¿Tú tienes algo que quieras que pongamos en la web?”
Lo intenté preguntando a Nagato, que también estaba aquí sentada leyendo durante la hora de comer.
“Nada.”
Ni siquiera alzó la mirada. No es que me importe, ¿pero al menos irá a clase, no?
Devolví mi atención de Yuki Nagato al monitor de 17” y seguí pensando.
Hay otro problema. ¿Es correcto que utilicemos el dominio del instituto para la
dirección de la web de una cuestionable brigada que no llega ni a asociación de estudiantes aprobada por la escuela?
Lo que no conoces no puede herirte. Esa sería la defensa de Haruhi. Si se dan cuenta de eso, simplemente quita la web. En estas cosas, ¡solo ganan los que se lanzan!
Siento un poco de envidia de su actitud tan optimista.
Añadí un contador de visitas y puse una dirección de e-mail –aún era demasiado pronto para montar un foro- y subí el sitio web que consistía en una página de inicio sin contenido.
Con eso será suficiente.
Tras comprobar que la pagina se veía correctamente, cerré todos los programas y apague el ordenador. Entonces, cuando estaba apunto de estírame de brazos, me encontré con Nagato de pie justo detrás de mi y me levante de un salto.
Es como si no estuviera presente. Antes de que me diera cuenta, Yuki Nagato se encontraba de pie detrás de mí con su pálida cara que recordaba a una Mascara Noh. Con una cara de póquer que te seria imposible imitar, se quedó mirándome como si yo fuera uno de eso carteles llenos de letras de los oculistas para comprobar la vista.
“Toma.”
Sujetaba un libro grueso. Reflexivamente lo cogí. Pesaba lo suyo. Mirando la cubierta, me di cuenta de que era ese libro de ciencia ficción extranjero que Nagato había estado leyendo hace unos días.
“Te lo dejo.”
Tras esa corta frase, Nagato dejó la habitación antes de que incluso pudiera rehusarlo. ¿Para que me deja un libro tan tocho? Solo en la habitación, pude oír el timbre que anunciaba el fin de la hora de comer. Parece que estoy rodeado de gente que no le importa lo mas mínimo lo que piense.
Había vuelto a clase con el libro de tapa dura cuando noté la punta de un boli clavándoseme en la espalda.
“¿Y bien? ¿Ya está lista la web?”
Haruhi estaba apoyándose sobre el borde de su mesa con expresión malhumorada. Estaba escribiendo violentamente vete tú a saber qué en la hoja de una libreta. Fingí despreocupación para evitar la atención de los compañeros de clase.
“Esta echa. Pero no es más que una web vacía que los visitantes abandonaran nada mas entrar.”
“Eso es suficiente por ahora. Solo necesitamos una dirección de correo.”
¿Por qué no utilizas tu propio e-mail?
“Eso no funcionaria. Tendremos que tratar con una avalancha de correos.”
¿Cómo va llenarse de correos una cuenta de e-mail recién creada?
“Es secreto.”
Luego mostró de nuevo esa siniestra sonrisa en su cara. Me da escalofríos.
“Lo sabrás en cuanto se acaben las clases. Por ahora es alto secreto.”
Preferiría que permaneciera alto secreto para siempre.
Haruhi desapareció durante la sexta hora. Uno podría pensar que se habría ido a casa, pero era francamente improbable. Era el preludio de sus fechorías. Ya han acabado las clases. Todavía mantengo mis dudas sobre qué estamos haciendo y por qué mis piernas me llevan hacia el cuarto del club. Mientras me disgregaba entre estas observaciones metafóricas, me encontré delante de la puerta del club.
“Buenas.”
Naturalmente, Yuki Nagato ya se encontraba aquí junto con Mikuru Asahinasan, sentada en una silla con las manos juntas.
Quizás no sea la persona indicada para decirlo, ¿pero no están muy aburridas estas dos?
Asahina-san recompensó mi entrada con una indudable expresión de alivio.
Supongo que estar en una habitación solo con Nagato puede resultar muy estresante.
Pero vaya. ¿Sigues viniendo a pesar de lo que pasó ayer?
“¿Dónde está Suzumiya-san?”
“Ni idea. Se largo antes de empezar la sexta clase. A lo mejor esta por ahí saqueando nuevo equipamiento.”
“¿Tendré que volver a hacer algo como lo de ayer….?”
“No te preocupes. La próxima vez que te fuerce a hacer algo como eso, haré lo que sea para impedírselo. Puede utilizar su propio cuerpo para hacer estas cosas. Eso no supone un problema para Suzumiya.”
“Gracias.”
La imagen de ella inclinando la cabeza mientras sonreía tímidamente era tan adorable que me lanzaría a abrazarla con mis brazos. Pero no lo haré.
“Cuento contigo entonces.”
“Puedes estar tranquila.”
Mi garantía tendría algún valor si no se hubiera desmoronado como una teoría infundada, un castillo de naipes, o un átomo de hidrogeno dentro del sol, pasado apenas cinco minutos. No sirvo para nada.
“¡Ya-hooo!”
Haruhi grito al entrar en la habitación. Mis ojos se centraron en las dos grandes bolsas de papel que sostenía en ambas manos.
“He tardado un poco más de lo esperado. Lo siento.”
Es factible asumir que cuando Haruhi está de buen humor, es porque está tramando algo que acabará trayendo problemas a otra gente.
Haruhi dejó las bolsas de papel en el suelo y se volvió para echarle el pestillo a la puerta. Asahina-san reflexivamente se sobresaltó ante ese sonido.
“¿Qué planeas hacer esta vez, Suzumiya? Solo quiero hacerte saber que no voy a participar en ningún otro chantaje o robo.”
“¿De que estas hablando? Yo nunca he hecho nada de eso.”
Entonces explica lo del ordenador de encima del escritorio.
“Lo conseguí utilizando métodos pacíficos. Olvida eso. Mira. Fíjate en esto.”
Haruhi sacó un paquete de folios DIN A4 de una de las bolsas de papel. Parece que había algo impreso en ellos.
“Estos son panfletos que he hecho para difundir el nombre de la Brigada SOS.
Me colé en la habitación de la fotocopiadora e hice 200 copias.”
Haruhi nos pasó los panfletos. Así que esto es lo que hacías mientras te saltabas la clase, huh. Es impresionante que nadie te pillara. No tenia ningún interés particular en fijarme en el panfleto, pero para entonces, ya le había echado una mirada.
“Proclamaciones fundamentales de la Brigada SOS. Nosotros, la Brigada SOS, estamos buscando los misterios de este mundo. Gente que haya experimentado algo misterios en el pasado. Gente que haya experimentado algo misterios recientemente. Gente que quiera experimentar algo misterios en el futuro. Si os sentís identificados con una de estas situaciones, ¡venid a vernos! ¡Nosotros resolveremos vuestros problemas
enseguida! Garantizado. No obstante, no nos sirven los misterios normales. Tiene que ser un misterio que nos impresione de verdad. ¡Tenedlo muy presente esto! Nuestro e-mail es…
Creo que empiezo a entender el propósito de esta brigada. Parece que Haruhi planea sumergirse ella misma en un mundo de la ciencia ficción, de fantasía, o de terror.
“Vamos a repartirlos ahora.”
“¿Dónde?”
“En la puerta de entrada. Justo ahora debe estar llena de estudiantes que vuelven a casa.”
Lo que tú digas, fue mi contestación, al tiempo que me disponía a coger la
bolsa de papel, pero Haruhi me detuvo.
“Tú no hace falta que vengas. Mikuru-chan será la que me acompañe.”
“¿Qué?”
Asahina-san, que sostenía uno de los panfletos mientras leía su cutre contenido, volvió su cabeza. Haruhi metió la mano en la otra bolsa de papel y saco algo de ella.
“¡Ta-da!”
Con la apariencia triunfal de cierto gato robótico, Haruhi sacó lo que parecía una prenda de ropa negra. Pero, ¡Oh-no! Después de que Haruhi acabará de sacar cosas de su bolsa cuatri-dimensional, me di cuenta de que es lo que había planeado Haruhi para Asahina-san, así que empecé a rezar por ella. Que tu alma descanse en paz.
Leotardos, medias de rejilla, orejas de conejo y corbata de color negro, y un collar, puños y cola de color blanco.
Sin duda alguna un traje de conejita.
“Um, um, um, ¿Y esto para que es…?”
Esa era Asahina-san, con un tono asustado.
“¿Que no lo ves? Conejita.”
Y esta era Haruhi, con tono sereno.
“N-n-no esperarás que me ponga…”
“Por supuesto. Hay uno para ti también.”
“¡N- No puedo ponerme algo así!”
“No te preocupes. Creo que la talla es la correcta.”
“No es eso a lo que me refiero. Um. ¿Vamos a ponernos esto y repartir folletos en la entrada del instituto…?”
“¿Es que no es obvio?”
“¡No quiero hacerlo!”
“Cállate.”
Mierda. Tenía esa expresión inflexible en sus ojos. Haruhi saltó sobre Asahinasan como una leona que se abalanza sobre una indefensa gacela y empezó a quitarle el uniforme de marinera a pesar de la resistencia de Asahina.
“¡Noooo-!”
“¡Deja de resistirte!”
Mientras hacia semejantes demandas, Haruhi tumbó a Asahina-san.
Fácilmente consiguió bajarle la blusa y movió sus dedos hacia los botones de la falda, fue entonces cuando pensé que tenía que detener esto y me acerqué cuando me encontré con los ojos de Asahina.
“¡No mires!”
Tras oír ese grito, me quedé con cara de idiota y salí corriendo hacia la puerta –mierda, estaba cerrada- me entretuve un poco en sacar el pestillo antes de poder salir fuera.
Y mientras pasaba todo esto, pude ver de reojo durante un instante, que Yuki Nagato seguía leyendo como si no pasara nada.
¿Es que no tienes nada que decir sobre todo esto?
Una vez tras la puerta, puede oír…
“¡Ah!” “¡No!” “Al menos… de-déjame desvestirme yo sola… ¡Hiii!”
…Los lamentables chillidos de Asahina-san…
“¡Urya-!” “¡Venga! ¡Sácatelo todo!” “¡Deberías haberme hecho caso desde el principio!”
…los triunfales gritos de Haruhi. Dios. Mentiría si os dijera que no quiero saber que esta pasando ahí dentro, naturalmente. Al cabo de un rato, recibí la señal.

“¡Ya puedes entrar!”
Cuando entré vacilantemente de nuevo en el cuarto, me encontré con la visión de dos increíblemente perfectas conejitas. Tanto Haruhi como Asahina estaban esplendidas.
Un escote enorme y la espalda al descubierto. El muslo quedaba descubierto desde la ingle hasta la cintura mientras las medias de rejilla envolvían todas sus piernas.
Las orejas de conejo se balanceaban sobre sus cabezas y el collar y los puños blancos no hacían más que incrementar la puntuación. Aunque no sé de que va esto de los puntos.
La combinación de Haruhi, que tenia un cuerpo esbelto y bien proporcionado, junto con Asahina-san, más pequeña pero con una silueta perfecta, era demasiado para mis ojos.
Mientras reflexionaba sobre si debía decirle “te queda bien,” a la sollozante Asahina-san, Haruhi dijo.
“¿Qué te parece?”
¿Qué que me parece? Creo que tus facultades mentales no están bien.
“¡Esto será perfecto para atraer la atención! La gente sí aceptara panfletos si nos vestimos así. ¿¡No crees!?”
Pues claro. Dos chicas vestidas así en la entrada del instituto desde luego que llamaran la atención… ¿y que pasa con Nagato?
“Solo tenia para comprar dos. Cogí el conjunto completo, así que salió caro.”
¿Dónde compraste esto?
“Lo compré por Internet.”
“…ya veo.”
Me estaba preguntando como es que no tenía que bajar la mirada para observarla, como era habitual, cuando vi que había sido tan detallista como para ponerse también zapatos de tacones.
Haruhi cogió la bolsa con los panfletos.
“¡Vamos, Mikuru-chan!”
Asahina-san, con los brazos cruzados sobre el pecho, me miro hacia mí buscando salvación. Yo solo podía contemplarla en su traje de conejita.
Lo siento. Para ser honesto, no puedo hacer nada contra ese vestido.
Asahina-san lloriqueaba como una niña mientras se aferraba a la mesa, pero no siendo rival para la extraordinaria fuerza de Haruhi, ella y sus débiles gemidos fueron arrastrados, así los dos conejitas desaparecieron de la habitación. Me senté en mi silla con un abrumador sentimiento de culpa.
“Ahí.”
Yuki Nagato señalo al suelo. Al mirar, descubrí dos uniformes de marinerita escampados por el suelo junto con… ¿eso es un sostén?
La chica de las gafas y pelo corto, permaneció muda mientras señalaba el perchero antes de volver a su lectura como si su trabajo ya hubiera concluido.
Manda huevos.
Resignado, empecé a guardar los uniformes de las chicas en el perchero. Gah. Todavía puedo notar su calor corporal. Está todo caliente.
Treinta minutos después, una hundida Asahina-san volvió. Whoa. Sus ojos ahora están rojos como los de un conejo de verdad. No es momento de estar diciendo esto.
Rápidamente me levanté y le ofrecí la silla. Y justo igual que antes, Asahina se derrumbó sobre la mesa, sus redondos hombros empezaron a temblar. Parece que no tiene ni fuerzas para cambiarse. Tenía media espalda a la vista por lo que no sabia donde dirigir mi mirada. Me quite la chaqueta y le cubre su pálida y temblorosa espalda. La inconsolable lloriqueante chica, la irresponsable rata de biblioteca, y el desconcertado y cobarde bastardo (yo) permanecieron silenciosamente en la habitación durante un rato alcanzando un nuevo record de tensión en el ambiente… En la lejanía se podía oír claramente el sonido de las trompetas de la banda y los indiscriminados gritos del equipo de béisbol.
Cuando estaba dedicado a pensar en cosas insignificantes como que habría hoy para cenar, Haruhi hizo su heroica reaparición. Lo primero que salió de su boca fue…
“¡Estoy cabreada! ¿Qué les pasa a estos estúpidos profesores? ¡Tenían que venir y meterse en mi camino!”
Iba gritando aún con su traje de conejita. Tenía una idea general de lo que debía haber pasado, pero pregunté de todos modos.
“¿Qué ha habido algún problema?”
“¡Más que eso! ¡No hemos podido ni repartir la mitad de los folletos cuando unos profesores vinieron y nos dijeron que paráramos! ¿¡Pero quienes se creen que son!?”
Es de esperar. Si chicas vestidas de conejitas empiezan a repartir panfletos delante de la entrada, cualquiera aunque no sea un profesor vendría a detenerte.
“Hicieron llorar a Mikuru-chan Y A mi me llevaron a la oficina de atención al estudiante. Incluso ese idiota del balonmano, Okabe, vino ahí."
Probablemente ni el director de la oficina ni nuestro tutor Okabe-sensei se
atrevieron a mirarte directamente.
“¡De todos modos, estoy cabreada! Es suficiente por hoy. Se terminó la sesión.”
Haruhi se saco la orejas de conejo, las lanzó al suelo y empezó a quitarse el traje de conejita. Rápidamente corrí hacia la puerta.
“¿¡Cuánto tiempo piensas seguir llorando!? Venga va. ¡Cámbiate ya!”
Me dirigí a la pared del pasillo mientras esperaba a que acabaran. No es que Haruhi sea una exhibicionista. Probablemente lo que pasa es que no tiene ni idea del efecto que tiene su cuerpo semidesnudo en los hombres. Del mismo modo que no eligió el vestido de conejita por su sensualidad, sino simplemente porque atrae la atención.
No creo que llegue a tener nunca una relación seria.
Desearía que fuera más considerada con lo que piensan los chicos, ¡o al menos con lo que pienso yo! Honestamente, tratar con una persona tan loca como está es realmente agotador. Tengo que buscar alguna manera para mejorar esto, al menos por el bien de Asahina-san. Y de todos modos… ya podrías decir algo, Nagato.
Al cabo de un rato Asahina-san salió de la habitación, tambaleándose y temblorosa, como un estudiante que acaba de suspender la prueba de acceso a la universidad por segundo año. Sin saber bien que decir, permanecí en silencio…
“Kyon-kun…”
Sonaba como un fantasma de un crucero de lujo que se hundió en las profundidades del océano.
“…Si me vuelvo indigna para el matrimonio, ¿Tú harás cargo de mi…?”
¿Qué debería decir? Un momento. ¿Tú también vas a llamarme por ese nombre?”
Asahina-san, moviéndose como un robot al que se le acaba la cuerda, me devolvió la chaqueta. Por un momento, pensé que saltaría a mis brazos y empezaría a llorar, pero siguió caminando con el ánimo hundido.
Que escena más triste.
Al día siguiente Asahina no vino a la escuela.
El nombre de Haruhi Suzumiya ya era conocido por toda la escuela, pero gracias al incidente de las conejitas, su nombre fue más allá de los simples comentarios y paso a formar parte de la leyenda del instituto. A mi no me importaba lo mas mínimo. No tenia nada que ver conmigo que la escuela entera supiera de las paranoias de Haruhi.
El problema era que también el nombre de Mikuru Asahina empezó a difundirse así como su asociación con Haruhi, y empecé a notar como si la gente me mirara de forma extraña.
“Hey tío, Kyon… al final te has convertido en colega de Suzumiya.”
Era el descanso. Taniguchi sonaba irritantemente simpático.
“Nunca imaginé que Suzumiya hiciera amigos… parece que nada es imposible en este mundo.”
Déjame en paz.
“En serio. Fue un bombazo ayer. Iba a volver a casa cuando vi un par de conejitas delante la puerta. Después de comprobar que no era un sueño, empecé a preocuparme por si me estaba volviendo loco.”
Dijo Taniguchi, que iba meneando una hoja de papel bastante familiar.
“¿Que es esto de la Brigada SOS? ¿Qué se hace ahí?”
Pregúntale a Haruhi. Yo no tengo ni idea. Tampoco quiero saberlo. Incluso aunque lo supiera, no quería contárselo a nadie.
“Aquí dice que expliquemos nuestras experiencias con algún misterio. ¿Qué significa exactamente? Y no acabo de entender esta parte de que un misterio normal no sirve.”
Incluso Ryoko Asakura vino a dar su opinión y todo
“Parece que os lo estáis pasando bien. Pero seria mejor si no hirierais la sensibilidad de las personas. Lo de ayer fue ir demasiado lejos.”
También yo debería haber hecho campana.
Haruhi seguía enfadada. No tanto por el hecho de que la interrumpieron durante la distribución de folletos, sino por qué ha pasado un día y no ha llegado ni un solo correo al e-mail de la Brigada SOS. Yo esperaba encontrar algún que otro correo de cachondeo, pero parece que en el mundo hay más sentido común de lo que creía. Tenía la convicción de que era debido a que todo el mundo se había dado cuenta de que involucrarse con Haruhi solo traería problemas.
Haruhi observo la cuenta de correo vacía con una ceja fruncida mientras movía el ratón óptico.
“¿Por qué no tenemos ni un correo?”
“Solo ha pasado un día. Tal vez haya gente con increíbles historias de sucesos sobrenaturales, pero que no piensa contárselo a semejante brigada de dudosa credibilidad.”
Le dije eso para calmarla. Pero en realidad…
¿Sabes de algún misterio que haya ocurrido? Sí, por supuesto. Oh, eso es fantástico. Explícamelo por favor. Claro, veras…
Como si algo así fuera a pasar. Escucha Haruhi. Estas cosas solo pasan en los mangas o en las novelas de ciencia ficción. La realidad es mucho más dura y seria. En este insignificante instituto de prefactura en el culo del mundo no se esta llevando a cabo ninguna conspiración para provocar el fin del mundo. Aquí no hay no-humanos paseando tranquilamente por la zona residencial. No hay ninguna nave espacial enterrada en al colina de detrás de la escuela. Nada de esto pasará jamás. Nada en absoluto. Lo sabes ¿verdad? En realidad lo entiendes todo esto, ¿no es así? Es solo que no sabes como deshacerte de las frustraciones de tu infancia, y estas inquietudes te están llevando por el camino equivocado. Despierta ya. ¿Por qué no te vas a buscara a un chico guapo con el que volver juntos a casa o ir a ver una película el domingo? O únete a algún club deportivo y déjate de historias. Seguro que te harán miembro del primer equipo en seguida.
…Bueno, esto es lo que debería haberle dicho, pero tenía la sensación de que me hubiera comido el puño de Haruhi antes de completar cinco frases, así que pasé.
“¿No ha venido Mikuru hoy?”
“No creo que vuelva más. Pobre chica. Espero que no le queden secuelas permanentes.”
“Incluso le había comprado un nuevo vestido para ella.”
“Póntelo tú.”
“Claro que podría ponérmelo yo también. Pero no es divertido si no está Mikuru-chan por aquí.”
Yuki Nagato, con su virtualmente inexistente presencia, parecía como si se hubiera fusionado con la silla. No tienes porque tomarla tanto con Asahina-san. Puedes usar a Nagato como tu muñeca para jugar a los vestiditos. Aunque no creo que seria ninguna mejora. Pero seguro que a diferencia de la llorona de Asahina-san, Nagato se pondría el traje de conejita sin rechistar si se lo ordenasen. Y no me importaría verla así además.
Finalmente el esperado estudiante de intercambio llegó.
Eso es lo que me dijo Haruhi durante la corta pausa que hay entre clases por la mañana.
“¿No crees que es fantástico? ¡Al final ha venido!”
Haruhi se asomaba por fuera de su mesa con una brillante sonrisa como la de una niña de preescolar que acababa de recibir el regalo que tanto deseaba.
No sé cómo se había enterado Haruhi, pero al parecer, ese estudiante había sido asignado a la clase 1-9 hoy.
“Es una oportunidad única en la vida. Es una lastima que no lo hayan metido en nuestra clase, pero sigue siendo un misterioso estudiante transferido. No hay ninguna duda.”
¿Cómo lo sabes si ni siquiera lo has visto?
“¿No te lo dije ya? ¡Las estadísticas indican que un estudiante que es transferido en mitad del curso es prácticamente seguro que se trate de un misterioso estudiante transferido!”
¿Quién, cuándo y cómo se han elaborado esas estadísticas? Eso sí es un misterio.
Si se puede considerar que un estudiante transferido en mayo es misterioso, entonces Japón está lleno de misterios estudiantes transferidos.
Pero claro, está original teoría de Haruhi no sigue las leyes universales del sentido común. Haruhi desapareció justo cuando acabó la segunda clase.
Seguramente debía estar en la clase 1-9 a chequear al misterioso estudiante transferido.
Y justo antes de que sonara el timbre, Haruhi volvió con la cara todo seria.
“¿Era misterioso el estudiante?”
“Mmm… la verdad es que no lo parecía mucho.”
Pues claro.
“Hablamos un rato, pero no sé suficiente como para poder estar segura. Puede que este disimulando para parecer un estudiante normal. Creo que es lo más probable. Seria absurdo revelar tu verdadera identidad ya de entrada en el primer día. Iré a hacerle mas preguntas en el siguiente descanso.”
No. Seguramente asustes a la gente del 1-9- Déjame imaginármelo. Haruhi, que prácticamente no ha iniciado nunca una conversación con alguien, de repente entra en tu clase y agarra a quien tiene más cerca. “¿Quién es el nuevo estudiante?” Pregunta y al instante le contestan, luego se marcha hacia esa dirección. Entonces seguramente irrumpa en medio de un grupo de felices estudiantes que intentan saber cosas de él y se abre camino hasta el centro, hasta acabar frente al sorprendido estúdiate transferido.”¿De donde provienes?” ¿Cuál es tu verdadera identidad?” Como si se tratara de una test.
Entonces pensé en algo.
“¿Es un chico o una chica?”
“Costaba distinguirlo. Pero por ahora parece un tío.”
Entonces es un chico.
Lo que significa que ahora la Brigada SOS contará con otro miembro masculino. Seguramente se verá forzado a entrar sin importar lo que diga, solo por el hecho de ser un estudiante transferido. Pero puede que no sea tan amable como Asahina-san o yo. ¿En serio puede ir todo tan bien? No importa cuanto opresiva sea Haruhi, alguien con mayor fuerza de voluntad podría resistirse a ella ¿no?
Si consigue reunir suficientes miembros, podríamos acabando realizando esa absurda asociación de estudiantes. “Para salvar el mundo con una sobredosis de diversión la brigada de Haruhi Suzumiya,” ¿no? Otra cosa es que la escuela lo acepte o no, pero la persona que se encargaría de hacer todo los tramites sería, quien si no, yo. Y entonces quedaría marcado como “el subordinado de Haruhi Suzumiya” por los siguientes tres años.
Todavía no tengo pensado que haré después del instituto, pero tal vez quiera ir a una universidad, así que preferiría evitar hacer nada que quedara marcado en mi expediente. Pero mientras siga junto Haruhi, no parece que vaya a ser posible.
¿Qué debería hacer?
No se me ocurre nada.
Sé que debería haberme enfrentado a ella y hacer que deshiciera la Brigada SOS. Luego debería hablarle directamente y persuadirla de que viviera una vida normal.
Olvídate de aliens, viajeros del tiempo y poderes paranormales y encuentra a un chico en el que dirigir tus esfuerzos para crear una relación, o unirte a un club deportivo. Así es como debería pasar sus tres años como una estudiante normal.
Solo si pudiera decírselo.
Solo si tuviera una voluntad más fuerte o más sentido del deber, podría haberme librado de este torrente que es Haruhi Suzumiya y no habría acabado en un mar de extravagancias. El mundo habría conservado su dignidad.
Habríamos vivido normalmente durante tres años y luego graduarnos con una ceremonia formal.
…seguramente.
El motivo por el que estoy hablando de estas cosas, es debido a ciertos sucesos que experimenté y que eran cualquier cosa menos normales. Si has estado atento al transcurso de la historia, deberías habértelo imaginado ya.
¿Por donde empiezo?
Creo que por cuando el nuevo estudiante transferido entró en la habitación del club. Leer más...
En el siguiente descanso, Haruhi no abandonó la clase ella sola como de costumbre. En lugar de eso, salió arrastrándome a mí por el brazo. Después de salir de clase, empezó a correr por el pasillo y subió unas cuantas escaleras antes de detenerse delante de la puerta que da al patio del tejado.
La puerta del tejado acostumbra a estar siempre cerrada, así que las escaleras que suben desde el cuarto piso suelen utilizarse de trastero. Probablemente por el club de Arte. Cosas como enormes lienzos, pinceles rotos, y bustos de Marte sin nariz estaban apilados por ahí dando la impresión de estar en un trastero. Pensándolo bien, era un trastero. Y tampoco estaba muy bien iluminado.
¿Por qué me habrá traído a un sitio así?
“Échame una mano.”
Dijo Haruhi. Haruhi estaba en estos momentos cogiéndome de la corbata, al tiempo que me clavaba su mirada. Parecía como una extorsión.
“¿Qué te eche una mano en qué?”
Ya sabía la respuesta, pero pregunté igualmente.
“A crear mi nuevo club.”
“¿Por qué tengo que ayudarte con tu idea? Primero dímelo.”
“Yo tengo que ir a buscar una aula y más miembros, así que tú te encargaras
del papeleo.”
No me está escuchando.
Me libré de las garras de Haruhi.
“¿Qué tipo de club planeas hacer?”
“¿Acaso eso importa algo? ¡Lo primero es crear el club!”
Tengo serias dudas de que la escuela acepte este club que intentas crear en donde se desarrollarán unas actividades desconocidas.
“¿Entiendes? Entérate de cómo hacerlo antes de que acaben las clases. Yo también encontraré un cuarto antes de que terminen. ¿Te ha quedado claro?”
No. Solo que tengo la impresión de que si digo lo que pienso realmente, seré apalizado hasta la muerte. Mientras me encontraba en el proceso de formular una respuesta. Haruhi ya había bajado por las escaleras con un par de extraños saltitos, dejando a tras a un chico confundido junto a un montón de trastos.
“…todavía no he dicho ni que sí ni que no….”
No tenía sentido hablarle a un busto de yeso. Empecé a bajar, pensando en que les contaría a mis curiosos compañeros en cuando entrara en clase.
Requerimientos para crear una “asociación de estudiantes”:
Cinco o más miembros. Asignar a un profesor encargado, nombre, responsable de la asociación, y las actividades del club. Esto tiene que ser aprobado luego por el comité administrativo del consejo estudiantil. Las actividades del club tienen que adherirse a la política de conducir a una más productiva y activa vida escolar. Basándose en las futuras actividades y funcionamiento, el comité administrativo podrá presentar una moción para subir el estatus de la asociación al de “sociedad de investigación”. Además, mientras el club siga como asociación de estudiantes, no se asignará ninguna subvención.
No hizo falta ir a investigar nada. Estaba todo escrito en la parte de atrás de la
guía del estudiante.
El requerimiento de los miembros puede ser fácilmente superado pidiéndole a cualquiera que me deje usar su nombre. Un profesor encargado puede ser más difícil de encontrar, pero siempre se puede hacer alguna triquiñuela. El nombre basta con que sea algo inofensivo. Y el responsable del club por supuesto será Haruhi.
Pero estoy casi convencido de que sus actividades no van a “adherirse a la política de conducir a una más productiva y activa vida escolar.“
Al menos eso es lo que yo le dije. Pero Haruhi Suzumiya es la clase de persona que solo oye lo que quiere oír.
Agarrándome de la manga de mi chaqueta como unas tenazadas, en el momento en que sonó la campana, Haruhi me arrastró fuera de la clase, casi como si me estuvieran secuestrando, y salimos pitando. A penas si me dio tiempo para coger mi cartera para no dejármela en clase.
“¿A dónde vamos?”
Algo que cualquiera que se encontrara en mi misma situación preguntaría,
“¡A la habitación del club!”
Haruhi me contesto concisamente mientras seguía avanzando con el vigor suficiente para ir apartando uno tras otro los estudiantes que se encontraba por el medio. Al menos deja de agarrarme el brazo.
Cruzamos la pasarela que hay entre dos edificios y bajamos hasta el primer piso, luego entramos en otro edificio y volvimos a subir hasta que Haruhi se detuvo en medio de un pasillo poco iluminado, forzándome a frenar en seco.
Una puerta se encontraba delante de nosotros.
Club de literatura.
Eso es lo que ponía en el rotulo de la puerta.
“Aquí.”
Haruhi abrió la puerta sin siquiera llamar antes y entró a saco sin la más mínima muestra de sigilo. Yo la seguí, naturalmente.
Era una habitación más grande de lo que parecía. Tal vez porque solo tenia una mesa alargada, sillas metálicas, y unas estanterías. Las dos o tres grietas que había por el techo y las paredes daban buena muestra del lamentable estado en que se encontraba la estructura del edificio.
Y sentada en una de las sillas metálicas, como si de un mueble más se tratara, se encontraba una chica leyendo un grueso libro de tapa dura.
“¡Esta aula es ahora la habitación de nuestro club!”
Haruhi alzó los brazos arriba y hizo está proclamación con un tono solemne. En su cara se dibujó una sonrisa divina. Decidí no contarle mi opinión de que seria estupendo que mostrara esa sonrisa cada día en clase.
“Espera un momento, ¿donde estamos?”
“En el edificio del departamento de arte. El club de arte y el de instrumentos de viento tienen una sala de arte y una sala de música, ¿verdad? Los clubs y sociedades que no tienen esa clase de salas tienen cuartos en este edificio. También conocido como la vieja chabola. Este es el cuarto del club de literatura.”
“Entonces esto pertenece al club de literatura, ¿no?”
“Sí, pero los de tercero se graduaron todos el año pasado, así que ya no quedaba ningún miembro. Era el único club que hubiese sido borrado si nadie se hubiera apuntado. Y fue esta chica de primero la que se apunto.”
“Entonces el club no se borró, ¿verdad?”
“No, pero casi. Solo tiene un miembro.”
Increíblemente terrible. Planea apoderarse de la habitación. Dirigí mi mirada hacia la chica que parecía ser el miembro del club de literatura de primer año, auto-complaciéndose leyendo en una silla plegable.
Una chica con el pelo corto que llevaba gafas.
Ni siquiera ha levantado la mirada desde que Haruhi hiciera esa proclamación. Sus únicos movimientos eran el de sus dedos pasando la página de vez en cuando. El resto de su cuerpo no se ha movido lo más mínimo. Estaba ignorando completamente nuestra presencia. Realmente era una chica extraña.
Baje la voz y le susurré a Haruhi.
“¿Y qué pasa con ella?”
“Dijo que no había ningún problema con esto”
“¿En serio?”
“Hablé con ella durante la hora de la comida. Cuando le pedí que me dejara este cuarto me dijo que adelante. A ella no le importa mientras le dejemos leer. Creo que es una chica bastante rarita.”
Mira quien fue a hablar.
Di otro vistazo a la extraña miembro del club de literatura. Piel blanca y una cara desprovista de emociones. Dedos con movimientos robóticos. Su pelo apenas le llegaba a los hombros, aun así era suficientemente largo como para cubrir su fisonomita. Tenía curiosidad por ver como quedaría sin gafas. Su comportamiento, igual al de una muñeca, hacia que costara percibir su presencia. Si tuviera que clasificarla, la manera más fácil sería decir que es del tipo misteriosa.
No sé que pensaría de mi descarara mirada fijada sobre ella. La chica de repente se ajustó las gafas empujándolas por el puente con un dedo.
Unos ojos negros me observaron desde detrás de los cristales. Ni los ojos ni los labios reflejaban emoción alguna. Cara de póquer al máximo nivel. A diferencia de Haruhi, su configuración por defecto parece ser la de un rostro completamente inexpresivo.
“Yuki Nagato.”
Dijo. Parece que es su nombre. Lo dijo con una voz tan suave que podrías olvidarlo en tres segundo.
Yuki Nagato me estuvo mirando el tiempo suficiente para que parpadeara un par de veces. Luego al parecer perdió el interés y volvió a su lectura.
“Entonces Nagato-san,” Dije. “Ella planea quedarse esta habitación para su
club de no-tengo-ni-idea-de-que-va. ¿Te parece bien eso?”
“Sí.”
Yuki Nagato contestó sin apartar su mirada del libro.
“Bien, pero, seguramente seremos una gran molestia.”
“No creo.”
“Pero incluso podrían expulsarte”
“Pues adelante.”
Las respuestas rápidas están bien, pero sus respuestas estaban vacías de emoción. Realmente da la sensación de que no le importa lo más mínimo.
“Bien. Pues ya está.”
Haruhi intervino. Su voz siempre está llena de vida. Por algún motivo tenia un mal presentimiento sobre esto.
“A partir de ahora procura venir siempre aquí después de clases. ¡Más te vale venir! Sino rodarán cabezas.”
Dijo esto mientras sonreía como un cerezo en plena flor. De mala gana asentí con la cabeza.
Me gusta donde tengo la cabeza ahora.
Así que, de alguna manera conseguimos un cuarto para el club, que está bien, pero no ha habido ningún progreso con el papeleo. Primero de todo, el nombre y las actividades del club todavía no han sido decididos. Yo le dije que pensara en eso primero, pero parece que Haruhi tiene otras ideas.
“Ya habrá tiempo para eso después.”
Haruhi orgullosamente proclamó.
“Primero están los miembros. Necesitamos al menos dos más.”
¿Qué significa eso? ¿Estás contando también al miembro del club de literatura? ¿Es que consideras a Yuki Nagato como parte del mobiliario que venia con la habitación?
“Estate tranquilo. Los encontraré enseguida. Ya conozco a alguien que está hecha para este club.”
¿Como voy a estar tranquilo? Mis dudas no hacen más que reafirmarse. Al día siguiente, tuve que declinar la invitación de Taniguchi y Kunikida de volver a casa juntos. No tenía otro remedio, moví mis pies hacia el cuarto del club.
Haruhi me grito, “¡Tú ve pasando!” antes de salir corriendo del la clase con una aceleración record que explicaría porque el club de atletismo insistió tanto en que no se fuera. Eran tan rápida que te daba la impresión que tenia cohetes pegados a los pies. Seguramente haya ido a buscar a un nuevo miembro para el club. ¿Habrá ido a buscar a un alíen?
Me colgué la cartera al hombro y sin demasiado entusiasmo me dirigí hacia el club de literatura.
Yuki Nagato ya se encontraba en la habitación. Estaba leyendo en exactamente la misma posición que ayer, dándome una sensación de déjà vu. Justo igual que ayer, ni siquiera se giró cuando entré en la habitación. No lo sé muy bien, ¿pero es que solo se leen libros en el club de literatura?
Silencio.
“¿…Qué estás leyendo?”
Pregunté, al no poder aguantar más ese silencio. En lugar de responderme, Yuki Nagato levantó levemente el libro para mostrarme la tapa. El titulo, que parecía extranjero, escrito con letras góticas, ya hacia que me entrara sueño.
Parece una novela de ciencia ficción o algo así.
“¿Es interesante?
Yuki Nagato se ajusto las gafas empujando con un dedo el punte y con una expresión indiferente dijo en un tono indiferente.
“Único.”
Me daba la impresión de que se dedicaba a dar una respuesta aleatoria a mis preguntas.
“¿Qué parte de él?”
“Todo.”
“Te gustan los libros, ¿verdad?”
“Eso parece.”
“Ya veo…”
“…”
Silencio.
¿Puedo irme ya? Dejé la mochila sobre la mesa y estaba apunto de sentarme en una de las sillas cuando la puerta se abrió. Más bien como si la hubiera abierto de una patada.
“¡Hey! ¡Siento la espera! ¡Me ha costado un poco encontrarla!”
Haruhi hizo su entrada saludando con una mano levantada por encima de su cabeza. Su otra mano quedaba por detrás de ella, agarrando la mano de alguien. Haruhi entró arrastrando a otra persona, obviamente la traía en contra de su voluntad, y luego cerró la puerta con el pestillo. Clic. Tras oír ese ruido, la pequeña estudiante empezó a temblar de ansiedad. Era otra chica. Una extremadamente guapa.
¿De donde sacas exactamente que esta persona “está hecha para este club”?
“¿Qué es esto?”
Dijo la hermosa chica. La pobre estaba casi apunto de llorar.

"¿Donde estamos? ¿Por qué me has traído aquí? ¿¡Por que has cerrado la puerta!? ¿Qué vas a…?”
“Cállate.”
La chica se quedó petrificada al oír la voz
imperativa de Haruhi.
“Déjame presentarla… Está es Mikuru Asahina-san.”
Y tras esto, Haruhi no dijo nada más. ¿Eso es la presentación?
Un incomodo silencio se hizo en la habitación.
Haruhi estaba ahí de pie con cara de haber acabado ya con su trabajo. Yuki Nagato seguía leyendo como si nada hubiera pasado. La misteriosa chica llamada Mikuru Asahina estaba encogida al borde de las lágrimas. No creo que ninguna de ellas diga nada por el momento, así que no me tocó más remedio que abrir la boca.
“¿De donde la has raptado?”
“No la he raptado. Se ha dejado secuestrar voluntariamente.”
Es lo mismo.
“Me la encontré embobada en una clase de segundo año. Me he recorrido todo los rincones de la escuela durante los descansos, así que ya la recordaba de haberla visto un par de veces.”
Me preguntaba a que se dedicaba durante los descansos. Así que era eso lo que hacia. No, más importante aún…
“Entonces, ¿va un año por delante nuestro?”
“¿Qué pasa con eso?”
Tenía una expresión de desconcierto en su cara. Al parecer, esta tía nunca piensa en las cosas.
“Olvídalo… Uh, ¿Asahina-san, verdad? ¿Por qué ella?”
“Bueno, míratela bien.”
Haruhi apunto con su dedo a la nariz de Mikuru Asahina-san quien se hecho para atrás asustada.
“Es súper mona, ¿a que sí?”
Hablaba como un peligroso secuestrador. O esa es la impresión que me daba, pero entonces…
“Creo que su atractivo es un factor esencial.”
“…perdona. ¿De qué estás hablando?”
“Atractivo, Atractivo. Es lo que atrae a la gente. ¡Fundamentalmente, en cualquier historia en que pase algo raro, siempre hay una encantadora chica con aspecto de lolita!”
Sin darme cuenta me gire hacia Mikuru Asahina-san. Un pequeño cuerpo. Una carita de niña. Ya veo. Una persona descuidada podría fácilmente confundirla por una estudiante de secundaria. Su levemente rizado pelo castaño le caía delicadamente por la espalda. Sus vidriosos ojos de cachorrito parecían decir “Por favor, protégeme”. Sus blanquísimos dientes de esmalte, que se podían ver a través de su boca entreabierta, daban una maravillosa sensación de armonía a toda su preciosa carita. Si estuviera sosteniendo una varita con una bolita brillante en la punta, esperaría que se trasformara en una magical girl en cualquier momento. Espera, ¿en que demonios estoy pensando?
“¡Y eso no es todo!”
Haruhi rodeó por detrás a Mikuru Asahina-san, su senpai, con una sonrisa de confianza y la agarró por detrás.
“¡Wahyaa--!”
Asahina-san gritó. Pero Haruhi, impasible, seguía agarrándole los pechos a través del uniforme.
“¡Dohee-!”
“Es muy pequeña, pero mira. Sus tetas son más grandes que las mías. Una cara de lolita con peras enormes. ¡Es un elemento muy importante para atraer a la gente!”
Pues vaya novedad.
“Ah- , Son realmente enormes-“
Diciendo esto, metió las manos por debajo del uniforme y empezó a manosearlas. ¡O—oye!
“Me está empezando a mosquear y todo. ¡Una cara tan bonita y encima las tiene más grandes que yo!”
La cara de Asahina-san estaba toda roja mientras se resistía y pataleaba, pero no podía hacer nada contra esa diferencia de fuerza. Haruhi, al no tener ninguna oposición, empezó a bajar las manos por debajo de la falda y fue entonces cuando arranque a la pervertida esta de la espalda de Asahina-san.
“¿Pero tú estas tonta?”
“¡Es que son enormes! En serio. ¿Por qué no las pruebas?”
Asahina soltó un pequeño gemido, Hiii- , después de oír eso.
“Creo que paso.”
¿Qué otra cosa podría haber dicho?
Lo que es realmente sorprendente es que durante todo este rato, Yuki Nagato no levantó la vista de su libro ni una sola vez. Algo raro le pasa a esta chica, también.
Entonces es cuando lo entendí…
“¿Entonces qué? ¿Ósea, que simplemente por el echo de que Asahina-san sea mona, pequeña y tenga grandes tetas es por lo que la has traído aquí?”
“Exactamente.”
Esta tía debe de ser tonta de nacimiento.
“He pensado que necesitaríamos a un personaje tipo mascota como ella.”
No. Piensa en cualquier otra cosa.
Asahina-san delicadamente se arreglo el uniforme y levanto la cabeza para mirarme. Es bastante incomodo que me mires con esa expresión.
“Mikuru-chan, ¿estás en algún otro club?”
“Um… en el club de caligrafía…”
“Entonces déjalo. Interferirá con las actividades de nuestro club”
Haruhi estaba siendo más egocéntrica que nunca. Asahina-san parecía como un condenado a muerte al que le habían dicho que escogiera entre cianuro potásico o estricnina. Alzó la vista de nuevo para mirarme como buscando la salvación. Luego se dio cuenta de la presencia de Yuki Nagato por primera vez, y sus ojos se abrieron llenos de sorpresa. Sus ojos luego inspeccionaron la habitación antes de que al final susurrada, “Ya veo…” casi como un suspiro.
“Lo entiendo,” Dijo después.
¿Qué has entendido?
“Dejaré el club de caligrafía y me uniré a este…”
La tristeza de su voz hacia que me sintiera realmente mal por ella.
“Pero no estoy segura de lo que se hace en el club de literatura…”
“No somos el club de literatura.”
Dijo Haruhi como si fuera la cosa más obvia del mundo.
Yo se lo expliqué a la sorprendida Asahina-san en lugar de Haruhi.
“Estamos temporalmente instalados en este cuarto. El club al cual te has visto forzada a entrar es una asociación de estudiantes sin nombre que todavía ha de crear Suzumiya y que participará en unas actividades desconocidas por ahora.”
“… Qué…”
“Eso si, la que está sentada ahí leyendo sí que es miembro del club de
literatura.”
“Ah…”
Asahina-san, con sus adorables labios abiertos, se quedó sin palabras. No la puedo culpar.
“¡No te preocupes!”
Haruhi, con una brillante sonrisa libre de cualquier muestra de responsabilidad, firmemente apoyó su mano sobre la pequeña espalda de Asahina-san.
“¡Acabo de pensar en un nombre!”
“…Permítenos oírlo.”
Mi voz, sin llevar ningún tipo de expectación, resonó por la habitación. Si es posible, preferiría no oírlo. Y a Haruhi Suzumiya obviamente no podría importarle menos mi opinión, así que triunfalmente dijo con voz clara el nombre del club.
Atención todos. El nombre de este espeluznante club ya está decidido. No ha habido ninguna alteración. Es puramente producto de la mente de Haruhi.
¡Brigada SOS!
Sekai wo
Oini moriagerutame no
Suzumiya Haruhi no Dan
Para salvar al mundo con una sobredosis de diversión la brigada de Suzumiya Haruhi. O Brigada SOS para abreviar.
Podéis reíros si queréis. Antes de que yo pudiera hacerlo, me quedé atontado. Quizás os estéis preguntando por qué una brigada. Originalmente, tendría que haber sido ‘para salvar al mundo con una sobredosis de diversión la asociación de Suzumiya Haruhi’, pero la asociación todavía no había sido aprobada, y nadie tiene ni idea de lo que se supone que hace este club. “Entonces lo dejamos en Brigada”. Las incomprensibles palabras de Haruhi cerraron el asunto.
Asahina-san se quedo con la boca cerrada con una expresión de resignación en su cara. Yuki Nagato era un extra. Y yo fui incapaz de decir nada. Como consecuencia, el nombre “Brigada SOS” se aprobó con un voto a favor y tres abstenciones. ¡Aleluya!
Has lo que quieras.
Después de que Haruhi nos ordenara venir aquí cada día al acabar las clases, la reunión acabó. Los suspiros de Asahina-san mientras se iba despacio por el pasillo con los hombros caídos eran tan tristes que…
“Asahina-san.”
“¿Qué pasa?
Asahina-san, que para nada parecía que fuera mayor que yo, inclino su inocente cara, una imagen de pureza, hacia mí.
“No tienes porque unirte a un club tan raro. No te preocupes por ella. Ya hablaré con ella luego.”
“No.”
Se paró, y sus ojos se cerraron levemente.
“Está bien. Voy a unirme.”
“Pero dudo realmente que esto acabe bien.”
“Estaré bien. Además, tu también estas aquí, ¿verdad?”
Cierto. ¿Por qué estoy aquí?
“Probablemente sea inevitable que esto ocurra en este plano temporal…”
Sus ojos, en su hermosa y redonda cara, se quedaron fijos perdidos en el infinito.
“¿huh?”
“Y tengo curiosidad sobre por qué Nagato-san está aquí…”
“¿Curiosidad?”
“Ah. No, no es nada.”
Asahina-san meneó la cabeza como si se hubiera puesto nerviosa. Sus delicados mechones de pelo se agitaron suavemente.
Luego Asahina-san, sonrió como avergonzada, e hizo una amplia reverencia.
“Puede que sea algo inexperta, pero espero llevarme bien con todos.”
“Bueno, si tu lo dices…”
“Ah, y si lo prefieres, puedes llamarme Mikuru-chan.”
Sonrió con dulzura. Díos. Es tan guapa que podría desmayarme y todo.
Estaba hablando con Haruhi un día.
“¿Qué crees que necesitamos ahora?”
“Me rindo.”
“Estaba pensando en conseguir a un misterioso estudiante transferido.”
“Me gustaría que primero definieras lo de ‘misterioso’.”
“Ya han pasado dos meses desde que empezó el curso. Cualquiera que sea transferido a estas alturas tiene que ser calificado como misterioso, ¿no crees?”
“Puede que su padre haya sido trasladado de repente.”
“No, eso no seria normal.”
“¿Pero qué consideras normal tú? Me gustaría saberlo.”
“Ojala que apareciera algún misterioso estudiante trasferido.”
En otras palabras, que pasas de lo que diga, ¿verdad?
Parece ser que empezó a difundirse el rumor de que Haruhi y yo planeábamos algo.
“Habla. ¿Qué estáis tramado Suzumiya y tú?”
El que me preguntó esto fue evidentemente Taniguchi.
“No me digas que estáis saliendo juntos.”
Absolutamente no. Soy yo el que quisiera saber que demonios estamos haciendo.
“No hagas nada exagerado. Ya no estamos en secundaria. Si dejáis el patio hecho un asco, puede que hasta te expulsen.”
Si Haruhi llegará a hacerlo, no me importaría ir borrando sus pintadas tras sus pasos. Pero como mínimo, tengo que prevenir a Yuki Nagato y a Mikuru Asahina de que les pase nada malo. Estoy bastante orgulloso de lo considerado que soy. Aunque dudo de que pueda hacer algo para detener a Haruhi si se pone en modo hiperactivo.
“Un ordenador también nos vendría bien.”
Después de que la Brigada SOS se fundara, la habitación del club de literatura, que previamente solo contaba con una mesa larga, sillas metálicas y estanterías, empezó a acumular una serie de trastos.
No tengo ni idea de donde sacó todo esto, pero ahora había un perchero con ruedas en un rincón de la habitación. Un hornillo eléctrico, una tetera, y tazas para que todos tengamos una a mano. Un equipo stereo pero sin una mini cadena y una pequeña nevera. Un fogón de camping, tazones, una sartén y varios utensilios de cocina. ¿Para que son tantos trastos? ¿Es que piensa vivir aquí?
Haruhi en estos momentos se encontraba sentada con las piernas y brazos cruzados sobre un escritorio que pilló de alguna clase. Sobre el escritorio había una pirámide negra con las palabras “comandante” pintadas con retulador blanco.
“Vivimos en la era de la información y ni siquiera tenemos un ordenador. Es imperdonable.”
¿A quien no puedes perdonar?
Los miembros estábamos básicamente apalancados. Yuki Nagato estaba en su posición habitual ocupada leyendo un libro de tapa gruesa que hablaba de la caída de una de las lunas de Saturno o algo así a juzgar por el titulo. Asahinasan, que no hacia falta que viniera pero que obedientemente vino de todos modos, estaba sentada en una silla sin nada que hacer.
[Nota: El Libro en cuestión es The Fall of Hyperion(La caída de Hyperion) de Dan Simmons, parece que Kyon no lo conoce y por eso interpreta el titulo literalmente (Hyperion es una de las lunas menores de Saturno)]
Haruhi bajó del escritorio y sonrió hacia donde estaba yo, dándome muy malas sensaciones.
“Vamos a conseguir uno.”
Dijo Haruhi, como un cazador que se dirige a buscar su presa.
“¿Conseguir un ordenador? ¿De donde? ¿Piensas saquear una tienda de electrónica?”
“Claro que no. Hay un sitio mucho más cerca.”
Tras ordenarnos que la siguiésemos, Haruhi nos condujo a Asahina-san y a mí hacia nuestro objetivo, la sociedad para el estudio de la informática, dos puertas más abajo.
Ya veo...
“Aguanta esto.”
Dijo al tiempo que me entregaba una cámara de fotos.
“¿Lo pillas? Voy a explicarte el plan, así que más te vale seguirlo al pie de la letra. Y no la cagues con la sincronización.”
Haruhi me agarro y me susurró el “plan” al oído.
“¿Hah? Eso es ridículo.”
“Seguro que funciona.”
Para ti puede que funcione. Mire a Asahina-san, que nos observaba con curiosidad, e intente hacerle señas.
Seria una buena idea salir corriendo ahora.
Cuando la mire intensamente y le guiñé un ojo, Asahina-san me miro dubitativa,
luego, tras aplicar no se que tipo de extraña lógica, se puso colorada. Que no. No está pillando el mensaje.
Mientras tanto, Haruhi ya había abierto tranquilamente la puerta sin tan siquiera llamar.
“¡Buenas--! ¡Hemos venido a coger un ordenador y algunos periféricos--!” La Habitación era bastante similar, solo que esta era un poco más estrecha. Había varios monitores y torres sobre las mesas uniformemente distribuidas. El leve zumbido de los ventiladores resonaba por el cuarto.
Los cuatro chicos que habían dejaron de teclear centraron su atención en Haruhi, de pie en frente de la puerta llevando a cabo su misión.
“¿Quién manda aquí?”
Haruhi dijo bastante arrogantemente con una sonrisa en la cara. Uno de ellos se levantó como respuesta.
“Ese soy yo. ¿Necesitas algo?”
“Ya te he dicho lo que quiero. Con uno es suficiente. Así que dame un ordenador.”
EL presidente de la asociación para el estudio de la informática, un desconocido senpai, tenia una expresión de “¿de que me estas hablando?” al tiempo que ladeaba la cabeza.
“Ni hablar. La subvención del instituto no es suficiente para cubrir todos los costes, así que hemos tenido que ser nosotros mismo quienes reunimos el dinero para comprar estos hace poco. No vamos sobrados de equipamiento para ir regalándoselo al primero que lo pida.”
“Por uno no pasa nada. Tenéis muchos aquí.”
“Oye tú… espera. ¿Quiénes sois vosotros?”
“Yo soy la comandante de la Brigada SOS, Haruhi Suzumiya. Estos son mis
subordinados numero uno y numero dos.”
Tampoco hace falta llamarnos subordinados.
“Yo te lo ordeno en nombre de la Brigada SOS. Deja de quejarte y danos uno.”
“No sé quien diantre sois, pero no significa no. Id y compraros uno.”
“En ese caso, tengo mis propios planes al respecto.”
Los ojos de Haruhi brillaron de audacia. No era buena señal. Trajo a Asahina-san, que se había quedado cerca de mí, y la dejó justo frente a ella, luego acercó al presidente. Y justo cuando me di cuenta de que había cogido el brazo del presidente, Haruhi estrujó la mano del presidente contra el pecho de Asahina a la velocidad de la luz.
“¡Fugya--!”
“¡Uwah--!”
Clic.
Con los dos gritos de fondo, presioné el botón de la camera.
Mientras agarraba a Asahina que intentaba escapar, Haruhi utilizaba su mano derecha para colocar la mano del presidente firmemente agarrada al pecho de la pequeña Asahina.
“Kyon. Saca otra foto.”
Sin pensarlo presioné el botón. Perdonarme, Asahina-san y presidente desconocido. El presidente finalmente se liberó de la garra de Haruhi y retrocedió un par de pasos justo cuando Haruhi estaba apunto de introducirle su mano por debajo de la falda de Asahina.
“¿¡Qué estás haciendo!?”
Haruhi meneó gracilmente su dedo índice delante de la sonrojada cara del presidente.
“Tsk. Tsk. Tsk. Tengo fotos de tu acoso sexual ahora. Si no quieres que difunda estas imágenes por todo el instituto, danos un ordenador.”
“¡Eso es ridículo!”
Esa fue la furiosa objeción del presidente. Lo siento por ti.
“¡Tu me has forzado a hacerlo! ¡Soy inocente!”
“¿Y cuanta gente crees que se tragará esa historia?”
Miré hacia Asahina-san y me la encontré inmóvil tirada en el suelo. Más que sorprendida parecía estar gravemente traumatizada.
Mientras, el presidente seguía protestando.
“¡Todos los miembros del club son testigos! ¡Fue en contra de mi voluntad!”
Los tres miembros restantes que se habían quedad petrificados con la boca abierta, aparentemente recobraron la compostura y asintieron.
“¡Es verdad!”
“¡No ha sido culpa del presidente!”
Ese débil recital conjunto no funcionaria contra Haruhi.
“¡Entonces diré que todo el club la violó!”
Todo el mundo en la habitación, incluidos Asahina-san y yo, se quedó pálido.
Eso es ir demasiado lejos.
“¡Su-Su-Su-Suzumiya-san…!”
Asahina-san se agarró a la pierna de Haruhi, pero esta se deshizo de ella sacudiendo el pie, luego cogió aire y dijo orgullosamente.
“¿Qué vais a hacer? ¿Vais a darme un ordenador o no?”
La cara del presidente, que había pasado del rojo al blanco, ahora estaba gris. Estaba completamente derrotado.
“Coge el que quieras…”
El presidente se derrumbo sobre la silla. Los otros miembros se abalanzaron sobre él.
“¡Presidente!”
“¡Aguanta!”
“¡Intenta sobreponerte!”
Su cabeza estaba agachada como la de una marioneta a la que le han cortado los hilos. Puede que sea cómplice de toda esta parodia, pero no pude evitar sentir lastima por él.
“¿Cuál es el más moderno?”
Tiene el corazón de hielo esta chica.
“¿¡Por que tengo que decírtelo!?”
Haruhi respondió a los gritos de furia de los miembros de la sociedad señalando a la cámara en mi mano.
“¡Maldita seas! ¡Ese de ahí!”
Haruhi se fijó en la marca y el modelo de la torre del ordenador y sacó un panfleto del bolsillo de la falda.
“Me pasé por una tiende de informática ayer y un empleado me enseño todos los últimos modelos. Este no es ninguno de ellos.”
Su atención por los detalles me asustó.
Haruhi se paseó entre las mesas comprobando todos los ordenadores antes de señalar a uno.
“Dadme este.”
“¡Espera! ¡Este justo lo compramos el mes pasado…!”
“Foto, Foto.”
“¡…Cógelo! ¡Ladrona!”
Éramos en efecto ladrones. No puedo negarlo.
Pero este no fue el fin de las demandas de Haruhi. Después de desconectar todos los cables, exigió que la pantalla y los otros periféricos fueran trasladados al club de literatura y reconectados. También hizo que nos instalaran un cable LAN entre las dos habitaciones para poder conectarnos a internet con la conexión del instituto. Todo lo hicieron los miembros de la asociación de informática. Es lo que se puede llamar una extorsión en toda regla.
“Asahina-san.”
Habiendo permanecido desamparada todo el rato, me acerque a la pequeña chica acurrucada en posición fetal con las manos cubriéndose el rostro.
“Venga, volvamos ya.”
“Uuuuu…”
Ayude a la sollozante Asahina-san a levantarse. Haruhi ya podría haber utilizado sus propias tetas para que las manosearan. Si no le importa lo más mínimo cambiarse delante de los chicos, seguramente no tendría problemas con esto tampoco. Mientras trataba de consolar a Asahina-san, que seguía llorando, me preguntaba para que iba a utilizar el ordenador.
Bueno, supongo que me enteraré pronto.
El lanzamiento de la web de la Brigada SOS. Parece ser que esto es lo perseguía Haruhi. ¿Y ahora qué? ¿Quién se va a encargar de hacerla? Esta pagina web o lo que sea.
“Tú.”
Eso es lo que dijo Haruhi.
“Tú tienes tiempo libre, ¿verdad? Hazla tú. Yo tengo que encontrar más miembros.”
El ordenador estaba sobre la mesa con la pirámide de “Comandante”. Haruhi estaba manejando el ratón navegando por Internet.
“Tiene que estar acabada en un día o dos. No podemos realizar ninguna actividad hasta que no tengamos web.”
Yuki Nagato, leyendo su libro, y Mikuru Asahina, desplomada sobre la mesa con los hombros temblorosos, actuaban como si esto no les afectara para nada.
Parece ser que yo era el único que escuchaba a Haruhi. Y como era el único que escuchaba sus demandas, tenía que hacerle caso. Al menos estoy convencido de que eso es lo que debe pensar Haruhi.
“Para ti es fácil decirlo.”
Eso es lo que dije, aunque tan poco era para tanto. No. No es que me haya acostumbrado a seguir las órdenes de Haruhi. Es por lo de hacer una pagina web. No he hecho ninguna antes, pero parece entretenido, ¿no crees?
Y así es como fue. Mañana será el primer capitulo de la historia sobre mis batallas para hacer una pagina web.
Tras pensar en lo que dije, resulta que no fue ninguna batalla difícil después de todo. La asociación para el estudio de la informática, haciendo honor a su nombre, ya había instalado la mayoría de los programas necesarios. Lo único que tenia que hacer era abrir una pagina por defecto y luego un poco de copiar pegar.
El problema era sobre lo que había que poner en la web.
Después de todo, sigo sin tener ni idea de a que se dedica la Brigada SOS. No puedo escribir sobre las actividades del club porque no existen aun, así que tras colocar una imagen que decía “¡Bienvenido a la página de la Brigada SOS!” arriba del todo de la página, me quedé sin nada que hacer. Las palabras de Haruhi de que me diera prisa resonaban incesantemente por mis orejas. Es por eso que estaba sentado aquí con el ratón en la mano mientras comía.
“Nagato, ¿Tú tienes algo que quieras que pongamos en la web?”
Lo intenté preguntando a Nagato, que también estaba aquí sentada leyendo durante la hora de comer.
“Nada.”
Ni siquiera alzó la mirada. No es que me importe, ¿pero al menos irá a clase, no?
Devolví mi atención de Yuki Nagato al monitor de 17” y seguí pensando.
Hay otro problema. ¿Es correcto que utilicemos el dominio del instituto para la
dirección de la web de una cuestionable brigada que no llega ni a asociación de estudiantes aprobada por la escuela?
Lo que no conoces no puede herirte. Esa sería la defensa de Haruhi. Si se dan cuenta de eso, simplemente quita la web. En estas cosas, ¡solo ganan los que se lanzan!
Siento un poco de envidia de su actitud tan optimista.
Añadí un contador de visitas y puse una dirección de e-mail –aún era demasiado pronto para montar un foro- y subí el sitio web que consistía en una página de inicio sin contenido.
Con eso será suficiente.
Tras comprobar que la pagina se veía correctamente, cerré todos los programas y apague el ordenador. Entonces, cuando estaba apunto de estírame de brazos, me encontré con Nagato de pie justo detrás de mi y me levante de un salto.
Es como si no estuviera presente. Antes de que me diera cuenta, Yuki Nagato se encontraba de pie detrás de mí con su pálida cara que recordaba a una Mascara Noh. Con una cara de póquer que te seria imposible imitar, se quedó mirándome como si yo fuera uno de eso carteles llenos de letras de los oculistas para comprobar la vista.
“Toma.”
Sujetaba un libro grueso. Reflexivamente lo cogí. Pesaba lo suyo. Mirando la cubierta, me di cuenta de que era ese libro de ciencia ficción extranjero que Nagato había estado leyendo hace unos días.
“Te lo dejo.”
Tras esa corta frase, Nagato dejó la habitación antes de que incluso pudiera rehusarlo. ¿Para que me deja un libro tan tocho? Solo en la habitación, pude oír el timbre que anunciaba el fin de la hora de comer. Parece que estoy rodeado de gente que no le importa lo mas mínimo lo que piense.
Había vuelto a clase con el libro de tapa dura cuando noté la punta de un boli clavándoseme en la espalda.
“¿Y bien? ¿Ya está lista la web?”
Haruhi estaba apoyándose sobre el borde de su mesa con expresión malhumorada. Estaba escribiendo violentamente vete tú a saber qué en la hoja de una libreta. Fingí despreocupación para evitar la atención de los compañeros de clase.
“Esta echa. Pero no es más que una web vacía que los visitantes abandonaran nada mas entrar.”
“Eso es suficiente por ahora. Solo necesitamos una dirección de correo.”
¿Por qué no utilizas tu propio e-mail?
“Eso no funcionaria. Tendremos que tratar con una avalancha de correos.”
¿Cómo va llenarse de correos una cuenta de e-mail recién creada?
“Es secreto.”
Luego mostró de nuevo esa siniestra sonrisa en su cara. Me da escalofríos.
“Lo sabrás en cuanto se acaben las clases. Por ahora es alto secreto.”
Preferiría que permaneciera alto secreto para siempre.
Haruhi desapareció durante la sexta hora. Uno podría pensar que se habría ido a casa, pero era francamente improbable. Era el preludio de sus fechorías. Ya han acabado las clases. Todavía mantengo mis dudas sobre qué estamos haciendo y por qué mis piernas me llevan hacia el cuarto del club. Mientras me disgregaba entre estas observaciones metafóricas, me encontré delante de la puerta del club.
“Buenas.”
Naturalmente, Yuki Nagato ya se encontraba aquí junto con Mikuru Asahinasan, sentada en una silla con las manos juntas.
Quizás no sea la persona indicada para decirlo, ¿pero no están muy aburridas estas dos?
Asahina-san recompensó mi entrada con una indudable expresión de alivio.
Supongo que estar en una habitación solo con Nagato puede resultar muy estresante.
Pero vaya. ¿Sigues viniendo a pesar de lo que pasó ayer?
“¿Dónde está Suzumiya-san?”
“Ni idea. Se largo antes de empezar la sexta clase. A lo mejor esta por ahí saqueando nuevo equipamiento.”
“¿Tendré que volver a hacer algo como lo de ayer….?”
“No te preocupes. La próxima vez que te fuerce a hacer algo como eso, haré lo que sea para impedírselo. Puede utilizar su propio cuerpo para hacer estas cosas. Eso no supone un problema para Suzumiya.”
“Gracias.”
La imagen de ella inclinando la cabeza mientras sonreía tímidamente era tan adorable que me lanzaría a abrazarla con mis brazos. Pero no lo haré.
“Cuento contigo entonces.”
“Puedes estar tranquila.”
Mi garantía tendría algún valor si no se hubiera desmoronado como una teoría infundada, un castillo de naipes, o un átomo de hidrogeno dentro del sol, pasado apenas cinco minutos. No sirvo para nada.
“¡Ya-hooo!”
Haruhi grito al entrar en la habitación. Mis ojos se centraron en las dos grandes bolsas de papel que sostenía en ambas manos.
“He tardado un poco más de lo esperado. Lo siento.”
Es factible asumir que cuando Haruhi está de buen humor, es porque está tramando algo que acabará trayendo problemas a otra gente.
Haruhi dejó las bolsas de papel en el suelo y se volvió para echarle el pestillo a la puerta. Asahina-san reflexivamente se sobresaltó ante ese sonido.
“¿Qué planeas hacer esta vez, Suzumiya? Solo quiero hacerte saber que no voy a participar en ningún otro chantaje o robo.”
“¿De que estas hablando? Yo nunca he hecho nada de eso.”
Entonces explica lo del ordenador de encima del escritorio.
“Lo conseguí utilizando métodos pacíficos. Olvida eso. Mira. Fíjate en esto.”
Haruhi sacó un paquete de folios DIN A4 de una de las bolsas de papel. Parece que había algo impreso en ellos.
“Estos son panfletos que he hecho para difundir el nombre de la Brigada SOS.
Me colé en la habitación de la fotocopiadora e hice 200 copias.”
Haruhi nos pasó los panfletos. Así que esto es lo que hacías mientras te saltabas la clase, huh. Es impresionante que nadie te pillara. No tenia ningún interés particular en fijarme en el panfleto, pero para entonces, ya le había echado una mirada.
“Proclamaciones fundamentales de la Brigada SOS. Nosotros, la Brigada SOS, estamos buscando los misterios de este mundo. Gente que haya experimentado algo misterios en el pasado. Gente que haya experimentado algo misterios recientemente. Gente que quiera experimentar algo misterios en el futuro. Si os sentís identificados con una de estas situaciones, ¡venid a vernos! ¡Nosotros resolveremos vuestros problemas
enseguida! Garantizado. No obstante, no nos sirven los misterios normales. Tiene que ser un misterio que nos impresione de verdad. ¡Tenedlo muy presente esto! Nuestro e-mail es…
Creo que empiezo a entender el propósito de esta brigada. Parece que Haruhi planea sumergirse ella misma en un mundo de la ciencia ficción, de fantasía, o de terror.
“Vamos a repartirlos ahora.”
“¿Dónde?”
“En la puerta de entrada. Justo ahora debe estar llena de estudiantes que vuelven a casa.”
Lo que tú digas, fue mi contestación, al tiempo que me disponía a coger la
bolsa de papel, pero Haruhi me detuvo.
“Tú no hace falta que vengas. Mikuru-chan será la que me acompañe.”
“¿Qué?”
Asahina-san, que sostenía uno de los panfletos mientras leía su cutre contenido, volvió su cabeza. Haruhi metió la mano en la otra bolsa de papel y saco algo de ella.
“¡Ta-da!”
Con la apariencia triunfal de cierto gato robótico, Haruhi sacó lo que parecía una prenda de ropa negra. Pero, ¡Oh-no! Después de que Haruhi acabará de sacar cosas de su bolsa cuatri-dimensional, me di cuenta de que es lo que había planeado Haruhi para Asahina-san, así que empecé a rezar por ella. Que tu alma descanse en paz.
Leotardos, medias de rejilla, orejas de conejo y corbata de color negro, y un collar, puños y cola de color blanco.
Sin duda alguna un traje de conejita.
“Um, um, um, ¿Y esto para que es…?”
Esa era Asahina-san, con un tono asustado.
“¿Que no lo ves? Conejita.”
Y esta era Haruhi, con tono sereno.
“N-n-no esperarás que me ponga…”
“Por supuesto. Hay uno para ti también.”
“¡N- No puedo ponerme algo así!”
“No te preocupes. Creo que la talla es la correcta.”
“No es eso a lo que me refiero. Um. ¿Vamos a ponernos esto y repartir folletos en la entrada del instituto…?”
“¿Es que no es obvio?”
“¡No quiero hacerlo!”
“Cállate.”
Mierda. Tenía esa expresión inflexible en sus ojos. Haruhi saltó sobre Asahinasan como una leona que se abalanza sobre una indefensa gacela y empezó a quitarle el uniforme de marinera a pesar de la resistencia de Asahina.
“¡Noooo-!”
“¡Deja de resistirte!”
Mientras hacia semejantes demandas, Haruhi tumbó a Asahina-san.
Fácilmente consiguió bajarle la blusa y movió sus dedos hacia los botones de la falda, fue entonces cuando pensé que tenía que detener esto y me acerqué cuando me encontré con los ojos de Asahina.
“¡No mires!”
Tras oír ese grito, me quedé con cara de idiota y salí corriendo hacia la puerta –mierda, estaba cerrada- me entretuve un poco en sacar el pestillo antes de poder salir fuera.
Y mientras pasaba todo esto, pude ver de reojo durante un instante, que Yuki Nagato seguía leyendo como si no pasara nada.
¿Es que no tienes nada que decir sobre todo esto?
Una vez tras la puerta, puede oír…
“¡Ah!” “¡No!” “Al menos… de-déjame desvestirme yo sola… ¡Hiii!”
…Los lamentables chillidos de Asahina-san…
“¡Urya-!” “¡Venga! ¡Sácatelo todo!” “¡Deberías haberme hecho caso desde el principio!”
…los triunfales gritos de Haruhi. Dios. Mentiría si os dijera que no quiero saber que esta pasando ahí dentro, naturalmente. Al cabo de un rato, recibí la señal.

“¡Ya puedes entrar!”
Cuando entré vacilantemente de nuevo en el cuarto, me encontré con la visión de dos increíblemente perfectas conejitas. Tanto Haruhi como Asahina estaban esplendidas.
Un escote enorme y la espalda al descubierto. El muslo quedaba descubierto desde la ingle hasta la cintura mientras las medias de rejilla envolvían todas sus piernas.
Las orejas de conejo se balanceaban sobre sus cabezas y el collar y los puños blancos no hacían más que incrementar la puntuación. Aunque no sé de que va esto de los puntos.
La combinación de Haruhi, que tenia un cuerpo esbelto y bien proporcionado, junto con Asahina-san, más pequeña pero con una silueta perfecta, era demasiado para mis ojos.
Mientras reflexionaba sobre si debía decirle “te queda bien,” a la sollozante Asahina-san, Haruhi dijo.
“¿Qué te parece?”
¿Qué que me parece? Creo que tus facultades mentales no están bien.
“¡Esto será perfecto para atraer la atención! La gente sí aceptara panfletos si nos vestimos así. ¿¡No crees!?”
Pues claro. Dos chicas vestidas así en la entrada del instituto desde luego que llamaran la atención… ¿y que pasa con Nagato?
“Solo tenia para comprar dos. Cogí el conjunto completo, así que salió caro.”
¿Dónde compraste esto?
“Lo compré por Internet.”
“…ya veo.”
Me estaba preguntando como es que no tenía que bajar la mirada para observarla, como era habitual, cuando vi que había sido tan detallista como para ponerse también zapatos de tacones.
Haruhi cogió la bolsa con los panfletos.
“¡Vamos, Mikuru-chan!”
Asahina-san, con los brazos cruzados sobre el pecho, me miro hacia mí buscando salvación. Yo solo podía contemplarla en su traje de conejita.
Lo siento. Para ser honesto, no puedo hacer nada contra ese vestido.
Asahina-san lloriqueaba como una niña mientras se aferraba a la mesa, pero no siendo rival para la extraordinaria fuerza de Haruhi, ella y sus débiles gemidos fueron arrastrados, así los dos conejitas desaparecieron de la habitación. Me senté en mi silla con un abrumador sentimiento de culpa.
“Ahí.”
Yuki Nagato señalo al suelo. Al mirar, descubrí dos uniformes de marinerita escampados por el suelo junto con… ¿eso es un sostén?
La chica de las gafas y pelo corto, permaneció muda mientras señalaba el perchero antes de volver a su lectura como si su trabajo ya hubiera concluido.
Manda huevos.
Resignado, empecé a guardar los uniformes de las chicas en el perchero. Gah. Todavía puedo notar su calor corporal. Está todo caliente.
Treinta minutos después, una hundida Asahina-san volvió. Whoa. Sus ojos ahora están rojos como los de un conejo de verdad. No es momento de estar diciendo esto.
Rápidamente me levanté y le ofrecí la silla. Y justo igual que antes, Asahina se derrumbó sobre la mesa, sus redondos hombros empezaron a temblar. Parece que no tiene ni fuerzas para cambiarse. Tenía media espalda a la vista por lo que no sabia donde dirigir mi mirada. Me quite la chaqueta y le cubre su pálida y temblorosa espalda. La inconsolable lloriqueante chica, la irresponsable rata de biblioteca, y el desconcertado y cobarde bastardo (yo) permanecieron silenciosamente en la habitación durante un rato alcanzando un nuevo record de tensión en el ambiente… En la lejanía se podía oír claramente el sonido de las trompetas de la banda y los indiscriminados gritos del equipo de béisbol.
Cuando estaba dedicado a pensar en cosas insignificantes como que habría hoy para cenar, Haruhi hizo su heroica reaparición. Lo primero que salió de su boca fue…
“¡Estoy cabreada! ¿Qué les pasa a estos estúpidos profesores? ¡Tenían que venir y meterse en mi camino!”
Iba gritando aún con su traje de conejita. Tenía una idea general de lo que debía haber pasado, pero pregunté de todos modos.
“¿Qué ha habido algún problema?”
“¡Más que eso! ¡No hemos podido ni repartir la mitad de los folletos cuando unos profesores vinieron y nos dijeron que paráramos! ¿¡Pero quienes se creen que son!?”
Es de esperar. Si chicas vestidas de conejitas empiezan a repartir panfletos delante de la entrada, cualquiera aunque no sea un profesor vendría a detenerte.
“Hicieron llorar a Mikuru-chan Y A mi me llevaron a la oficina de atención al estudiante. Incluso ese idiota del balonmano, Okabe, vino ahí."
Probablemente ni el director de la oficina ni nuestro tutor Okabe-sensei se
atrevieron a mirarte directamente.
“¡De todos modos, estoy cabreada! Es suficiente por hoy. Se terminó la sesión.”
Haruhi se saco la orejas de conejo, las lanzó al suelo y empezó a quitarse el traje de conejita. Rápidamente corrí hacia la puerta.
“¿¡Cuánto tiempo piensas seguir llorando!? Venga va. ¡Cámbiate ya!”
Me dirigí a la pared del pasillo mientras esperaba a que acabaran. No es que Haruhi sea una exhibicionista. Probablemente lo que pasa es que no tiene ni idea del efecto que tiene su cuerpo semidesnudo en los hombres. Del mismo modo que no eligió el vestido de conejita por su sensualidad, sino simplemente porque atrae la atención.
No creo que llegue a tener nunca una relación seria.
Desearía que fuera más considerada con lo que piensan los chicos, ¡o al menos con lo que pienso yo! Honestamente, tratar con una persona tan loca como está es realmente agotador. Tengo que buscar alguna manera para mejorar esto, al menos por el bien de Asahina-san. Y de todos modos… ya podrías decir algo, Nagato.
Al cabo de un rato Asahina-san salió de la habitación, tambaleándose y temblorosa, como un estudiante que acaba de suspender la prueba de acceso a la universidad por segundo año. Sin saber bien que decir, permanecí en silencio…
“Kyon-kun…”
Sonaba como un fantasma de un crucero de lujo que se hundió en las profundidades del océano.
“…Si me vuelvo indigna para el matrimonio, ¿Tú harás cargo de mi…?”
¿Qué debería decir? Un momento. ¿Tú también vas a llamarme por ese nombre?”
Asahina-san, moviéndose como un robot al que se le acaba la cuerda, me devolvió la chaqueta. Por un momento, pensé que saltaría a mis brazos y empezaría a llorar, pero siguió caminando con el ánimo hundido.
Que escena más triste.
Al día siguiente Asahina no vino a la escuela.
El nombre de Haruhi Suzumiya ya era conocido por toda la escuela, pero gracias al incidente de las conejitas, su nombre fue más allá de los simples comentarios y paso a formar parte de la leyenda del instituto. A mi no me importaba lo mas mínimo. No tenia nada que ver conmigo que la escuela entera supiera de las paranoias de Haruhi.
El problema era que también el nombre de Mikuru Asahina empezó a difundirse así como su asociación con Haruhi, y empecé a notar como si la gente me mirara de forma extraña.
“Hey tío, Kyon… al final te has convertido en colega de Suzumiya.”
Era el descanso. Taniguchi sonaba irritantemente simpático.
“Nunca imaginé que Suzumiya hiciera amigos… parece que nada es imposible en este mundo.”
Déjame en paz.
“En serio. Fue un bombazo ayer. Iba a volver a casa cuando vi un par de conejitas delante la puerta. Después de comprobar que no era un sueño, empecé a preocuparme por si me estaba volviendo loco.”
Dijo Taniguchi, que iba meneando una hoja de papel bastante familiar.
“¿Que es esto de la Brigada SOS? ¿Qué se hace ahí?”
Pregúntale a Haruhi. Yo no tengo ni idea. Tampoco quiero saberlo. Incluso aunque lo supiera, no quería contárselo a nadie.
“Aquí dice que expliquemos nuestras experiencias con algún misterio. ¿Qué significa exactamente? Y no acabo de entender esta parte de que un misterio normal no sirve.”
Incluso Ryoko Asakura vino a dar su opinión y todo
“Parece que os lo estáis pasando bien. Pero seria mejor si no hirierais la sensibilidad de las personas. Lo de ayer fue ir demasiado lejos.”
También yo debería haber hecho campana.
Haruhi seguía enfadada. No tanto por el hecho de que la interrumpieron durante la distribución de folletos, sino por qué ha pasado un día y no ha llegado ni un solo correo al e-mail de la Brigada SOS. Yo esperaba encontrar algún que otro correo de cachondeo, pero parece que en el mundo hay más sentido común de lo que creía. Tenía la convicción de que era debido a que todo el mundo se había dado cuenta de que involucrarse con Haruhi solo traería problemas.
Haruhi observo la cuenta de correo vacía con una ceja fruncida mientras movía el ratón óptico.
“¿Por qué no tenemos ni un correo?”
“Solo ha pasado un día. Tal vez haya gente con increíbles historias de sucesos sobrenaturales, pero que no piensa contárselo a semejante brigada de dudosa credibilidad.”
Le dije eso para calmarla. Pero en realidad…
¿Sabes de algún misterio que haya ocurrido? Sí, por supuesto. Oh, eso es fantástico. Explícamelo por favor. Claro, veras…
Como si algo así fuera a pasar. Escucha Haruhi. Estas cosas solo pasan en los mangas o en las novelas de ciencia ficción. La realidad es mucho más dura y seria. En este insignificante instituto de prefactura en el culo del mundo no se esta llevando a cabo ninguna conspiración para provocar el fin del mundo. Aquí no hay no-humanos paseando tranquilamente por la zona residencial. No hay ninguna nave espacial enterrada en al colina de detrás de la escuela. Nada de esto pasará jamás. Nada en absoluto. Lo sabes ¿verdad? En realidad lo entiendes todo esto, ¿no es así? Es solo que no sabes como deshacerte de las frustraciones de tu infancia, y estas inquietudes te están llevando por el camino equivocado. Despierta ya. ¿Por qué no te vas a buscara a un chico guapo con el que volver juntos a casa o ir a ver una película el domingo? O únete a algún club deportivo y déjate de historias. Seguro que te harán miembro del primer equipo en seguida.
…Bueno, esto es lo que debería haberle dicho, pero tenía la sensación de que me hubiera comido el puño de Haruhi antes de completar cinco frases, así que pasé.
“¿No ha venido Mikuru hoy?”
“No creo que vuelva más. Pobre chica. Espero que no le queden secuelas permanentes.”
“Incluso le había comprado un nuevo vestido para ella.”
“Póntelo tú.”
“Claro que podría ponérmelo yo también. Pero no es divertido si no está Mikuru-chan por aquí.”
Yuki Nagato, con su virtualmente inexistente presencia, parecía como si se hubiera fusionado con la silla. No tienes porque tomarla tanto con Asahina-san. Puedes usar a Nagato como tu muñeca para jugar a los vestiditos. Aunque no creo que seria ninguna mejora. Pero seguro que a diferencia de la llorona de Asahina-san, Nagato se pondría el traje de conejita sin rechistar si se lo ordenasen. Y no me importaría verla así además.
Finalmente el esperado estudiante de intercambio llegó.
Eso es lo que me dijo Haruhi durante la corta pausa que hay entre clases por la mañana.
“¿No crees que es fantástico? ¡Al final ha venido!”
Haruhi se asomaba por fuera de su mesa con una brillante sonrisa como la de una niña de preescolar que acababa de recibir el regalo que tanto deseaba.
No sé cómo se había enterado Haruhi, pero al parecer, ese estudiante había sido asignado a la clase 1-9 hoy.
“Es una oportunidad única en la vida. Es una lastima que no lo hayan metido en nuestra clase, pero sigue siendo un misterioso estudiante transferido. No hay ninguna duda.”
¿Cómo lo sabes si ni siquiera lo has visto?
“¿No te lo dije ya? ¡Las estadísticas indican que un estudiante que es transferido en mitad del curso es prácticamente seguro que se trate de un misterioso estudiante transferido!”
¿Quién, cuándo y cómo se han elaborado esas estadísticas? Eso sí es un misterio.
Si se puede considerar que un estudiante transferido en mayo es misterioso, entonces Japón está lleno de misterios estudiantes transferidos.
Pero claro, está original teoría de Haruhi no sigue las leyes universales del sentido común. Haruhi desapareció justo cuando acabó la segunda clase.
Seguramente debía estar en la clase 1-9 a chequear al misterioso estudiante transferido.
Y justo antes de que sonara el timbre, Haruhi volvió con la cara todo seria.
“¿Era misterioso el estudiante?”
“Mmm… la verdad es que no lo parecía mucho.”
Pues claro.
“Hablamos un rato, pero no sé suficiente como para poder estar segura. Puede que este disimulando para parecer un estudiante normal. Creo que es lo más probable. Seria absurdo revelar tu verdadera identidad ya de entrada en el primer día. Iré a hacerle mas preguntas en el siguiente descanso.”
No. Seguramente asustes a la gente del 1-9- Déjame imaginármelo. Haruhi, que prácticamente no ha iniciado nunca una conversación con alguien, de repente entra en tu clase y agarra a quien tiene más cerca. “¿Quién es el nuevo estudiante?” Pregunta y al instante le contestan, luego se marcha hacia esa dirección. Entonces seguramente irrumpa en medio de un grupo de felices estudiantes que intentan saber cosas de él y se abre camino hasta el centro, hasta acabar frente al sorprendido estúdiate transferido.”¿De donde provienes?” ¿Cuál es tu verdadera identidad?” Como si se tratara de una test.
Entonces pensé en algo.
“¿Es un chico o una chica?”
“Costaba distinguirlo. Pero por ahora parece un tío.”
Entonces es un chico.
Lo que significa que ahora la Brigada SOS contará con otro miembro masculino. Seguramente se verá forzado a entrar sin importar lo que diga, solo por el hecho de ser un estudiante transferido. Pero puede que no sea tan amable como Asahina-san o yo. ¿En serio puede ir todo tan bien? No importa cuanto opresiva sea Haruhi, alguien con mayor fuerza de voluntad podría resistirse a ella ¿no?
Si consigue reunir suficientes miembros, podríamos acabando realizando esa absurda asociación de estudiantes. “Para salvar el mundo con una sobredosis de diversión la brigada de Haruhi Suzumiya,” ¿no? Otra cosa es que la escuela lo acepte o no, pero la persona que se encargaría de hacer todo los tramites sería, quien si no, yo. Y entonces quedaría marcado como “el subordinado de Haruhi Suzumiya” por los siguientes tres años.
Todavía no tengo pensado que haré después del instituto, pero tal vez quiera ir a una universidad, así que preferiría evitar hacer nada que quedara marcado en mi expediente. Pero mientras siga junto Haruhi, no parece que vaya a ser posible.
¿Qué debería hacer?
No se me ocurre nada.
Sé que debería haberme enfrentado a ella y hacer que deshiciera la Brigada SOS. Luego debería hablarle directamente y persuadirla de que viviera una vida normal.
Olvídate de aliens, viajeros del tiempo y poderes paranormales y encuentra a un chico en el que dirigir tus esfuerzos para crear una relación, o unirte a un club deportivo. Así es como debería pasar sus tres años como una estudiante normal.
Solo si pudiera decírselo.
Solo si tuviera una voluntad más fuerte o más sentido del deber, podría haberme librado de este torrente que es Haruhi Suzumiya y no habría acabado en un mar de extravagancias. El mundo habría conservado su dignidad.
Habríamos vivido normalmente durante tres años y luego graduarnos con una ceremonia formal.
…seguramente.
El motivo por el que estoy hablando de estas cosas, es debido a ciertos sucesos que experimenté y que eran cualquier cosa menos normales. Si has estado atento al transcurso de la historia, deberías habértelo imaginado ya.
¿Por donde empiezo?
Creo que por cuando el nuevo estudiante transferido entró en la habitación del club. Leer más...
Etiquetas:
La melancolía de Haruhi Suzumiya
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