Pero hoy era considerablemente diferente. Esta segunda nota no era un simple papelito de remitente desconocido. Había un nombre escrito en el reverso del sobre, que parecía de esos que regalan en las revistas para chicas. Y si mis ojos no me engañan al leer esas palabras escritas con una cuidadosa caligrafía...
Mikuru Asahina
...es lo que ponía ahí.
Rápidamente guardé el sobre en el bolsillo de mi chaqueta y me fui directo al lavabo para abrirla. Escrito en el centro de la hoja de papel de colores adornada con motivos sacada de alguna revista para chicas... “Te estaré esperando en el cuarto del club a la hora de comer. Mikuru.”
Después de la horrible experiencia que tuve ayer. Mi visión de la realidad acababa de dar un doble salto mortal y ahora se encuentra haciendo piruetas en el aire.
Temo que me encuentre de nuevo en peligro de muerte si voy. Pero sin embargo, no tengo más remedio que ir. La persona que me ha enviado esta carta es ni más ni menos que Asahina-san. Aunque no tengo manera de saber con certeza si esta carta la ha escrito Asahina-san, no tengo la más mínima duda de su origen. Ella parece la clase de persona que utilizaría este método tan indirecto, y la imagen de ella escribiendo dulcemente en una hoja de papel con adornos le queda a la perfección, ¿no? Además, Nagato está siempre en el cuarto del club a la hora de comer. Si algo ocurre, ella se
encargará de todo.
No pienses que soy patético. No soy más que un chico de instituto normal y corriente.
Después de que acabara la cuarta clase y empezara el descanso, me escapé de clase sin siquiera llevarme la comida antes de que Taniguchi empezara a echarme miradas raras, de que Kunikida me propusiera de comer juntos, y de que Haruhi me llevara a secretaria para averiguar a donde había sido trasladara Asakura. Rápidamente me dirigí al cuarto del club.
Todavía estamos en mayo, aunque parece que estemos en verano ya. El sol se encontraba irradiando alegremente energía hacia la Tierra, como si su reactor estuviera haciendo horas extras. A este paso, ¿No acabará Japón convirtiéndose en una sauna natural en cuando llegue el verano? Tengo el elástico de los calzoncillos empapado de sudor solo de caminar.
Me encontré delante del club de literatura antes de que pasaran ni tres minutos.
Supongo que tendré que llamar.
“¡Ah, adelante!”
Era efectivamente la voz de Asahina-san. No hay ninguna duda. Seria incapaz de confundir la voz de otra por la de Asahina-san. Es realmente ella. Aliviado, entré dentro.
Nagato no estaba ahí. Y de hecho, tampoco Asahina-san estaba aquí. Una mujer estaba de pie de espaldas a las ventanas que dan al patio. Una silueta con el pelo largo y con una blusa blanca y una minifalda negra. Tenía puestas las zapatillas para invitados.
Su cara se animó nada más verme entrar y corrió hacia mí para coger mi mano entre las suyas.
“Kyon-kun... cuanto tiempo ha pasado.”
No era Asahina-san. Se parecía a Asahina-san. Tanto que tuve que mirármela bien un par de veces para asegurarme de que no veía cosas raras. En realidad, no se me ocurre quien si no podría ser.
Pero no era Asahina-san. Mi Asahina-san no es tan alta. Su cara no es tan madura. El tamaño de sus pechos no puede haberse incrementado en un treinta por ciento en una sola noche.
La persona que me sonreía mientras sostenía mi mano delante de su pecho debía tener unos veinte años o así. Tiene una presencia diferente a la de Asahina-san, que parece una estudiante de secundaria. Pero incluso así, ella y Asahina san se parecen como dos gotas de agua. En todos los sentidos.
“Uh...”
De golpe me vino una idea.
“¿Eres tú... la hermana de Asahina-san?”
Sus ojos se entrecerraron y sonrió como si le hiciera gracia alguna cosa.
“Fufu, soy yo.” Dijo ella.
“La autentica Mikuru Asahina. Pero yo soy de un futuro más lejano que el de la
otra Mikuru que tú conoces. Te echaba de menos.”
Seguramente debo tener una expresión de idiota en ese momento. Claro, la explicación más aceptable sería que la mujer que tengo delante de mí es Asahina-san de aquí a unos años. Puedo aceptar perfectamente a esta impecable belleza como la futura versión de Asahina-san. Tengo que mencionar además que su estatura y su busto han crecido bastante. No me habría imaginado que llegase a crecer tanto.
“Ah, no me crees, ¿verdad?”
Asahina-san, vestida como una secretaria, dijo con picardía.
“Te lo demostraré.”
De repente empezó a desabrocharse la blusa. Después de desabrocharse el
segundo botón, me mostró todo su amplió escote ante mí.
“Mira. Tengo este lunar en forma de estrella justo aquí, ¿ves? No es falso. ¿Quieres tocarlo para asegurarte?”
Efectivamente, había un lunar destacando fascinantemente en la parte superior izquierda de su pecho izquierdo. Como un punto de referencia entre tanta piel blanca.
“¿Me crees ahora?”
Eso no me dice nada. Yo no sé en que partes del cuerpo tiene lunares Asahina-san. Las únicas veces en las que he podido verle tanta piel han sido cuando se vistió de conejita o cuando accidentalmente la vi cambiándose. Pero en ningún momento tuve suficiente tiempo como para fijarme en estos detalles.
En cuando le informé de esto, la encantadora Asahina-san adulta dijo...
“¿Huh? Pero si fuiste tú el que me dijo que tenía este lunar aquí, Kyon-kun. Hasta entonces yo no me había dado cuenta.”
Inclinó la cabeza dubitativa antes de abrir completamente los ojos como si acabara de darse cuanta de algo. Luego se volvió toda roja.
“Oh, No. Entonces no... Oh. Ya veo. Todavía no ha pasado aún... Uwah, ¿Qué es lo que he hecho?”
Asahina-san se llevó las manos a las mejillas y meneó la cabeza, su blusa aún seguía parcialmente desabrochada.
“He cometido un tremendo error... ¡Lo siento! ¡Por favor, olvida lo que te he dicho!”
Es un poco tarde para eso. De todos modos, ¿puedes abrocharte ya la blusa? Ya ni sé a donde mirar.
“Lo entiendo. Te creeré por el momento. Ahora mismo soy capaz de creerme cualquier cosa.”
“¿Huh?”
“No, nada. Solo hablaba para mi.”
Esta Asahina-san de edad indefinida, con las manos aún sobre sus mejillas sonrojadas, finalmente se dio cuenta de cómo mis ojos no podían evitar fijarse en su escote, y rápidamente se abrochó la blusa. Luego levantó la cabeza y carraspeó.
“¿Te crees ahora que he venido a este plano temporal desde el futuro?”
“Por supuesto. Espera. ¿Significa esto que ahora hay dos Asahinas justo en este momento?”
“Sí. La del pasado... pasado desde mi punto de vista, está ahora mismo comiendo con sus compañeras de clase.”
“¿Sabe esa Asahina-san que tú estas aquí?”
“No. Yo no lo sabía en ese momento. Después de todo, ella es mi pasado.”
Tiene sentido.
“Tenía que decirte una cosa, así que me inventé una excusa para que me permitieran poder volver a esta época. También le pedí a Nagato que nos dejara solos.”
Si Nagato estuviera por aquí, ni siquiera habría pestañeado al ver a esta Asahina-san.
“¿...Qué sabes sobre Nagato?”
“Lo siento. Eso es información clasificada. Ah, hacía mucho que no decía esto.”
“Yo lo oí hace solo unos días.”
“Es verdad,” dijo Asahina-san mientras se daba un golpecito en la cabeza al tiempo que sacaba la lengua. Ahora sí que parece realmente Asahina-san.
Pero al momento su cara se volvió toda seria.
“No puedo quedarme en esta época por mucho más. Así que seré breve.”
Di lo que te tengas que decir.
“¿Te acuerdas de Blanca Nieves?”
Miré a Asahina-san que tenia aproximadamente la misma estatura que yo. Sus ojos negros estaban ligeramente húmedos.
“Sí, claro”
“Cuando te encuentres en una situación desesperada, por favor, recuerda estas palabras."
“¿Te refieres al cuento de los siete enanitos, la bruja y la manzana envenenada?”
“Sí. Recuerda la historia de la Blanca Nieves.”
“Justo ayer me encontré en una situación desesperada.”
“No es eso a lo que me refiero. Esto ocurrirá... veamos. No puedo contarte muchos detalles, pero Suzumiya-san estará contigo cuando pase.”
¿Haruhi? ¿Y yo? ¿Metidos en alguna situación chunga? ¿Cuando? ¿Dónde?
“...Suzumiya-san puede que no encuentre nada de malo en esa situación... pero para ti y para el resto de nosotros, será un autentico problema.”
“Supongo que no podrás darme ningún detalle más, ¿me equivoco?”
“Lo siento. Aún así, intenta pensar en esto como una pista. Es todo lo que puedo hacer.”
La Asahina-san adulta parecía estar al borde de las lágrimas. Sí, realmente es Asahina-san.
“¿Y la pista es Blanca Nieves?”
“Sí.”
“Lo recordaré.”
En cuando acepté. Asahina-san dijo que aún le quedaba algo de tiempo y se dedicó a repasar con la mirada toda la habitación. Luego acarició cariñosamente el traje de sirvienta que estaba colgado en el perchero con la mano.
“No me puedo creer que fuera capaz de ponerme esto. Ahora no creo que sea capaz de hacerlo.”
“Pues ahora mismo parece que vayas disfrazada de secretaria.”
“Fufu, no puedo ponerme un uniforme, así que traté de vestirme como una profesora.”
Hay gente que siempre se ve estupenda sin importar lo que lleve puesto. Por preguntar no se pierde nada.
“¿Qué otros vestidos te hizo llevar Haruhi?”
“Eso es secreto. Me da vergüenza. Además, ya lo iras descubriendo.”
Asahina-san se me acercó, no sé por que sus ojos estaban húmedos y sus mejillas seguían sonrojadas
“Tengo que irme ya.”
Asahina-san continuó mirándome a la cara, como si tuviera algo más que decirme. Sus labios estaban entreabiertos como si buscara alguna cosa. Justo cuando empecé a preguntarme si debía besarla y me disponía a abrazarla se alejó de mí. Luego se giró de golpe.
“Una ultima cosa. No te acerques demasiado a mí.”
Sonaba como el suspiro de un grillo.
Mientras Asahina-san corría hacia la puerta, yo dije.
“¡Por favor, dime una ultima cosa!”
Asahina-san se detuvo justo cuando estaba apunto de abrir la puerta, su espalda seguía frente a mi.
“Asahina-san, ¿Cuántos años tienes ahora?”
Asahina-san se giró hacia mí, moviendo suavemente su pelo. Su sonrisa era tan radiante que cualquier persona habría caído enamorado.
“Eso es información clasificada.”
La puerta se cerró. Seguramente no tenga sentido ir tras ella.
Heh, no me esperaba que Asahina-san se volviera tan guapa. Luego recordé las primeras palabras que dijo. “Cuanto tiempo ha pasado.” Estas palabras solo pueden significar una cosa. Y eso es que Asahina-san no me ha visto durante mucho tiempo.
“Ya veo. Es lógico.”
Asahina-san, proviniendo del fututo, tendrá que volver a su época original tarde o temprano. Luego pasaran unos cuantos años antes de que vuelva a verme. Y eso es lo que acaba de pasar.
Me pregunto cuanto tiempo habrá pasado para ella. A juzgar por su apariencia, podría decir cinco años... no, ¿tres años? Las chicas acostumbran a cambiar mucho en cuando terminan el bachillerato. Pensaba en mi prima, una cerebrito que no destacaba demasiado. Pero en cuando entró en la universidad, se metarmofoseó de crisálida a mariposa. Aunque pensándolo bien, tampoco conozco la edad de la Asahina-san de ahora. Aunque estoy bastante convencido de que no son en verdad diecisiete años.
Estoy hambriento. Creo que será mejor volver a clase.
“...”
Nagato entró en el cuarto con su habitual expresión de como si estuviera en crioestasis. Pero no llevaba gafas. Con la ausencia de esa barrera de cristal, sus ojos me miraron directamente.
“Buenas. ¿No has visto a alguien que se parecía a Asahina-san saliendo de aquí?”
Solo estaba bromeando cuando lo dije, pero Nagato respondió.
“La variante temporal de Mikuru Asahina. La he visto esta mañana.”
Sin hacer absolutamente ningún ruido, Nagato se sentó en una silla metálica y abrió su libro.
“Ella ya no esta aquí. Ha abandonado este plano temporal.”
“¿Tú también puedes viajar por el tiempo? ¿Y esa entidad no sé que de la información también?”
“No puedo. Pero viajar por el tiempo no es especialmente complicado. Los humanos de esta época simplemente desconocen el proceso. El tiempo es similar al espacio. Viajar por él es algo trivial.”
“Entonces tú podrías explicarme como hacerlo.”
“Las palabras no son suficientes para trasmitir el concepto, así que no llegarías a comprenderlo.”
“Ah, ¿en serio?”
“En serio.”
“Pues creo que ya está todo aclarado.”
“Todo aclarado.”
Me siento como si estuviera intentando inútilmente hablar con el eco. Me dispuse de nuevo a dirigirme a clase. Creo que aun tengo tiempo para comer.
“Nagato, gracias por lo de ayer.”
Su antinatural rostro cambió solo un poco.
“No es necesario que me lo agradezcas. El comportamiento anormal de Ryoko Asakura fue mi responsabilidad. Mi ineptitud.”
Algunos mechones de pelo se menearon ligeramente.
¿Acaba de agachar la cabeza?
“Realmente estas mejor sin gafas.”
No hubo respuesta.
Corrí de vuelta a clase donde me esperaba mi caja del almuerzo, supongo que aún me dará tiempo si como a súper alta velocidad y me dejo los postres. Pero sólo corrí hacia ese obstáculo llamado Haruhi que estaba en la entrada de la clase y que me obligó a perderme mi almuerzo. Debe ser el destino. Ya me había resignado ante cualquier cosa que me pasara.
Al parecer, Haruhi había estado esperándome en el pasillo. Sonaba enfadada.
“¿¡A donde has ido!? ¡No he comido aún porque pensaba que volverías enseguida!”
¿Puedes repetirlo otra vez? , pero diciéndolo en plan amigo de la infancia que pretender hacerse el enfadado para ocultar la vergüenza que siente.
“Deja de hablar como un idiota. ¡Ven conmigo!”
Haruhi utilizó alguna técnica de judo para agarrar firmemente mi brazo entre los suyos, y así fui arrastrado hasta una escalera poco iluminada.
Y sigo teniendo hambre.
“Le he preguntado a Okabe en secretaria hace un momento. Nadie sabía nada del traslado de Asakura hasta esta mañana. A primera hora de la mañana llamó una persona afirmando ser el padre de Asakura y dijo que tenía que mudarse de repente. ¿Y sabes a donde? A Canadá, a Canadá. ¿Tiene sentido eso? ¡Parece tan falso!”
“Vaya, ¿en serio?”
“Luego pregunté por alguna dirección de contacto en Canadá. Les dije que quería seguir en contacto.”
Nunca has mantenido ni una conversación con ella.
“¿Y sabes que me dijeron? Que ni siquiera tienen esa información. Normalmente tú dejarías tu nueva dirección de contacto, ¿no? ¡Aquí pasa algo muy raro!”
“¿Y si digo que no?”
“Como ya estaba ahí, pregunté por la antigua dirección de Asakura. Iremos a comprobarlo después de clase. Puede que descubramos algo.”
Como de costumbre, no escuchaba a nadie.
Bueno, no voy a molestarme en intentar detenerla. Es ella quien pierde su tiempo con esto, no yo.
“¡Y tú vas a venir conmigo!”
“¿Por qué?”
Haruhi levanto los hombros, cogió aire como un monstruo apunto de escupir fuego, y gritó lo suficiente alto para que seguramente todo el pasillo se enterada.
“¿¡Y tú te consideras miembro de la Brigada SOS!?”
De acuerdo con la proclamación de Haruhi, yo me retiré con el rabo entre las piernas. Volví al cuarto del club para decirle a Nagato que ni Haruhi ni yo pasaríamos por aquí hoy. Para así hacerles saber a Asahina-san y a Koizumi que eran libres de irse después de clases. Pero si únicamente le dejaba el mensaje a la silenciosa extraterrestre, podría acabar como en el juego del teléfono, así que cogí uno de los folletos que sobraron y escribí en la parte de atrás “Brigada SOS, hoy no hay actividades. Haruhi.” Y lo pegué delante de la puerta con una chincheta.
Me trae sin cuidado lo que haga Koizumi, pero al menos quiero evitarle a Asahina-san el inconveniente de vestirse de sirvienta.
Y como resultado, oí la campana anunciando el comienzo de la quinta clase con mi estomago completamente vacío. Tendré que esperar al próximo descanso para comer.
Regresar a casa acompañado de una chica es algo bastante habitual en las series ambientadas en la vida escolar, y mentiría si dijera que nunca he deseado disfrutar de esa experiencia. Y ahora me encuentro realizando ese sueño. ¿Me pregunto como es qué no siento ni pizca de felicidad?
“¿Has dicho algo?”
Esa era Haruhi, caminando a grandes zancadas con una nota en la mano.
Imagino que en realidad quería decir “¿Tienes algún problema?” con esa frase.
“No, nada.”
Rápidamente bajamos por la colina y seguimos las vías del tren. Caminamos un poco más hacia delante y llegamos a la estación del parque de Kouyou.
Estaba pensando en lo cerca que estábamos del apartamento de Nagato, cuando Haruhi cada vez más se dirigía en esa misma dirección hasta parar frente a un reciente bloque de apartamentos bastante familiar.
“Parece que vivía en el piso 505 de este edificio.”
“Ya veo.”
“¿Qué ves?”
“No nada. ¿De todos modos, como piensas entrar? La entrada principal está cerrada.”
Le señalé el panel numérico al lado del interfono.
“Tienes que introducir un numero para que la puerta se abra ¿Sabes tú el código?”
“No. Será una dura batalla.”
¿Contra quien? Ah, olvídalo. No tuvimos que esperar demasiado. Una señora que parece que salía a hacer unas comprar salió del edificio atravesando las puertas. Nos dirigió una mirada de repelús a los dos y siguió su camino. Antes de que las puertas llegaran a cerrarse, Haruhi metió la punta del pie en medio y evito que se cerraran.
Seguro que no se lleva el premio al criminal más inteligente.
“Date prisa.”
Después de ser arrastrado dentro, nos encontramos en medio del vestíbulo.
Fuimos entonces al ascensor, que resultó estar en el primer piso. La costumbre habitual en los ascensores es la de permanecer en silencio mirando al panel numérico.
“Sobre Asakura.”
Parece que a Haruhi le importan un huevo las costumbres habituales.
“Hay otro misterio más. Al parecer, no ingresó en el Instituto del norte proviniendo de ninguna de las escuelas de secundaria de la ciudad.”
Sí, supongo.
“He realizado algunas investigaciones y descubrí que ella provino de una de las escuelas de las afueras. Definitivamente pasa algo raro aquí. No es como si este instituto fuera una escuela de prestigio como para venir expresamente a matricularse aquí. Sólo es el típico instituto de prefactura. ¿Por qué se tomó la molestia de venir hasta aquí?”
“No lo sé.”
“Pero su residencia está muy cerca de la escuela. Y es un bloque de apartamento de lujo, no cualquier piso de alquiler. Y bien situado además. Debe ser carísimo. ¿Ha preferido pasar del instituto de su localidad para venir a aquí?”
“Te he dicho que no lo sé”
“Creo que debemos averiguar cuando Asakura empezó a vivir aquí.”
Llegamos al quinto piso y nos paramos frente a la puerta 505 durante un momento, sólo mirando la puerta, sin decir nada. Debería de haber una placa en algún sitió, pero ahora ya no estaba, un mudo indicador de que ahora el apartamento estaba vacío. Haruhi forcejeó con el pomo de la puerta, pero obviamente, esta no se abrió.
“Vamos a ver en la portería.”
“No creo que te dejen la llave.”
“No es por eso. Voy a preguntarle a ver si sabe desde cuando Asakura vivía aquí.”
“Por que no lo dejas correr y nos vamos a casa. Saber eso no nos servirá para nada.”
“No.”
Bajamos de nuevo en el ascensor hasta el primer piso y nos dirigimos a la portería, al lado de la entrada. No había nadie al otro lado de la puerta de cristal, pero poco después de tocar el timbre, un pequeño y viejo hombre con mechones de pelo blanco se acercó lentamente.
Antes de que el abuelo pudiera decir nada.
“Somos amigos de uno de los residentes, Ryoko Asakura-san. Ella se ha trasladado de improviso, y no sabemos como contactar con ella. ¿Usted sabe a donde se ha trasladado? ¿Y me preguntaba si usted podría decirme desde cuando vivía aquí Asakura-san?”
Me quedé bastante perplejo al ver como Haruhi podía hablar como una persona normal mientras el conserje, que parecía estar medio sordo, no paraba de decir “¿eh? ¿eh?” todo el rato. Al final, Haruhi consiguió descubrir que el conserje estaba igualmente sorprendido por el repentino traslado (“me quedé muy sorprendido cuando encontré el apartamento vacío ya que no había visto ha nadie llevando paquetes”), y que Asakura vino a aquí hace tres años (“todavía recuerdo como esa encantadora jovencita nos regalo una caja de dulces tradicionales”) y que ni siquiera necesitó pedir un crédito, al contrario, lo pagó todo directamente en efectivo (“supuse que debía ser bastante rica”).
Deberías dedicarte a hacer de detective.
Parecía como si el viejo estuviera disfrutando de poder estar hablando con una jovencita así...
“Es verdad. Vi a la señorita varias veces, pero no recuerdo haber visto nunca a sus padres...“
“Ah sí, se llamaba Ryoko-san. Era una chica muy elegante y amable“
“Podría al menos haberse despedido. Es un lastima. Aunque, tú también eres una muchachita muy hermosa“
Parece que el viejo se estaba quedando sin cosas que contar. Haruhi debió determinar que este anciano ya no tenía ninguna otra información que ofrecer.
“Muchas gracias por su ayuda.”
Luego realizo una reverencia ejemplar antes de hacerme una seña con la mano. No hacia falta. Ya estaba siguiéndola fuera del edificio.
“Muchacho. Esta jovencita seguro que se convertirá en una hermosísima mujer. No la dejes escapar“
Realmente no necesitaba oír esa última frase del viejo. Seguro que Haruhi también lo llego a escuchar. Nerviosamente esperaba la reacción de Haruhi, pero siguió caminando sin decir una palabra. Decidí seguirla sin decir tampoco nada. Unos cuantos pasos después de salir, nos encontramos con Nagato, que llevaba unas bolsas de plástico de algún supermercado y su cartera.
Normalmente ella se queda en el cuarto del club hasta que cierran la escuela, pero si ahora está aquí, es que debe de haber salido poco después de que lo hiciéramos nosotros.
“¿Oh? ¿Tú también vives aquí Nagato? Que coincidencia.”
Nagato asintió con su pálido semblante. Es obvio que no es una coincidencia.
“¿Entonces tú has oído algo sobre Asakura?”
Negó con la cabeza.
“Ya veo. Si te enteras de algo sobre Asakura, házmelo saber, ¿de acuerdo?”
Afirmó con la cabeza.
Mientras observaba el interior de la bolsa de plástico, llena de latas de conserva y de varios alimentos de primera necesidad cotidianos, me vino a la mente el pensamiento,’ oh, pero si hasta come y todo.’
“¿Qué les ha pasado a tus gafas?”
Nagato se quedo mirándome sin responder a la pregunta. Deja de incomodarme. Parece que de todos modos Haruhi tampoco esperaba una respuesta. Se encogió de hombros y siguió caminando sin volver la vista atrás.
Yo me despedí de Nagato con la mano. Cuando me crucé con ella, al pasar por su lado ella murmuró algo muy suavemente, solo llegué a oír.
“Ten cuidado.”
¿Qué tenga cuidado de qué esta vez? Me giré para preguntárselo, pero Nagato ya había desaparecido tras las puertas de cristal.
Iba dos o tres paso por detrás de Haruhi mientras caminábamos siguiendo las vías de tren sin ninguna destino en concreto. Iba alejándome y alejándome de casa por momentos. Intenté preguntarle a Haruhi a donde se dirigía.
“No importa.”
Esa fue la respuesta. Seguí mirándole la parte de atrás de la cabeza.
“¿Puedo irme a casa ya?”
Se paró tan de repente que casi se cae hacia adelante. Se giró hacia mí con la cara pálida y vacía de toda emoción, igual que Nagato.
“Dime, ¿te has dado cuenta ya de cual insignificante es tu existencia en este planeta?”
¿De que estás hablando?
“Yo ya lo he hecho. Y es algo que nunca olvidaré.”
Nos quedamos de pie en mitad de la acera de una pequeña calle, al lado de las vías de tren. Haruhi empezó a hablar.
“En primaria, cuando estaba en sexto curso, fuimos toda la familia a ver un partido de béisbol en el estadio. No tenía ningún interés particular en el béisbol, pero quedé impresionada en cuando llegamos ahí. Estaba lleno de gente por todos lados. Los que estaban al otro lado del estadio, parecían como diminutos granos de arroz. Creía que toda la gente de Japón había venido a ese estadio, Así que le pregunté a mi padre, ¿Cuanta gente hay en este estadio? Me contesto que en un partido en el que se vendieran todas las entradas supondría que habría unas cincuenta mil personas.
Después del partido, el camino hacia la estación estaba inundado de gente. La visión me impresionó. Tanta gente a mi alrededor, pero aun así sólo era una fracción de la gente que había en Japón. Cuando llegué a casa, cogí una calculadora e hice unas cuentas. En clase de ciencias sociales nos dijeron que la población de Japón era de algo más de cien millones. Dividido por cincuenta mil te da sólo dos milésimas partes. Me quedé impresionada de nuevo. No solo era una pequeña gota en ese mar de gente del estadio, sino que ese mar de gente no era más que una cucharada en el océano.
Siempre me había considerado a mi misma como una persona especial hasta ese momento.
Siempre me lo pasaba bien con mi familia, y además de eso, creía que en mi clase había la gente más interesante del mundo. Pero fue entonces cuando me di cuenta de que eso no era así. Las cosas que ocurrían en la que yo consideraba que era la clase mas divertida del mundo podían verse en cualquier otra escuela de Japón. Cualquier otro la encontraría como una clase normal. Cuando me di cuenta de eso, todo lo que estaba a mí alrededor empezó a perder brillo. Cepillarme los dientes e irme a dormir. Levantarme y desayunar por la mañana. Había gente haciendo eso por todas partes.
Cuando me di cuenta de que todo el mundo hacía esas cosas como algo rutinario, todo empezó a parecerme aburrirlo.
Pero si había tantísima gente en el mundo, entonces debía haber alguien que estuviera viviendo una vida interesante, lejos de lo ordinario. Estaba segura de eso. ¿Por qué no podía ser yo esa persona? Eso es todo en lo que podía pensar hasta que me gradué de primaria. Y mientras tanto, me di cuenta de otra cosa. No pasará nada interesante si te quedas sentado a esperar. Así que me propuse cambiarme a mi misma al ingresar en secundaria. Hacer saber al mundo que no era una chica que se conformaba con sentarse a esperar. Y me llevé a mi misma a seguir ese ideal. Pero al final nunca pasó nada. Antes de que me diera cuenta, ya estaba en el instituto. Creí que al menos algo habría cambiado.”
Haruhi dijo todo eso de golpe, como si participara en un concurso de discursos. Cuando terminó, se quedó mirando al cielo.
Parecía como si se arrepintiera de haber contado todo eso.
Un tren pasó por la vía. El ruido del traqueteo de los vagones me dio tiempo para pensar en si debía soltar un comentario chistoso o dejar ir una anécdota filosófica para romper el silencio.
Con la mirada perdida vi como el tren desaparecía en la distancia, dejando tras de si
un efecto Doppler.
“Ya veo.”
Mi incapacidad para decir algo más me puso algo melancólico. Haruhi se acarició el pelo que había sido removido por el viento que provocó el tren.
“Me voy a casa.”
Dijo, y empezó a deshacer el camino que seguimos para llegar aquí. Para mí, el camino más rápido para volver a casa era ese, pero tenia la sensación de que la espalda de Haruhi gritaba en silencio,” ¡No me sigas!” Así que hasta que no perdí a Haruhi de vista me quede ahí de pie.
¿Pero qué estoy haciendo?
Cuando llegué a casa, me encontré a Koizumi esperándome fuera.
“Hola.”
La manera como sonreía como si fuéramos amigos de hace diez años quedaba realmente falsa. Entre el uniforme y la cartera, parecía una persona que estaba de camino de la escuela a casa. Me saludó familiarmente.
“Quería cumplir la promesa que te hice. He estado esperando a que volvieras. Has llegado antes de lo esperado.”
“Suena como si supieras de donde vengo.”
Koizumi tenia una de esas ‘sonrisas gratis’ metida en la cara.
“¿Puedo robarte un poco de tu tiempo? Hay un sitio al que quiero llevarte.”
“¿Tiene que ver con Suzumiya?”
“Tiene que ver con Suzumiya.”
Abrí la puerta de casa y dejé la cartera en la entrada. Vi a mi hermana que pasaba por ahí, así que le hice saber que vendría tarde. Luego volví a fuera, con Koizumi, y unos minutos más tarde, iba de pasajero en un taxi.
Koizumi detuvo a un taxi increíblemente oportuno que pasaba por ahí. El friki y yo entramos, y luego nos dirigimos al este por la autopista. El destino que Koizumi menciono era una gran ciudad de las afueras de la prefactura. Seguro que habría salido mucho más barato ir en tren, pero bueno, él es quien paga.
“Por cierto, ¿A que promesa te referías?”
“Querías una prueba de mis poderes, ¿verdad? Ahora tenia una oportunidad para demostrártelo, así que pensé que a lo mejor querías acompañarme.”
“¿Es necesario tener que ir hasta tan lejos?”
“Sí. Solo puedo demostrarte mis poderes sobrenaturales en ciertas zonas, bajo ciertas condiciones. El sitio a donde nos dirigimos cumple esas condiciones.“
“¿Sigues creyendo que Haruhi es Dios o lo que sea?”
Koizumi, que se sentaba en la parte de atrás conmigo, se volvió hacia mi.
“¿Conoces cual es el principio antrópico?”
“Nunca he oído hablar de eso”
Koizumi dejo ir una risita entre dientes antes de seguir hablando.
“La versión resumida sería algo así. ‘Si para los humanos algo resulta ser cierto, como nosotros existimos, entonces ese algo resultará ser cierto porque nosotros existimos.” Esa es la teoría.”
Ni idea de que me estas hablando.
“Yo observo, por lo tanto el universo existe porque soy capaz de verlo. Básicamente, los humanos, las formas de vida inteligente de este planeta, descubrieron las leyes y constantes físicas, y gracias a esos descubrimientos se dieron cuenta por primera vez de la existencia de un universo regido bajo esas leyes. Pero por contra, si los humanos no hubiésemos evolucionado hasta este nivel, al contemplar el universo, como nadie habría sido capaz de realizar esos descubrimientos, no habríamos sido capaces de observar la autentica naturaleza del universo. En otras palabras, no importaría si el universo existiese o no. La existencia de los humanos permite la existencia del universo. Este seria el razonamiento des de el punto de vista de los humanos.”
“Eso es ridículo. No importa si nosotros estamos aquí o no. El universo seguirá siendo el universo.”
“Precisamente. Es por eso que el principio antrópico no puede considerarse científico. No es más que una teoría especulativa. Sin embargo, tiene algunas connotaciones que pueden ser útiles para entender nuestro caso en particular.”
El taxi se paró ante una señal de tráfico. El conductor no apartaba la vista de la carretera. No parecía darle importancia a nuestra conversación...
“¿Por qué parece que el universo fue creado acorde a las necesidades de los humanos?
Si hubiera un pequeño incremento o decremento de la constante gravitacional, el universo quizás no hubiera sido capaz de crear un planeta como este. Y lo mismo con la constante de Plank, o con la cantidad de masa de las partículas. Existen en esta realidad con unos valores muy adecuados para la vida humana. En consecuencia, este universo es como es, y la humanidad es como es. ¿No lo encuentras curioso?”
Me empieza a picar el culo. Parece como uno de esos charlatanes de esas nuevas religiones pseudo-científicas.
“No te preocupes. No creo que un dios omnisciente y omnipotente creara los humanos. Tampoco mis compañeros. Sin embargo tenemos nuestras sospechas.”
¿Sobre que?
“A lo mejor no somos más que payasos haciendo equilibrios en el borde de un precipicio.”
Seguramente que ahora mismo debo tener una cara de lo más curiosa. Koizumi rió como un pollo con asma.
“Era broma.”
“No estoy entendiendo ni una sola palabra de lo que estás diciendo.”
Lo solté sin miramientos. No tengo tiempo que perder con historietas tan poco divertidas como estas. Déjame bajar aquí, o haz que el coche de media vuelta. Mejor lo segundo.
“Solo he sacado lo del principio antrópico como analogía. Todavía no he hablado de Suzumiya-san aún.”
Entonces cuéntamelo. ¿Por qué a ti, a Nagato y Asahina-san os gusta tanto Haruhi?
“Creo que es un persona encantadora. Pero a parte de eso. ¿No te acuerdas? Ya te dije una vez que el mundo podría haber sido creado por Suzumiya-san.”
Me da mal rollo recordar ahora, pero creo que sí que lo comentó.
“Ella tiene la habilidad de realizas sus deseaos.”
No hagas esa clase de afirmaciones con esta cara tan seria.
“No tengo otro remedio que realizar semejante afirmación. Las cosas se desarrollan según los deseos de Suzumiya.”
Como si eso fuera posible.
“Suzumiya-san creé en la existencia de los aliens. Ella deseó que así fuese. Por eso Yuki Nagato está aquí. De forma similar, ella deseó que los viajeros del tiempo existieran. Y por eso Mikuru Asahina está aquí. Y yo también estoy aquí por la única razón de que Suzumiya-san deseó que así fuera.”
“Como ya he dicho. ¿Cómo puede saberlo?”
“Eso ocurrió hace tres años atrás”
Y dale con lo de tres años atrás. Estoy harto de eso ya.
“Un día. De golpe fui consciente de que poseía ciertos poderes. Por alguna razón, yo sabía como usar ese poder. Otras personas con los mismos poderes experimentaron algo similar. Y más aún, también sabíamos que Haruhi Suzumiya era la causa. No puedo explicar por que. Simplemente acabamos poseyendo ese conocimiento.”
“Supongamos que te concedo el beneficio de la duda. Sigo sin poder ver como Haruhi puede hacer todo esto.”
“Es comprensible. A nosotros también nos costó creernos a nosotros mismos. ¿Como puede una simple chica transformar el mundo, no, tal vez incluso crear el mundo? ¿Y esa chica resulta que encuentra este mundo un sitio aburrido? Resulta una situación muy difícil de mantener.”
“¿Por qué?”
“¿No te lo dije? Si es capaz de crear este mundo según su voluntad, puede también deshacer el mundo que nosotros conocemos y crear su deseado mundo a partir de la nada. Eso seria literalmente el fin del mundo. Por supuesto, no tendríamos manera de saberlo si pasara. El mundo que nosotros consideramos único podría no ser más que el último de una larga iteración de renacimientos.”
Al igual me creo eso. En cambio dije otra cosa en voz alta.
“Entonces revela tu autentica identidad a Haruhi. Si descubriese que la gente con poderes existe realmente, se volvería eufórica. Y podría dejar de pensar en cambiar el mundo.”
“Eso podría ser otro problema. Si Suzumiya-san creyese que la existencia de los poderes paranormales es algo de sentido común, el mundo podría terminarse de otra manera. Las leyes de la física dejarían de cumplirse. Incluyendo la ley de la conservación de la materia y la segunda ley de la termodinámica. El universo entero se sumiría en el caos.”
“Hay algo que sigo sin pillar.” Dije.
“Dijiste que Haruhi deseaba aliens, viajeros del tiempo, y gente con poderes, y que por eso tú, Nagato y Asahina-san estáis aquí.”
“Correcto.”
“¿Entonces por qué Haruhi no se ha dado cuenta todavía? Tu gente lo sabe. Incluso yo lo sé. ¿No resulta algo bastante extraño?”
“¿Crees que es algo contradictorio? La contradicción se encuentra dentro del corazón de Haruhi.”
En cristiano.
“Para ser precisos, sus deseos de que los aliens, viajeros del tiempo y gente con poderes existan entran en conflicto con su sentido común, que le dice que no pueden existir. Puede que sea excéntrica en su conducta y a la hora de hablar, pero sigue siendo una persona normal con una mente racional.
Después del estallido de energía que liberó en secundaria, se ha ido calmando substancialmente los últimos meses. Hubiera preferido que ella siguiera así de tranquila, pero en cuanto llegó a esta escuela, apareció una nueva tormenta.”
“¿A que te refieres?
“Es culpa tuya.”
En sus labios se dibujo una sonrisa.
“Si no le hubieras dado a Suzumiya-san esa extraña idea, nosotros seguramente podríamos haber seguido observándola desde lejos.”
“¿Y qué es lo que hice YO?”
“Tú fuiste quien le dio la idea de montar su propio club. Tu conversación con ella le proporcionó la inspiración para crear un club compuesto por extraños individuos. La responsabilidad es tuya. Y como resultado, miembros de cada uno de las tres fuerzas interesadas en Haruhi fueron congregados en este grupo.”
“Eso es una acusación falsa.”
Esa era mi lamentable defensa. Koizumi se rió.
“Bueno, esa no es la única razón.”
Y con eso, dejó de hablar. Antes de que pudiera decirle que continuara. El conductor dijo.
“Ya hemos llegado.”
El coche se detuvo y se abrieron las puertas. Koizumi y yo nos mezclamos con la multitud de gente. El taxi se alejó sin cobrar por la carrera, pero tampoco me sorprendió.
Si alguien que viviese en esta región dijera que se va de compras, seguramente estaría refiriéndose en venir a aquí. La típica ciudad local como tantas otras que se puede encontrar en Japón, con grandes almacenes y bloques de viviendas alineados por todas partes alrededor de una importante estación de tren. El sol poniente iluminaba a los transeúntes apelotonados ante el paso de peatones. En cuando el semáforo se puso verde, una avalancha de gente tan grande que hacia que te preguntaras de donde había salido tanta gente, empezó a avanzar. Nosotros dos nos quedamos apartados en uno de los extremos del paso de peatones y luego no metimos dentro de la marea de
gente.
“Puede que sea un poco tarde para decírtelo después de llegar hasta tan lejos.”
Mientras caminábamos lentamente por el paso de peatones, Koizumi empezó a hablar sin apartar la vista del frente.
“Pero todavía puedes dar marcha a tras.”
“Un poco tarde, sí.”
Koizumi, andando a mi lado, me cogió de la mano. ¿Pero que estás haciendo? Me estas poniendo de los nervios.
“Lo siento, ¿pero puedes cerrar los ojos por un momento? Sólo será un momento. Un par de segundos.”
Esquivé a un tipo muy trajeado con pinta de hombre de negocios que casi me arrolla. La señal del semáforo empezó a parpadear. De acuerdo. Cerré completamente mis ojos.
El sonido de incontables pasos. El rugir de los motores de los coches. Una murmullo incesante. Un tumulto de ruidos.
Koizumi me guió con la mano. Un paso. Dos pasos. Tres pasos. Stop.
“Es suficiente.”
Abrí los ojos.
El mundo había sido teñido de color gris.
Estaba oscuro. Reflexivamente miré al cielo. El brillo anaranjado del sol no estaba por ningún sitio. El cielo estaba cubierto por oscuros nubarrones. ¿Pero son realmente nubes? Parece más bien como una sola capa que se extendía hasta el infinito. Todo alrededor estaba cubierto por sombras. El cielo gris emitía un débil brillo en ausencia del sol. La única fuente de luz que evitaba a este mundo sumirse en una total oscuridad.
No había nadie.
A parte de mí y de Koizumi, de pie en mitad del paso de peatones, la multitud de gente que estaba cruzando había desaparecido sin dejar rastro. El semáforo seguía parpadeando cada vez más insistentemente hasta volverse rojo. Pero no se movió ni un solo coche. Había tanto silencio que uno se preguntaba si hasta la Tierra había dejado de girar.
“El vació que hay dentro de una falla dimensional. Un lugar separado de nuestro mundo. Una dimensión sellada.”
La voz de Koizumi resonó bastante fuerte a través del silencioso ambiente.
“En medio de este paso de peatones resulta estar la ‘pared’ de esta dimensión sellada. Mira, como esto.”
El brazo estirado de Koizumi se detuvo como si su mano encontrara algún obstáculo. Yo le imité. Sentía como si estuviera tocando el congelado cielo de invierno. Mi mano presionó suavemente una elástica e invisible pared pero encontré una firme resistencia tras penetrar unos diez centímetros.
“Su radio es de aproximadamente cinco kilómetros. No puedes entrar aquí por medios físicos convencionales. Uno de los poderes que poseo es la habilidad para poder entrar en este espacio.”
No había ni una sola luz encendida en ningún de los edificios que salían del suelo como tallos de bambú. Ni tampoco en ninguna de las tiendas del centro comercial. Las únicas luces artificiales eran la del semáforo y las de las tenues farolas de las calles.
“¿Dónde estamos?”
Quizás la pregunta más apropiada habría sido, ¿Qué esta pasando?
Koizumi tranquilamente dijo que me lo explicaría mientras andábamos.
“Los detalles no están muy claros, pero este sería un mundo aparte del que venimos nosotros... al menos, puedes imaginártelo de esta manera. Una falla dimensional brota de donde estábamos hace un rato. Nosotros hemos entrado a través de la fisura resultante. En estos momentos, todo sigue su curso normal en el exterior. Una persona corriente seria incapaz de entrar aquí... o al menos así ha sido siempre.”
Cruzamos la calle. ¿Sabe Koizumi a donde nos dirigimos? Parece muy confiado.
“Imagínate un espacio con forma de bóveda. Pues nosotros estaríamos dentro.”
Entramos en un bloque de pisos. Olvídate de la gente. No había ni una mota de polvo en el ambiente.
“Las dimensiones selladas aparecen de forma completamente arbitraria. Puede aparecer una al día siguiente de que hubiera aparecido otra. O puede pasar meses entre dos apariciones. Solo hay una cosa segura al respeto.”
Subimos por las escaleras. Estaba realmente oscuro. Si no fuera por que veía la sutil silueta de Koizumi andando delante de mí, estaría continuamente tropezando.
“Este espacio se crea en cualquier sitio siempre que el estado anímico de Suzumiya-san se vuelve inestable.”
Salimos al patio del tejado del bloque de pisos de cuatro plantas.
“Yo soy capaz de detectar la creación de estas dimensiones selladas. Al igual que mis colegas. El motivo por el cual sabemos hacerlo es un misterio. Pero sabemos exactamente cuando y donde se crean sin saber por qué. Del mismo modo que sabemos como entrar en ellas. No sería capaz de expresar esa sensación con palabras.”
Puse mis manos sobre la barandilla que había en el borde del tejado y miré al cielo. No había ni una miserable brisa.
“¿Me has traído hasta aquí para enseñarme esto? No es más que un espacio vacío, ¿verdad?”
“No, lo más importante está por llegar aún. No debería tardar demasiado.”
Deja de hacerte el interesante. Pero Koizumi simplemente ignoró la expresión agria de mi cara.
“Mis poderes no se limitan a poder detectar y entrar en estas dimensiones selladas. Se podría decir que los poderes que se nos concedió reflejan la racionalidad de Suzumiya-san. Si este mundo es como una grano que ha salido como consecuencia de su inestable estado, nosotros seriamos la cura que lo eliminaría.”
“Tus metáforas son difíciles de entender.”
“La gente suele decírmelo. En todo caso, me has dejado bastante sorprendido. No has mostrado ni un poco de sorpresa después de presenciar la situación.”
Aún me acordaba de la desaparecida Asakura-san y de la charla con la exuberante Asahina-san. Ya estaba curado de espantos.
Koizumi de repente alzó la vista. Sus ojos se fijaron en algo que había detrás de mi muy a lo lejos.
“Veo que ya ha empezado. Por favor, mira detrás de ti.”
Me di la vuelta.
Podía verlo, erguido en la lejanía entre los rascacielos, un brillante gigante azulado.
Era tan alto como un edificio de treinta plantas. Su cuerpo, esbelto y tosco de color azul cobalto, ¿estaría compuesto de algún tipo de sustancia radiactiva?
Parecía como si su cuerpo estuviera iluminado desde dentro. No tenía una silueta distinguible. Y nada que se pudiera considerar rasgos faciales. Los lugares en donde deberían estar los ojos y la boca eran más oscuros, pero el resto de la cara estaba en blanco.
¿Qué es eso?
El gigante levantó y agitó un brazo antes de bajarlo como un hacha. Partió a un edificio cercano por la mitad al golpearlo con su puño. Escombros de hormigón y vigas de acero cayeron lentamente sobre el asfalto con un ruido atronador.
“Nosotros creemos que se tratan de la manifestación de las frustraciones de Suzumiya-san. Parece que cuando las emociones negativas que se van acumulan en el fondo de su corazón sobrepasan un cierto limite, estos gigantes aparecen y empiezan a destruirlo todo para aliviar así su estrés. Por supuesto, no se puede permitir que aparezcan en nuestro mundo real para hacer de las suyas. Eso seria una catástrofe enorme. Por eso se crea esta dimensión sellada, es aquí donde se lleva a cabo la destrucción indiscriminada. Un método bastante racional, ¿no crees?”
Cada vez que el gigante levantaba un brazo, un edificio se partía y se derrumbaba. El gigante iba avanzando, aplastando lo que quedaba de los edificios. Podía oír el estruendo de las estructuras siendo aplastadas, pero curiosamente, no oía el ruido de las pisadas del gigante.
“Según las leyes de la física, las piernas de ese coloso no deberían de poder soportar el peso de semejante cuerpo. Sin embargo su capacidad para destruir edificios sugiere que tiene masa, pero al parecer aquí no se aplica la lógica. Movilizar un ejercito entero no lo detendría.”
“¿Entonces simplemente lo dejáis que campe a sus anchas?”
“No. Por eso estoy yo aquí. Por favor, observa.”
Koizumi señalo con el dedo al gigante. Yo entrecerré los ojos. Unos cuantos puntitos rojos que antes no se veían, estaban revoloteando alrededor del gigante. Comparado con el gigante azul, que seguro que podría llegara a tocar las nubes con su colosal altura, las diminutas y esféricas luces rojas parecían como alubias. Conté que había cinco de ellos, pero se movían tan rápido que apenas podía seguirlos. Los puntitos rojos, orbitando alrededor del gigante como satélites, parecían como si intentaran barrarle el paso.
“Mis compañeros, al igual que yo, tenemos poderes que Suzumiya-san nos concedió. Cazadores de gigantes.”
Los puntitos de luz roja hábilmente esquivaban las envestidas de los brazos del gigante azul, que seguía impasiblemente destruyendo la ciudad. Luego cambiaban de dirección para atacar el cuerpo del gigante. El cuerpo del gigante parecía hecho como de vapor. Lo atravesaban fácilmente.
Pero el gigante no parecía darle importancia a las esferas rojas volando alrededor de su cara. Ignorando sus ataques levantó un brazo, como si fuera su obligación, y lo dejó caer con un golpe de karate que destruyo un centro comercial.
Incluso cuando todos los brillantes puntos rojos atacaban a la vez, el gigante ni se enteraba. Se movían tan rápido que los puntos rojos parecían rayos láser que atravesaban el cuerpo del gigante. Desde esta distancia, no tenía absolutamente ni idea de cuanto daño debía estar sufriendo. No podía ver ni un solo orificio en su cuerpo.
“Bueno, tengo que unirme a ellos.”
El cuerpo de Koizumi empezó a brillar de color rojo. Es lo que se llamaría un aura de luz visible. El brillante cuerpo de Koizumi acabó siendo engullido por una esfera de luz roja. Lo que tenia ante mi ya no era una persona. Sólo una gran bola de luz.
Esto es ridículo tío.
La esfera de luz empezó a levitar. Sacudí la cabeza a izquierda y derecha unas tres veces mientras pestañeaba. Antes de que desapareciera a tal velocidad que casi ni lo vi. Se fue directo al gigante.
Desde que el punto de luz que representaba a Koizumi se unió al resto, no se quedó quieto ni un momento. Era incapaz de contarlos, pero creo que había casi una docena de ellos. Pero sus valientes ataques contra el cuerpo del gigante no parecieran que tuvieran ningún efecto. O al menos, esa es mi opinión como observador. Pero entonces, una de las esferas rojas se acercó al brazo del gigante, a la altura del codo, y empezó a dar vueltas alrededor.
Y seguido de un ‘whoooosh’, el brazo del gigante fue seccionado por el codo.
El brazo, al no tener ya un dueño, cayó al suelo. En contra de lo que esperaba ver, la luz azul empezó destellar como un mosaico. El brazo empezó a deshacerse y a fundirse como la nieve bajo el sol. Un humo de color azul empezó a emanar del codo seccionado. ¿Eso es la sangre del gigante? Esta escena sin duda pertenece al reino de la fantasía.
Las esferas rojas pasaron de lanzar ataques directos contra el cuerpo a realizar ataques cortantes. Dejaron de revoloteaban alrededor del gigante como pulgas sobre un perro y empezaron a cortar a rebanadas la luz azul. Un seguido de líneas rojas envolvió la cara del gigante antes de que esta se desprendiera. Los hombros también cayeron, dejando el torso con una apariencia extraña. Las partes cortadas se iban convirtiendo en mosaicos antes de desaparecer.
Como el luminoso gigante azul se encontraba en un área despejada, puede observar todo el procedimiento al completo. Cuando el gigante perdió casi la mitad de su cuerpo, se vino abajo. Desintegrándose en un montón de partículas más finas que el polvo. Solo los escombros permanecieron.
Los puntitos rojos revolotearon en círculos sobre la zona durante un rato para asegurarse antes de dispersarse en todas direcciones. Casi todos desaparecieron inmediatamente, pero uno vino volando directo a mí. Aterrizó suavemente en el tejado, y luego la luz fue perdiendo intensidad. Cuando el brillo desapareció, lo que quedó era Koizumi arreglándose el pelo con una sonrisa en su cara.
“Siento haberte hecho esperar.”
Ni siquiera parecía cansado.
“Aún hay una ultima cosa que quiero enseñarte.”
Señalo hacia el cielo. Me preguntaba que otra cosa podría ocurrir ahora mientras miraba al oscuro cielo, hasta que lo vi.
Había como una grieta en el cielo cerca de donde vi al gigante por primera vez.
Era como si un polluelo intentase salir de su cascarón. La grieta empezó a expandirse formando como una telaraña.
“Cuando el gigante azul es derrotado, la dimensión sellada es destruida. Es todo un espectáculo.”
No sé si Koizumi había acabado o no con su explicación, pero para entonces las grietas acabaron cubriendo todo el mundo. Es como si alguien lo hubiera cubierto con una enorme rejilla metálica y luego se la hubiera olvidado. Los espacios entre las grietas cada vez se iban haciendo más pequeños hasta convertirse en manchas negras.
Crash.
No se oyó ningún ruido. Pero pude sentir el ruido de cristales rompiéndose dentro de mi cabeza. Un rayo de luz apareció en el cenit y al instante el círculo empezó a ensancharse. Pensaba que estaba como lloviendo luz, pero no era así. Era más parecido a esos estadios que pueden retraer el techo en cuestión de segundos. Solo que todo el estadio se estaba abriendo, no solo el techo.
Un ruido ensordecedor atravesó mis tímpanos, reflexivamente me cubrí las orejas. Pero solo fue una alucinación creada por el hecho de haber estado tanto tiempo en un mundo completamente en silencio. No era más que el ruido del ambiente de la ciudad en un día normal.
El mundo había recuperado su estado normal.
Las ruinas de los rascacielos, el cielo gris, y los puntitos rojos voladores ya no se podían ver por ninguna parte. Las calles estaban de nuevo cubiertas de gente y coches. El familiar cielo anaranjado de la puesta de sol se podía ver entre los edificios que proyectaban largas sombras en los objetos situados debajo de ellos. Hacía una agradable brisa.
“¿Lo entiendes ahora?”
Preguntó Koizumi una vez ya dentro del taxi que cogimos nada más salir del bloque de pisos con una sincronización increíble. El conductor me resultó familiar.
“No.” Respondí. Estaba convencido.
“Sabia que dirías eso.” Fue la alegre respuesta de Koizumi. “Esos gigantes azules -que nosotros los llamamos ‘Avatares’- como ya he dicho, están relacionados con el estado de ánimo de Suzumiya-san. Al igual que nosotros.
Sólo cuando una dimensión sellada, cuando un ‘Avatar’ es creado, es cuando se manifiestan estos extraños poderes. Y estos poderes solo los puedo usar dentro de la dimensión sellada. Es decir, que ahora mismo no dispongo de ningún poder.”
Me quedé mirando a la nuca del conductor en silencio.
“No se sabe por qué nosotros somos los únicos que tenemos estos poderes, pero se puede suponer que cualquier otra persona habría servido igual. Es como si te tocara la lotería. La probabilidad es extremadamente baja, pero a alguien le tiene que tocar. Y resulta que esa flecha tenia escrita mi nombre.”
“Qué historia tan desafortunada.” Concluyó Koizumi con una sonrisa irónica en la cara. Yo seguía con la boca cerrada. No sabía que decir.
“No podemos dejar que los ‘Avatares’ hagan lo que quieran. Cuanto más se extiende la destrucción causada por los ‘Avatares’, más se expande el área de la dimensión sellada. Esta que acabamos de ver era una de las pequeñas. Si la dejáramos sola, seguiría expandiéndose, y eventualmente cubriría Japón, o incluso el mundo entero. Y al final, esa realidad gris acabaría ocupando el lugar de nuestro mundo.“
Al final dije algo.
“¿Como sabes eso?”
“Como ya he dicho, simplemente acabé poseyendo estos conocimientos. Lo mismo que para los otros en la ‘Agencia’. Un día, de repente, me di cuenta de que poseía esos conocimientos referentes a Suzumiya-san y el efecto que tenia sobre el mundo, al igual que estos poderes. Incluyendo el conocer las consecuencias de dejar una dimensión sellada desatendida. Es algo bastante natural que te esfuerces al máximo una vez conoces cuales son las consecuencias. La verdad es que si no fuera por nuestras intervenciones, el mundo seguro que ya habría sido destruido.”
“Todo un dilema,” Suspiró Koizumi antes de permanecer en silencio.
Luego nos quedamos cada uno mirando por su ventanilla hasta llegar a casa.
El coche al fin se paro y pude bajar.
"Por favor, estate atento a cualquier cambio de humor de Suzumiya-san. Su estado anímico ha seguido estable durante un buen periodo, pero recientemente ha habido muestras de cambio. El trabajo de hoy ha sido el primero desde hace una larga temporada."
Aún si estoy atento, ¿qué iba a conseguir?
“Bueno, no sabría decírtelo. Pero prefiero encargarte esta tarea a ti. Hay gente entre nosotros que aún no tienen las cosas claras.”
Koizumi me dijo todo esto con el cuerpo medió fuera del coche con la puerta abierta. Luego volvió a meter la cabeza hacia dentro antes de que pudiera decirle nada más. La puerta se cerró. Y con cara de bobo, observé como el coche se alejaba como si fuera algún legendario taxi fantasma. Luego entré en casa.
Capítulo 6
El otro asunto que tenia pendiente era otra carta, justo igual que ayer, en mi taquilla de las zapatillas. ¿Pero que pasa aquí? ¿Es que se ha puesto de moda ponerme cartas en la taquilla?
Etiquetas:
La melancolía de Haruhi Suzumiya
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